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Para el nuevo intelectual – Ayn Rand entrevistada

Entrevista con Ayn Rand sobre El Nuevo Intelectual

Entendiendo nuestro mundo, basado en los recursos de la Universidad de Michigan.

“He mantenido la misma filosofía que tengo ahora desde que puedo recordar. He aprendido mucho a través de los años, y he expandido mi conocimiento de detalles, de temas específicos, de definiciones, de aplicaciones, y tengo intención de continuar expandiéndolo – pero nunca he tenido que cambiar ninguna de mis ideas fundamentales. Mi filosofía, en esencia, es el concepto del hombre como un ser heroico, con su propia felicidad como el objetivo moral de su vida, su logro productivo como su más noble actividad y la razón como su único absoluto”.

La Universidad de Michigan Televisión presenta una entrevista con una provocadora crítica de la vida y el liderazgo intelectual de América hoy.

Una entrevista con Ayn Rand, conocida novelista americana, autora de El Manantial y La Rebelión de Atlas, y la filósofa portavoz de los Nuevos Intelectuales.

Entrevistando a la Sra. Rand, el Profesor James McConnell, del Departamento de Psicología de la Universidad de Michigan.

. . . . . . .

– Sra. Rand, hace un momento le oímos comentar sobre los pilares de su filosofía de vida.

Supongo que es verdad que, por lo menos en un cierto sentido, cada novelista es un filósofo, pero creo que muy pocos novelistas han dedicado el tiempo y la energía que ha puesto usted en desarrollar un sistema filosófico coherente. Así que, voy a empezar preguntándole: ¿usted se considera principalmente una novelista o una filósofa?

– Yo diría que soy principalmente ambos, igualmente y por la misma razón. Mi mayor interés y objetivo, tanto en literatura como en filosofía, es definir y presentar la imagen del hombre ideal – la imagen específica y concreta de lo que el hombre puede ser y debería ser. Y cuando empecé a escribir, cuando abordé la tarea literaria y empecé a estudiar filosofía, descubrí que estaba en profundo desacuerdo con todas las filosofías existentes, sobre todo con sus códigos de moralidad. Por lo tanto, tuve que desarrollar mis propias ideas. Tuve que definir mi propio sistema filosófico para poder descubrir y presentar el tipo de ideas y premisas que hacen posible al hombre ideal, para poder definir qué tipo de convicciones se plasmarían en el carácter de un hombre ideal.

– Creo que sus novelas han dejado muy claro que usted ha conseguido fundir filosofía y ficción, como era su objetivo.

– Gracias.

– Y, sabe, en varias de sus novelas usted apuntó que el liderazgo en cualquier cultura – no sólo en arte, sino también en literatura, moralidad, política, economía – este tipo de liderazgo debe ser proporcionado por lo que usted llama los intelectuales profesionales. Me pregunto si usted puede explicar lo que quiere decir con el término: “intelectuales profesionales” ¿Quiénes son, por ejemplo?

– Los intelectuales profesionales son, en efecto, la infantería del ejército cuyo líder o comandante en jefe es el filósofo. El filósofo, el hombre que define las ideas básicas, fundamentales de una cultura, es el hombre que determina la historia, y los intelectuales profesionales son todos aquellos cuyas profesiones tienen que ver con las humanidades, con el estudio del hombre, en contraste con las ciencias físicas. Los intelectuales profesionales en todas sus variadas profesiones le llevan al resto de la cultura, al resto de la sociedad, las premisas filosóficas, las ideas que han sido definidas por los filósofos. Por lo tanto ellos son las cintas transportadoras. Ellos son los que determinan los objetivos, los valores y la dirección de una cultura.

– ¿Es esto verdad en cualquier cultura? ¿Sería verdad independientemente de dónde los encontrara?

– Es verdad en culturas civilizadas, pero históricamente tenemos que recordar lo siguiente: el nuevo intelectual, o mejor dicho, el intelectual, es un fenómeno muy reciente. No existía tal fenómeno como el intelectual profesional antes de la Revolución Industrial y el nacimiento del capitalismo. Antes de eso, el hombre no podía ganarse la vida, no podía permitirse tener una profesión basada en trabajo intelectual. La mente, el intelecto, la razón, no tenían valor en esas culturas anteriores. Es sólo desde el inicio del capitalismo y de una sociedad libre que el hombre, por primera vez en la historia, adquirió la oportunidad de poder ganarse la vida por medio de tratar con ideas. La razón se convirtió en un asunto práctico por primera vez, y su apogeo fue el siglo XIX. Hoy, este es el valor que estamos perdiendo – y son los intelectuales los que lo están traicionando.

