Robin Hood (Película)

«Hasta que los hombres aprendan que, de todos los símbolos humanos, Robin Hood es el más inmoral y el más despreciable, no habrá justicia en la tierra ni forma de que la humanidad sobreviva». (La rebelión de Atlas).

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El mito de Robin Hood ha sido representado muchas veces a lo largo de los siglos. En nuestra época moderna ha sido encarnado en la gran pantalla por numerosos actores, como Douglas Fairbanks, Errol Flynn, Frank Sinatra, Donald Pleasance, Sean Connery y Kevin Costner, y recientemente por Russell Crowe en la película de Ridley Scott titulada simplemente: «Robin Hood».

También ha sido representado en dibujos animados como ‘Rocket Robin Hood’ en sus aventuras espaciales a finales de los años 60, antropomórficamente (como un zorro) por Disney, y por Hanna-Barbera en su adolescencia.

Unas veces es retratado como un delincuente común, alguien que le roba a los ricos para darle a los pobres en base a alguna supuesta (y siempre inexplicable) injusticia. Otras veces (las menos) es retratado como un heroico enemigo de la tiranía, devolviéndole su riqueza y su propiedad a gente que simplemente quería ser dejada en paz. Inicialmente, la última película de Robin Hood parecía que va a proyectar esta segunda opción, pero esa ilusión pronto se convierte en decepción.

En La Rebelión de Atlas (Atlas Shrugged), el best-seller de Ayn Rand, hay un personaje que encarna correcta y heroicamente el sentido exacto de lo que Robin Hood debería ser. Ragnar Danneskjöld actúa para devolverles a los creadores de riqueza, a las personas creativas y productivas, lo que se les ha quitado injustamente a través de impuestos, y es posible que con él Ayn Rand hubiera tenido la intención de crear el tipo correcto de Robin Hood.

Pero en la triste y desafortunada producción de Ridley Scott – que pretende explicarnos cómo se formó Robin Hood – la caracterización de los personajes se echa tanto de menos que te pasas el tiempo intentando entender qué tipo de persona es hasta la última media hora de la película.

Ricardo Corazón de León ha muerto en el campo de batalla a la vuelta de las Cruzadas y su malvado hermano Juan asume el trono. Juan es un cruel y brutal recaudador de impuestos que confisca la propiedad de sus súbditos y crea una gran confusión interna en Gran Bretaña. El rey francés ve esta crisis como una oportunidad y prepara una invasión por mar.

El rey Juan convoca a sus príncipes y a sus barones y les exige que le defiendan a él y al país del inminente ataque, pero aquéllos se niegan por el atropello de sus derechos que han sufrido.

En un momento que nos recuerda a Ragnar Danneskjöld, Robin Hood se adelanta y le ofrece su apoyo al rey Juan con la condición que éste jure promulgar una ley concediéndoles a todos los hombres los derechos de propiedad individual, un momento similar a la fundación de América. El rey dice que está de acuerdo, y lo jura por la vida de su madre.

Una vez que los franceses han sido rechazados, el rey Juan reniega de su promesa alegando que sus poderes provienen de Dios y no están sujetos a los deseos de hombres vulgares, lo que enfurece a Robin Hood, a los lords y a los barones, y al pueblo. El rey Juan ofrece una recompensa por la cabeza de Robin Hood, forzándole a esconderse en el bosque de Sherwood y a ser perseguido para siempre por el Alguacil.

Y justo antes de que la película termine abruptamente con un mensaje en la pantalla que dice: «…y así comienza la leyenda», nos son transmitidas unas vagas líneas y referencias indicando que Robin Hood no está dispuesto a convertirse en el enemigo de la tiranía, sino en un rufián igualitario y saqueador.

La breve expectativa que nos presentaron al inicio de la película se desintegra totalmente, pues el Robin Hood con quien nos dejan no cuadra en absoluto con el Robin Hood que había valientemente exigido derechos de su rey. Es un truco cruel el que Scott usa con su público, y nos deja preguntándonos cómo la traición del rey Juan puede haber dado lugar a que Robin Hood se convierta en lo que acaba siendo.

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Crítica de la película en un artículo original de Rob Flitton, editado, traducido y publicado por Objetivismo.org con permiso del autor. Prohibida la reproducción.

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