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¿Debes intentar «convertir» a tus padres? por Ayn Rand

«No les pidas que violen sus ideas; no les permitas que ellos violen las tuyas. Si tanto los padres como el hijo se esfuerzan por ser racionales, es fácil establecer una relación civilizada sin crueldad por ninguna de las partes».

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PREGUNTA: «Por favor explique mejor lo que dijo sobre que no deberíamos intentar convertir a nuestros padres. ¿Y esto se aplicaría a nuestros profesores también?»

AYN RAND: Es verdad que dije que no debes intentar convertir a tus padres. No es que nunca debas discutir ideas con ellos, sino que no debes intentar convertirlos. Tus padres pueden ser neutrales sobre tus ideas, o incluso verlas de forma positiva; pero si las ven de forma negativa, mientras no traten de imponerte sus ideas por la fuerza, no debes tratar de persuadirlos. Da igual que tengas razón, ellos siempre te verán a ti, su hijo, como su pequeño niño o niña. Es prácticamente imposible, psicológicamente, el que un padre o una madre vea a su hijo como un adulto. Un padre siempre tendrá presente la impresión de ese pequeño que empezó a desarrollar su personalidad. No importa lo adulto que seas y lo bien que tus padres te traten, la imagen del niño pequeño siempre está ahí.

Es maravilloso el que sean (tus padres) tanto un valor personal, por la circunstancia de la paternidad, como un valor intelectual, compartiendo ideas. Pero si no comparten tus ideas, no es tu papel el condenarlos.

Suponte que ese pequeño de pronto intenta enseñarles algo a sus padres. El padre, si es bueno, estará profundamente afectado por la idea de que es él quien tiene que guiar al niño, y de repente el niño le da la vuelta a las cosas y quiere guiar a los padres. Eso es más de lo que una persona racional puede absorber. Si tus padres se enfadan, la culpa es tuya.

Siempre tienes que recordar el contexto de tus padres en relación a ti, y también que (a menos que sean monstruos, que los hay, aunque son raros) tus padres son un valor para ti. Es maravilloso el que sean tanto un valor personal, por la circunstancia de la paternidad, como un valor intelectual, compartiendo ideas. Pero si no comparten tus ideas, no es tu papel el condenarlos.

Puedes expresar tu desacuerdo y educadamente darles tus razones por mantener ideas diferentes, pero no los juzgues verbalmente. No puedes evitar juzgarlos en tu mente, pero no les digas a tus padres: «Os considero equivocados, irracionales, deshonestos». Esa es una forma inadecuada de discutir con cualquier persona, y en el caso de tus padres, es innecesariamente e irracionalmente cruel. Por lo tanto, deja bien claro con tus padres cuáles son tus ideas, y a partir de ahí, dales la opción de la asociación voluntaria, que es lo que también quieres para ti mismo. Si están interesados en continuar la conversación y quieren la oportunidad de persuadirte, entonces adelante, continúa. Si no, si hacer eso sólo va a hacerles sentirse impotentes y confusos, entonces déjalos tranquilos en el mundo de las ideas.

Sin embargo, no debes dejar que tus padres fuercen sus ideas en ti. Aquí la edad es relevante. Si eres lo suficiente mayor para mantenerte a ti mismo y no tener que aceptar la ayuda financiera de tus padres, y si las concesiones que exigen de ti son serias, entonces sal de su casa y mantén una relación cordial. Si, por el contrario, eres demasiado joven para valerte por ti mismo, y lo que te exigen no es una violación seria de tus ideas, entonces acéptalo por cortesía. Ellos quieren ayudarte en un área en la que creen que estás equivocado. Si no es un asunto importante para ti, dales el privilegio de no tener que preocuparse por los resultados de su soporte. No les pidas que violen sus ideas; no les permitas que ellos violen las tuyas. Si tanto los padres como el hijo se esfuerzan por ser racionales, es fácil establecer una relación civilizada sin crueldad por ninguna de las partes.

Este principio no se aplica a tus profesores. Ellos no tienen ninguna reivindación moral sobre ti. Si no estás de acuerdo con un profesor, el que debas intentar convertirlo o no depende del respeto que tengas por su racionalidad. Recuerda, muchos profesores – sobre todo los que son anti-Objetivistas – no son muy morales, y pueden querer ensañarse contigo. Salvar su alma no justifica el que te den malas notas. Por lo tanto, si estás en su poder, en un cierto sentido, no hagas nada, intelectualmente, excepto decir: «Sí, señor» y conseguir tu billete de ida – tu diploma – lo antes posible.

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Respuesta de Ayn Rand a una pregunta formulada en el período de preguntas y respuestas durante el curso «La Filosofía de Objetivismo» de Leonard Peikoff, (novena sesión), 1976. Traducción: Objetivismo.org

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Guillermo
Guillermo

Muchas gracias, es exactamente por lo que estoy pasando. Ya tengo la edad suficiente para poder valerme por mí mismo y ya hace 2 años que decidi salirme de la casa por desacuerdos con mi padre, él insiste en ser… Leer más »

Alpha_Columbia_1776
Alpha_Columbia_1776

@Adán Suárez Méndez: Los enemigos de Objetivismo fallan exactamente en lo que critican a los objetivistas: -el creer en una idea por deber. dicen, que los objetivistas seguimos las ideas de Ayn rand como si fuese un deber, como si… Leer más »

Alpha_Columbia_1776
Alpha_Columbia_1776

Woah! este articulo me viene genial xD personalmente, mi madre pasa olimpicamente de la politica y la filosofia, simplemente habla de vez en cuando pero no es mas que para decir lo que dice el rebaño colectivo. mi padre es… Leer más »

Ayn Rand

El capitalismo exige lo mejor de cada individuo – su racionalidad – y le recompensa de acuerdo con ello.

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