– ¿Así que usted cree que los líderes intelectuales americanos se han desintegrado?

– Si, se han desintegrado y han abdicado.

– ¿Cómo han fallado los intelectuales en hacer lo que tenían que hacer? ¿De qué forma han dejado de estar a la altura de sus responsabilidades?

– Al traicionar la propia premisa que hizo posible su existencia: negando el intelecto. Durante décadas los intelectuales han estado, cada vez más, predicando y abogando por la idea que el intelecto es impotente, que el hombre no puede saber nada con certeza, la razón no es confiable, y que de hecho el hombre no tiene el poder de conocer los hechos de la realidad. Esto es equivalente a hombres que, mientras se proclaman a sí mismo intelectuales, se pasan el tiempo negando la validez del intelecto. Esa es una forma de cometer suicidio. Y hoy, cuando vemos el crecimiento de filosofías tan abiertamente místicas y anti-intelectuales como Zen-Budismo o Existencialismo – doctrinas que ni siquiera pueden ser llamadas apropiadamente filosofías – esta es la admisión de bancarrota intelectual por parte de los que las aceptan. Si en un grupo de hombres, una teoría como el Zen-Budismo, que se originó en el siglo V a.C., se convierte en la última palabra para la mente, no soy yo quien los está condenando – se han condenado a sí mismos por sus propias acciones; ellos han abandonado; ellos han declarado su bancarrota intelectual y han retrocedido al misticismo de la Edad Oscura.

– ¿Por qué cree usted que han hecho eso?

– Porque dado que los filósofos son los que realmente establecen las premisas básicas de toda la profesión intelectual, las filosofías occidentales han estado inclinándose cada vez más hacia el misticismo, a partir del Renacimiento. El Renacimiento fue el resultado intelectual de la influencia de la filosofía aristotélica, que en efecto fue la que destruyó la Edad Media y abrió paso al Renacimiento. Pero desde ese momento – mientras los hombres en la cultura en general estaban consiguiendo un progreso increíble, que culminó en el siglo XIX, en base a la influencia de Aristóteles – los intelectuales, desde Immanuel Kant, estaban yendo paulatinamente más y más contra la razón. La tendencia empezó antes de Kant, está claro, pero yo considero a Kant el principal destructor y quien inició el cambio crucial; él fue el filósofo que minó la validez de la razón; realmente no lo consiguió, pero el suyo es el sistema más ingenioso para expulsar completamente a la razón del escenario filosófico, y en la medida en que otros filósofos e intelectuales aceptan sus premisas básicas, en esa medida se han ido acercando a un mundo “noumenal”, místico, desde entonces.

– Usted mencionó a Kant, y usted mencionó a Aristóteles y su influencia en el Renacimiento. ¿Bajo la influencia de cuál de ellos estaba el mundo *antes* del Renacimiento? Volvamos y miremos un poco hacia atrás.

– Antes del Renacimiento, la Edad Media – la Edad Oscura – estaba regida por misticismo, o sea, por religión y filosofía. Y en esos períodos, la filosofía era considerada la sirvienta de la teología. La influencia filosófica predominante era de Platón, Platón a través de Plotino y San Agustín – que eran Platonistas declarados. El triunfo de Aristóteles, en efecto, empezó con Tomás de Aquino, quien reintrodujo la filosofía de Aristóteles, especialmente su parte más importante: epistemología – lógica – razón.

– ¿Qué específicamente en el sistema de filosofía de Kant cree usted que fue responsable por la tendencia que vemos hoy en filosofía?

– Un sistema muy engorroso, muy complejo, muy falso y engañoso de divorciar el intelecto – la mente del hombre – de la realidad, de declarar que lo que percibimos es sólo una ilusión creada por unas “categorías” especiales y formas de percepción en nuestras propias mentes; alegando y supuestamente probando – “supuestamente” –, que nunca podemos percibir las cosas como son, lo que simplemente quiere decir que cualquier objeto que es percibido, es por ese mero hecho, falso; si un hecho es percibido eso significa que nuestra percepción es incorrecta. Fue, en efecto, un ataque contra todo el concepto de consciencia – no sólo de la consciencia humana, sino de *cualquier* consciencia. Fue la negación de la realidad y la validez de nuestras percepciones.

