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España está mal, mal, mal

«A los barcos piratas, desde que la humanidad navega, se les toma o se les hunde. Ni se negocia con ellos, ni uno se anda con miramientos».

Llegamos a tener la fugaz impresión de una España con autoestima, que llamaba a las cosas por su nombre. Fue la época del «¿Por qué no te callas?». Pero la desilusión no tardó en llegar, el aceptar la camiseta conmemoradora, las palmaditas en la espalda, las sonrisitas de cómplice, el codearse con un dictador como dos viejos compadres. 

La noticia del gobierno español rindiéndose a los piratas de Somalia es sólo una continuación del desprecio que este país siente por sí mismo, de un país sin orgullo, sin vergüenza y sin principios. La decisión de negociar con los piratas, que ha sido elocuentemente criticada por muchos, tiene causas profundas y consecuencias graves.

La causa principal es la falta de principios. El gobierno español carece de una política exterior coherente, es un gobierno que no se guía por principios – excepto el principio de no tener principios, de actuar de acuerdo con la conveniencia del momento. Eso les permite decidir en un vacío, sin referencia a ningún criterio objetivo, les permite decidir “en cada caso” de acuerdo con las circunstancias y emociones y caprichos de ese instante, y así tirar por la borda el principio de que no se debe negociar con terroristas, criminales, dictadores o piratas. Ignorando la realidad histórica – como el acuerdo en 1938 que hizo el primer ministro británico con Adolf Hitler, anunciando que había conseguido “paz en nuestro tiempo”, pero que de hecho llevó a la Segunda Guerra Mundial – evaden el principio filosófico de que el bien y el mal no se pueden mezclar.

«En cualquier concesión entre comida y veneno, es sólo la muerte la que puede ganar. En cualquier concesión entre el bien y el mal, es sólo el mal el que puede beneficiarse». (Atlas Shrugged).

Las consecuencias se dejarán ver a lo largo de los próximos meses y años. Al negociar con el mal han destruido la protección del bien, la protección que proviene de ser consistente, de guiarse por principios objetivos. Han fortalecido a los malhechores y debilitado a los gobiernos y ciudadanos de cualquier país decente, de países como Israel que han logrado mantener a raya al terrorismo tratándolo de la única forma posible: destruyéndolo. Es una concesión que envalentonará a fanáticos bravucones de todo el mundo y fatalmente resultará en la pérdida de más vidas inocentes.

El gobierno de Zapatero está ahogando al país con sus intervenciones en la economía – regalando subsidios y subiendo impuestos –, intervenciones irresponsables e innecesarias que no son las acciones propias de un gobierno adecuado. Y cuando llega el momento de hacer lo que sí es su responsabilidad, lo único que justifica su existencia, cuando tiene que defender de verdad los intereses de sus ciudadanos, de protegerlos de la fuerza física, este gobierno fracasa deplorablemente. Es un gobierno que usa la fuerza contra sus propios ciudadanos indefensos, y no usa la fuerza en retaliación contra criminales que les han agredido. Es un gobierno que hace lo que no debe y no hace lo que debe. ¿Quién necesita un gobierno así?

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por Objetivismo Internacional

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Emilio Peral
Emilio Peral

Y cinco años despues se puede confirmar esta aseveración continuada por el gobierno del partido popular

Ayn Rand

Nunca consideres a los Colectivistas como «idealistas sinceros aunque engañados». La proposición de esclavizar a algunos hombres en beneficio de otros no es un ideal; la brutalidad no es «idealista», no importan cuáles sean sus fines. Nunca digas que el deseo de «hacer el bien» por la fuerza es un buen motivo. Ni el afán de poder ni la estupidez son buenos motivos.

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