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¿Qué tal devolverles impuestos a los ricos?

«Tú le diste unos cuantos cientos de dólares a Bill Gates; él te dio una vida mejor.»

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El reciente debate sobre los recortes fiscales de Bush ha estado tan repleto de ataques a los ricos y de tantos aguijonazos de envidia, que hasta Karl Marx se habría sonrojado; pero, aunque parezca que la izquierda ha perdido esa batalla, aún es posible que gane la guerra. Una encuesta reciente en 60 Minutes/Vanity Fair muestra que el 61% de los entrevistados están a favor de subirles los impuestos a los americanos ricos, como el «primer paso» para equilibrar el presupuesto. (En contrapartida, sólo el 7% aboga por la reducción de los subsidios de programas como Medicare y la Seguridad Social, que son los principales responsables de la crisis presupuestaria).

No hace falta ser economista para ver que nuestro caos fiscal no ha sido causado por gente rica quedándose con «demasiado» dinero, sino por el gobierno gastando demasiado dinero de todos. Así que ¿por qué las demandas de “clavar” a los ricos han empezado a echar raíces?

Los americanos, tradicionalmente, nunca han tenido envidia de la riqueza. La actitud predominante ha sido: que una persona gane tanto dinero como pueda, siempre que se lo merezca. La retórica de la guerra de clases ha sido efectiva recientemente porque los que la practican han tenido bastante éxito retratando a los ricos como parásitos improductivos.

La gente rica son como un montón de Paris Hiltons y beneficiarios de rescates, te quieren hacer creer, ignorando el hecho que la mayoría de los americanos que se hacen ricos son la primera generación a serlo, y sólo una minúscula parte de ellos han sido rescatados después de la crisis financiera. (Si alguien debería recibir rescates o no, es otra cuestión.)

Otros guerreros de clase son más sutiles. El ex-presidente Bill Clinton, por ejemplo, lo expresó así: «Creo que las personas que se benefician más deberían pagar más. Esa ha sido siempre mi posición – no por razones de lucha de clases» (no, nunca por eso…) «sino por razones de equidad para reconstruir la clase media en América».

Pero si estamos hablando de la creación de riqueza en una economía con división del trabajo, los ciudadanos más productivos no son los que más se benefician, sino los que más contribuyen. Hace treinta años, si eras el dueño de una tienda, te habrías pasado una gran parte del tiempo analizando el inventario, llevando la contabilidad, dándole a la calculadora, cuadrando los números, y usando tanto corrector de tinta que podrías pintar una cerca entera.

Pero gracias en gran medida a pioneros de software como el fundador de Microsoft, Bill Gates, ahora la mayor parte de esas tareas requiere una fracción de tiempo, pueden ser realizadas con mucha más precisión, y se han vuelto tan fáciles que probablemente las hayas delegado en un aprendiz. Tú le diste unos cuantos cientos de dólares a Bill Gates; él te dio una vida mejor. Los americanos super-ricos – hombres como Gates, Warren Buffett y Fred Smith – son ante todo pensadores, innovadores que triunfaron contribuyendo nuevas ideas al proceso productivo, no sólo con sus inventos, sino con nuevos métodos de organización, comercialización, motivación del personal, producción, distribución y finanzas. Y además es un hecho que ellos, los ricos, son los principales contribuidores de capital a la economía: los que contribuyen las fábricas, las herramientas y la tecnología que le permiten al trabajador americano medio ser cientos de veces más productivo que su equivalente tercermundista.

En cuanto a las nuevas ideas que contribuyen, las personas más innovadoras son los que menos se benefician. Este es un aspecto de lo que Ayn Rand llamó la pirámide de la capacidad intelectual. Como ella observó:

«El hombre en la cúspide de la pirámide intelectual contribuye el máximo a todos los que están debajo de él, pero no recibe nada excepto su pago material, no recibe ningún beneficio intelectual de otros para añadir al valor de su tiempo. El hombre en la base, quien, abandonado a su suerte, moriría de hambre en su desesperada ineptitud, no contribuye nada a aquellos sobre él, pero recibe el beneficio derivado de todos sus cerebros». (Discurso de Galt, de La Rebelión de Atlas).

Aunque a los guerreros de la lucha de clases les gusta enfrentar a «los ricos» contra «la clase obrera», es el trabajo de unos pocos individuos enormemente productivos la principal causa del incomparable nivel de vida que disfrutan la mayoría de los americanos. La gente se olvida que antes de los Edison, los Carnegie, los Ford y los Rockefeller del siglo XIX, la mayoría de la «clase obrera» vivía al borde de la miseria… es decir, quienes conseguían mantenerse vivos.

Teniendo en cuenta lo mucho que nos beneficiamos de los grandes productores, parecería ser de buena educación – por no decir una cuestión de equidad y de justicia – el que gritásemos “gracias” a los cuatro vientos. Pero en vez de eso, tanto en ambientes políticos como públicos, los creadores de riqueza son, cada vez más, vilipendiados, despreciados y castigados. Eso es anti-americano. Una nación constituída sobre la base de los derechos individuales y la búsqueda de la felicidad debería celebrar el éxito, no castigarlo.

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Por Yaron Brook y Don Watkins del Ayn Rand Institute, publicado en Forbes el 18 de enero de 2011

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toxin
toxin

de veras creeis que la gente deseará enriquecerse si ve eso? lo dudo mucho, se cabrearán y un montón y con razón me atrevería a decir, son los obreros quienes mueven las fábricas y trabajan

Ramiro
Ramiro

Alberto, no es tan simple. El riesgo de quiebra de una gran empresa es mucho menor que el de una PYME. Incluso aunque el Estado y la economía estuviesen separados y la gran empresa no pudiese claudicar auxilios a la… Leer más »

Alberto
Alberto

Dale todo el dinero del mundo a alguien despilfarrador en una economía libre. Teniendo en cuenta que no puede recibior ayudas (economía y estado totalmente separados), le doy unos años para arruinarse si es el hijo del hombre más rico… Leer más »

Ramiro
Ramiro

Por Dios qué barbaridad. Si alguien de aquí ha estudiado algo de política/sociología sabrá de sobra que la riqueza es la causa de un entramado de relaciones sociales y económicas que se consigue mediante el mercado. El Objetivismo es bastante… Leer más »

Ayn Rand

Considera las razones que nos hacen estar seguros que tenemos razón, pero no el hecho de que estemos seguros. Si no estás convencida, ignora nuestra certeza. No seas tentada por sustituir nuestro juicio por el tuyo. (La Rebelión de Atlas)

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