– Bueno, si esta es la situación en la que estamos ahora, esto nos lleva a otro tema. Usted habló de la tendencia al misticismo, pero en su último libro sé que usted habla no sólo del misticismo, eso es sólo una parte de la tendencia que usted identifica. Usted llama a los místicos los “Hechiceros”. Y usted también habla del imperio de la fuerza y los hombres de la fuerza, los Atilas del mundo. ¿Cómo encajan estos en su esquema?

– Es un hecho que la razón es la única facultad del hombre para percibir la realidad. La razón es el único medio por el cual el hombre puede adquirir conocimiento de la realidad. Y por razón, está claro, quiero decir la facultad que percibe, identifica e integra el material provisto por los sentidos del hombre, por lo tanto la razón es la facultad del hombre de percibir la realidad. Pero la razón no funciona automáticamente; el hombre tiene que *decidir*, *querer* pensar y percibir. El hombre puede recibir datos sensoriales o integrar sensaciones en percepciones automáticamente, pero éstos no pueden formar conceptos, no pueden formar abstracciones automáticamente. Eso tiene que ser una función volitiva de la consciencia del hombre. Parece que la mayoría de los hombres, guiados por sus filósofos, no quieren pensar, consideran que la razón es peligrosa o impotente, o es demasiado esfuerzo.

– La mayoría de las culturas humanas, con muy raras excepciones, han sido regidas por lo que yo llamo los Hechiceros; y un Hechicero es cualquier hombre que usa sus emociones – no sus ideas, sino sus emociones – como su herramienta de conocimiento y su guía a la realidad. Él funciona por medio de fe. Actúa en base a creencias ciegas, que de hecho no son más que sus deseos. Se guía por sus deseos, por sus caprichos, que él elige como guía a la realidad. No importa el nivel de la cultura en el que lo observes, ese tipo de hombre es un Hechicero en el sentido de su psico-epistemología – en la forma en que usa su mente.

– Y como tiene que tratar con otros hombres – como en base a emociones nadie puede tratar con la realidad ni con la gente – el aliado natural del Hechicero siempre será el tipo que yo llamo Atila. Él es el jefe tribal primitivo y salvaje, el hombre que actúa sólo atendiendo al momento inmediato, en base a sus percepciones sensoriales inmediatas, que desprecia y se niega a considerar ideas, principios o abstracciones, y cuya forma de tratar con la realidad y con otros hombres es por medio de la fuerza bruta. Atila es o el gángster, o el dictador, o el conquistador militar, o cualquier hombre que cree que la fuerza es práctica, cualquier hombre que se niega a pensar y que quiere saquear y esclavizar o forzar a otros.

– A través de la historia, todas las culturas principales – con poquísimas excepciones – fueron regidas por una alianza entre el hombre de fe: el Hechicero, y el hombre de fuerza: el Atila. El Hechicero contribuyó el objetivo y los valores y la sanción moral, mientras que Atila fue quien usó la fuerza sobre el mundo. Y en el mundo de hoy vemos el mismo fenómeno, en términos supuestamente civilizados, pero la esencia sigue siendo la misma: un dictador, que es el Atila, un hombre como Khrushchev, y sus teóricos políticos: los modernos intelectuales liberales, socialistas, de izquierdas, que son filosóficamente Atil-istas. Ellos de hecho proporcionan una justificación supuestamente no-mística, una justificación filosófica, para Atila y para el gobierno por la fuerza bruta. Yo los llamo los neo-místicos, porque ellos son tan opuestos a la validez de la razón como lo eran los hechiceros primitivos de la jungla.

– Ya veo la relación… lo que los místicos o los neo-místicos pueden aportarles a los Atilas, pero ¿qué…, por qué los místicos necesitan a los Atilas? ¿Cuál es la relación en el sentido contrario?

– ¿Con los místicos?

– Sí.

– Porque para los místicos la primera y motivadora fuerza es el terror de la realidad física. Dado que el hombre que considera que sus emociones están por encima de la realidad, que en cualquier conflicto entre sus emociones y los hechos, va a elegir sus emociones y abandonar la realidad o negarla – él no puede lidiar con la realidad en absoluto, y su misticismo es una forma de escapar de la necesidad de lidiar con la realidad o con los hechos. Por lo tanto, necesita a Atila como su protector; necesita a Atila para que le ahorre la necesidad de lidiar con eso, para que le proporcione su subsistencia física y para forzar sus edictos en sus víctimas.

