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La moralidad Objetivista

Naturaleza, Fundamento y Prueba de una Moralidad basada en la Realidad y la Razón.

«Todo lo que es apropiado para la vida de un ser racional es lo bueno; todo lo que la destruye es lo malo».

Sección tomada de La rebelión de Atlas («Atlas Shrugged», 1957)

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«La mente del hombre es su herramienta básica de supervivencia. La vida se le da, la supervivencia no. Su cuerpo se le da, el sustento de éste no. Su mente se le da, el contenido de ésta no. Para permanecer vivo ha de actuar, y antes de poder actuar tiene que conocer la naturaleza y el propósito de su acción. No puede obtener su alimento sin un conocimiento de lo que es alimento y de la manera de obtenerlo. No puede cavar una zanja – o construir un ciclotrón – sin un conocimiento de su objetivo y de los medios de conseguirlo. Para permanecer vivo, tiene que pensar.

«Pero pensar es un acto de elección. La clave de lo que tan frívolamente llamáis la «naturaleza humana», el secreto a voces con el que vivís pero que teméis nombrar, es el hecho que el hombre es un ser de consciencia volitiva. La razón no funciona automáticamente; pensar no es un proceso mecánico; las conexiones de lógica no se hacen por instinto. La función de tu estómago, tus pulmones o tu corazón es automática, la función de tu mente no lo es. En cualquier hora y circunstancia de tu vida eres libre de pensar o de evadir ese esfuerzo. Pero no eres libre de escapar de tu naturaleza, del hecho que la razón es tu medio de supervivencia – así que para ti, que eres un ser humano, la cuestión «ser o no ser» es la cuestión «pensar o no pensar».

«Un ser de consciencia volitiva no posee un curso automático de conducta. Necesita un código de valores que guíe sus acciones. «Valor» es lo que uno actúa para obtener y/o conservar, «virtud» es la acción por la cual uno lo obtiene y lo conserva. «Valor» presupone una respuesta a la pregunta: ¿de valor para quién y para qué? «Valor» presupone un criterio, un objetivo y la necesidad de acción frente a una alternativa. Donde no hay alternativas no hay valores posibles.

«Sólo hay una alternativa fundamental en el universo: la existencia o la no-existencia – y tiene que ver con una única clase de entidades: con los organismos vivos. La existencia de la materia inanimada es incondicional, la existencia de la vida no lo es: depende de un curso específico de acción. La materia es indestructible, cambia sus formas pero no puede cesar de existir. Sólo un organismo vivo enfrenta una constante alternativa: la cuestión de la vida o la muerte. La vida es un proceso de acción auto-sustentada y auto-generada. Si un organismo fracasa en esa acción, muere; sus elementos químicos perduran, pero su vida abandona la existencia. Sólo el concepto de «Vida» hace posible el concepto de «Valor». Sólo para una entidad viva pueden las cosas ser buenas o malas.

«Una planta ha de alimentarse para poder vivir; la luz del sol, el agua, los elementos químicos que necesita son los valores que su naturaleza ha establecido para que los alcance; su vida es la norma, el criterio de valor rigiendo sus acciones. Pero una planta no tiene opción en cuanto a esa acción; hay alternativas en las condiciones que encuentra pero no hay alternativa en su función: actúa automáticamente para prolongar su vida, no puede actuar en su propia destrucción.

«Un animal está equipado para sustentar su vida; sus sentidos le proporcionan un código automático de acción, un conocimiento automático de lo que es bueno o malo para él. No tiene el poder de extender su conocimiento ni de evadirlo. En circunstancias donde su conocimiento resulta inadecuado, perece. Pero mientras siga vivo, actuará basado en su conocimiento, con seguridad automática y sin el poder de elección, incapaz de ignorar su propio bien, incapaz de decidir escoger el mal y actuar como su propio destructor.

«El hombre no tiene un código de supervivencia automático. Su particular diferencia con todas las demás especies vivientes es la necesidad de actuar enfrentando alternativas por medio de elección volitiva. Él no tiene un conocimiento automático de lo que es bueno o malo para él, de qué valores su vida depende, qué curso de acción ella requiere. ¿Habláis entre dientes de un instinto de auto-preservación? Un instinto de auto-preservación es precisamente lo que el hombre no posee. Un «instinto» es una forma infalible y automática de conocimiento. Un deseo no es un instinto. Un deseo de vivir no os da el conocimiento necesario para vivir. E incluso el deseo de vivir del hombre no es automático: vuestra secreta maldad hoy es que ése es el deseo que no albergáis. Vuestro miedo a la muerte no es amor a la vida y no os dará el conocimiento necesario para conservarla. El hombre ha de obtener su conocimiento y elegir sus acciones a través de un proceso de pensamiento, el cual la naturaleza no le obligará a realizar. El hombre tiene el poder de actuar como su propio destructor – y es así como ha actuado durante la mayor parte de su historia.

«Una entidad viva que considerase malvados sus medios de supervivencia, no sobreviviría. Una planta que se esforzase por mutilar sus raíces o un pájaro que luchase por quebrar sus alas no permanecerían mucho tiempo en la existencia que estarían afrontando. Pero la historia del hombre ha sido una lucha por negar y destruir su mente.

«El hombre ha sido llamado un ser racional, pero la racionalidad es una cuestión de opción, y la opción que su naturaleza le ofrece es: ser racional o animal suicida. El hombre tiene que ser hombre – por elección; tiene que mantener su vida como un valor – por elección; tiene que aprender a sustentarla – por elección; tiene que descubrir los valores que ella requiere y practicar sus virtudes – por elección.

«Un código de valores aceptado por elección es un código de moralidad.

«Quienquiera que seas, tú que me estás oyendo, le hablo a lo que aún quede sin corromper en tu interior, a lo que quede de humano, a tu mente, y digo: Existe una moralidad de la razón, una moralidad apropiada para el hombre, y la Vida del Hombre es su referencia, su criterio de valor.

«Todo lo que es apropiado para la vida de un ser racional es lo bueno; todo lo que la destruye es lo malo.

«La vida del hombre, como requiere su naturaleza, no es la vida de un salvaje insensato, de un rufián saqueador o de un místico gorrón, sino la vida de un ser pensante – no la vida por medio de fuerza o fraude, sino la vida por medio de logros – no la supervivencia a cualquier precio, pues sólo hay un precio que paga por la supervivencia del hombre: la razón.

«La vida del hombre es el criterio de moralidad, pero tu propia vida es tu objetivo. Si la existencia en la tierra es tu objetivo, debes elegir tus acciones y valores de acuerdo con el criterio de lo que es apropiado para el hombre – con el fin de preservar, enriquecer y disfrutar el irremplazable valor que es tu vida».

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Fuente:

Discurso de Galt, «La Rebelión de Atlas» — Traducción: Objetivismo.org

Ver ensayo completo de Ayn Rand sobre moralidad (o ética) aquí.

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