– Bueno, antes usted dijo que cada cultura debería tener su filósofo y que luego los intelectuales deberían ser los que hacen la filosofía entrar en acción. Me parece que hay otro lado, otro aspecto de esto, ¿qué pasa con la ciencia?

– La ciencia es un fenómeno muy reciente. La ciencia es obviamente el producto del siglo XIX, de la Revolución Industrial, del capitalismo y de una sociedad libre. Aquí, he de mencionar al tercer tipo de hombre que ha sido muy raramente considerado el líder en alguna sociedad, él ha sido el hombre olvidado y explotado de la historia. Es el hombre que vive por medio de la razón. Es el hombre que en su psico-epistemología se guía, no por sus percepciones inmediatas ni por sus emociones, sino por la lógica, por sus conceptos, por la razón. Ese es el hombre que yo llamo el Productor. Él es el hombre que crea, no sólo los valores materiales de la humanidad, sino también, y por encima de todo, los valores intelectuales, filosóficos. El primer Productor de la historia, en este más alto sentido de la palabra, sería Aristóteles, el primer filósofo racional. Los científicos ciertamente deberían ser Productores. Ellos son los hombres que supuestamente han de – y por la naturaleza de su profesión tienen que – estudiar la realidad por medio de la razón. Desgraciadamente hoy, la mayoría de ellos, fuera de sus estrechas especialidades – fuera de sus laboratorios, en efecto – se están volviendo más místicos que cualquier otro grupo de hombres. El fallo es en parte suya, pero predominantemente es el fallo de los filósofos. Al no tener ninguna guía filosófica en absoluto, muchos científicos están cediendo a su propio tipo de misticismo del Hechicero.

– Usted mencionó a los Productores. Aparte de esas personas que nos dan productos intelectuales, ¿qué es del hombre de negocios en todo esto? Usted habló de capitalismo, me gustaría saber su papel en todo esto.

– El hombre de negocios es un producto tan reciente como el intelectual. Antes del nacimiento del capitalismo no existían hombres de negocios profesionales y no había intelectuales profesionales. Tanto la mente como la producción material y el comercio estaban esclavizados y gobernados por las diferentes combinaciones de Atilas y Hechiceros, es decir, por un gobierno poderoso, por el tipo absolutista de gobierno, fuera un absolutismo feudal o las monarquías absolutas de la Europa del período post-renacentista.

En cualquier caso, los productores de bienes materiales – los comerciantes – y los productores de ideas – los profesores, los filósofos, los primeros científicos – eran hombres sin un rango oficial, sin una profesión, y totalmente a merced de los políticos, es decir, a merced de ser regidos por la fuerza. Ha sido sólo desde la Revolución Industrial, el nacimiento de una sociedad libre – la sociedad del capitalismo – que existe una nueva clase de hombres, que son los productores libres de bienes materiales: los hombres de negocios, los industrialistas. Ellos, ciertamente, son los “Productores”, en el sentido más estricto de la palabra, o deberían serlo, pero ellos son las principales víctimas de la sociedad actual; ellos son quienes han sido traicionados por los intelectuales modernos, y en este sentido tanto los hombres de negocios como los intelectuales se suicidarán al destruirse mutuamente, y la culpa es de los intelectuales.

El hombre de negocios es el hombre que tiene que usar su mente para lidiar con la realidad, estudiar los hechos para producir los bienes materiales. Es el hombre que sirve como la cinta transportadora para los descubrimientos de la ciencia, trayendo los productos de la ciencia a todos los niveles de la sociedad. Es quien toma el invento de un científico teórico o de un inventor, lo transforma en un producto útil, y al producirlo en masa, lo pone a disposición de todos los niveles de la sociedad.

El hombre de negocios es el hombre que han conseguido la enorme hazaña, históricamente milagrosa, de elevar el nivel de vida de la humanidad durante el siglo XIX. Él es quien ha estado a la altura de su papel de Productor, de su papel de hombre creador y racional. Pero los intelectuales nunca le han dado crédito por ello, lo han tratado siempre como si fuera un Atila, y al tenerle miedo a la libertad ellos mismos, siempre ha estado buscando, desde el principio de la Revolución Industrial, a algún tipo de Atila para que les protegiera a ellos, a los intelectuales, del mercado libre de ideas.

– Usted ha estado hablando de la bancarrota de los intelectuales modernos, y sé que en su libro más reciente, esto es realmente un manifiesto para un grupo que usted llama “los Nuevos Intelectuales”. ¿Le importa decirme exactamente quiénes son, en sus propias palabras, y cómo son diferentes del antiguo estilo de intelectuales?

– Como los intelectuales antiguos, los intelectuales de hoy han declarado su propia bancarrota al abandonar el intelecto. Lo que necesitamos hoy – lo que yo llamo el *Nuevo Intelectual* – sería: cualquier hombre o mujer que esté dispuesto a pensar; lo que significa: cualquier hombre o mujer que sabe que la vida del hombre debe ser guiada por la razón, por el intelecto – no por emociones, deseos, caprichos o revelaciones místicas –; cualquier hombre o mujer que valora su vida y no quiere resignarse al culto actual de desesperación, cinismo e impotencia, y no tiene intención de abandonar el mundo al Oscurantismo y al mandato de colectivistas salvajes.

– El Nuevo Intelectual, entonces, imagino, debe ser un fenómeno muy reciente; ¿ha existido alguno así en el pasado, que usted recuerde, que pueda indicar?

– ¿Como lo que yo llamaría un Nuevo Intelectual? Bueno, sólo para mencionar algunos ejemplos históricos, de la forma más general. Aristóteles, es el hombre que podemos llamar el primer Intelectual, en el mejor sentido de la palabra. Los Padres Fundadores fueron los primeros intelectuales americanos porque eran pensadores que eran también hombres de acción; ellos eran los hombres que sabían que la razón era la guía del hombre a la realidad, que el hombre puede conseguir una forma de vida ideal en la tierra, por medio de su razón, y que el hombre requiere libertad para poder dejarse guiar por su juicio y su mente; que los hombres deben tratar entre ellos por el comercio, por persuasión, pero no por la fuerza y la coacción. Fueron los Padres Fundadores quienes establecieron, en los Estados Unidos de América, la primera y la única sociedad libre que existe, y el sistema económico (que era el corolario del sistema político americano) fue el capitalismo, un sistema de capitalismo total, no regulado, “laissez-faire”. Este fue el principio básico del estilo de vida americano, o del sistema político americano; sin embargo, en la práctica no ha sido nunca practicado, una separación total de estado y economía no fue establecida desde el principio. Estaba implicada, en principio, pero ciertas rendijas o contradicciones aún fueron permitidas en el sistema americano y en la Constitución americana, que permitieron que influencias colectivistas minaran el estilo de vida americano, y hoy prácticamente se está derrumbando.

Hoy no hay nada excepto una tradición indefinida, la dirección real de nuestra sociedad en este momento es ANTI-americana y ANTI-intelectual, que significa volver al misticismo primordial de dictaduras y el imperio de la fuerza.

Por lo tanto, los nuevos intelectuales ahora deberían ser aquellos hombres que defiendan dos valores fundamentales: el valor de su propia vida, de su derecho inalienable, de su auto-estima, su independencia – y el valor de una sociedad no-coercitiva y libre en la que los hombres no usan la fuerza unos contra otros.

– Usted mencionó en su libro, el último, Filosofía Para el Nuevo Intelectual, que nuestros Padres Fundadores hablaron del derecho a la “búsqueda” de la felicidad. ¿Usted cree que esto es realmente importante?

– No sé qué podría ser MÁS importante… si le atribuimos el exacto significado a ese concepto. La búsqueda de la felicidad significa: el derecho del hombre a establecer sus propios objetivos, escoger sus valores, y conseguirlos. La felicidad significa ese estado de consciencia derivado del logro de tus valores. Así que, ¿qué puede ser más importante que la felicidad? Pero la felicidad no significa simplemente placeres momentáneos o ningún tipo de gratificación insensata. La felicidad significa sentimiento profundo de autoestima, un sentimiento sin culpa, racional, y un orgullo por los propios logros. Significa el disfrute de la vida, el cual es posible sólo para un hombre racional basado en un código racional de moralidad. En qué consiste ese código no podría obviamente explicarlo en una breve entrevista, pero los que estén interesados lo encontrarán en mis libros, sobre todo en *La Rebelión de Atlas*.

– Entonces, ¿cree usted que es importante que no sintamos culpa en nuestras emociones?

– Ni siquiera sabría cómo empezar a responder a una pregunta como: “¿es importante que no sintamos culpa…?”

– ¿Sí…?

– Poniéndolo en mis términos, yo diría: Es importante ser moral.

– Cierto.

– Destacaría lo positivo, no lo negativo.

– La actitud del Nuevo Intelectual de la que usted habló asume la responsabilidad de formular lo que podríamos llamar las “soluciones” para las crisis de la civilización. Esto me hace pensar inmediatamente, entonces, en la pregunta: Si alguien quiere ser un Nuevo Intelectual, ¿cómo empiezas? ¿Cómo empieza un Nuevo Intelectual y cómo funcionan?

– Bueno, necesitarían, por encima de todo, una filosofía de vida integrada, coherente y completa.

Ahora bien, aceptar o definir o incluso estar de acuerdo con una nueva filosofía es un proceso muy largo que requiere pensar muy cuidadosamente, porque un intelectual no lo aceptará por fe o porque sea lo que la gente arbitrariamente dice. Adquirir una nueva filosofía es un largo proceso, y si un hombre se plantea este asunto seriamente y quiere convertirse en un nuevo intelectual, tendría que empezar por aceptar dos premisas que yo llamo el «mínimo básico» de la civilización. No son axiomas, pero él tendría que probárselas a sí mismo, tendría que convencerse a sí mismo, y sólo después de eso su mente estaría libre para considerar el resto, o las otras cuestiones de la filosofía. Las dos primeras que un hombre tendría que demostrarse a sí mismo antes de continuar, son: la relación entre razón y emociones, y lo malvado de la fuerza entre los hombres. La primera premisa (la relación entre razón y emociones), significa: un hombre, si quiere ser un intelectual, tiene que aprender a diferenciar entre su pensamiento, su juicio razonado – de sus emociones, deseos, esperanzas, miedos o caprichos; tiene que aprender que los sentimientos, o las emociones, no son herramientas de conocimiento, que las emociones son el producto de sus premisas – no son su guía a la realidad, no son una forma de conocimiento y percepción.

Por lo tanto, la primera cosa que un hombre queriendo ser un intelectual tendría que aceptar es el total entendimiento que el hombre deber guiarse por la razón, y que es sólo en base a la razón que él puede abordar a otros hombres y conversar, cooperar o actuar junto con ellos, o tratar con ellos. En base a emoción, tendría que recurrir a la fuerza ciega, porque las emociones son irracionales o indemostrables. Si dos hombres actúan en base a sus emociones, no tienen ninguna forma de comunicación. Cuando las emociones son colocadas en el lugar que les corresponde, o sea, como una consecuencia de la razón, no como el líder de la razón, entonces los hombres tienen un vocabulario común, tienen medios comunes de entendimiento, y un marco de referencia común y un árbitro, que es la realidad.

– ¿Y qué pasa con la fuerza, con el uso de la fuerza?

– Pues eso es un básico principio social, moral, que un intelectual debe aceptar: Que ningún hombre tiene el derecho a iniciar la fuerza física para obligar a otro hombre. Ningún individuo aislado tiene ese derecho…

…Has estado escuchando una entrevista sobre la crisis intelectual en la sociedad americana moderna. Nuestro invitado especial en el programa de hoy ha sido la Sra. Ayn Rand, conocida escritora y filósofa, cuyo análisis del actual desafío para el intelectual americano consciente, ofrece esta esperanza para el futuro:

“Los que acepten el mínimo básico de la civilización habrán recorrido el primer paso hacia la construcción de una nueva cultura en los amplios espacios abiertos dejados por el vacío de los intelectuales de hoy. Hay un antiguo dicho que se aplica a nuestra posición actual: “El rey ha muerto – ¡viva el rey!”. Nosotros podemos decir, con la misma dedicación al futuro: “Los intelectuales han muerto – ¡vivan los intelectuales!” – y entonces proceder a ejercer la responsabilidad que ese honorable título en tiempos pasados implicó”.

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Ayn Rand y “El Nuevo Intelectual” . Grabado en vivo en la Universidad de Michigan, Ann Arbor, Michigan — Lunes 15 de mayo de 1961

Protegida por Derechos de Autor. Prohibida la reproducción.

Traducción: Objetivismo.org

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