«Para Ayn Rand, las ideas no eran un juego de salón; eran la forma que tiene el hombre de comprender el mundo, y por lo tanto, esenciales para la acción y la supervivencia humana.»……………………..
[Tomado de: “My Thirty Years With Ayn Rand: An Intellectual Memoir”, por Leonard Peikoff, The Voice of Reason, Epílogo.]
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Si te acercases a un individuo cualquiera, hicieses una lista de las cosas que él valora, y le dijeses seriamente: «Tengo la intención de destruirlas todas y dejarte tirado en la cuneta», él se enfadaría, incluso se indignaría. Lo que hacía diferente a Ayn Rand del resto de la humanidad es que al oír una simple afirmación como: «la realidad es irreal», en esa afirmación ella conseguía ver esa lista concreta y la intención de destruirla totalmente. [Otro ejemplo: al leer a Kant diciendo que somos incapaces de conocer la realidad, ella veía como resultado inevitable los horrores del nazismo].
La mayoría de la gente en nuestra época de pragmatismo y escepticismo desprecia cualquier generalización sobre la realidad como mera habladuría, o sea, como abstracciones flotantes, y sólo reacciona a declaraciones sobre cosas muy concretas. Con Ayn Rand era al contrario. Ella reaccionaba de forma mucho más intensa ante ideas filosóficas que ante cosas concretas. Cuanto más abstracto el comentario malvado, más territorio éste abarcaba, y por lo tanto, mayor era el potencial destructivo que ella veía en él.
Igualmente, si Ayn Rand escuchaba una idea básica que ella consideraba verdadera – una idea abogando la realidad y la razón, como muchos de los principios de Aristóteles – ella respondía con profundo respeto y admiración, incluso con gratitud. Las ideas para ella no eran un juego de salón; eran la forma que tiene el hombre de comprender el mundo, y por lo tanto eran algo esencial para la acción y la supervivencia humanas. Así que las ideas verdaderas eran un activo valiosísimo, y las falsas, un desastre potencial.
Pero, así como Ayn Rand no separaba abstracciones de concretos, ella tampoco permitía que los concretos permanecieran desgajados de las abstracciones. O sea, ella rechazaba la política general de hoy día, que es observar los acontecimientos cotidianos en un vacío para luego lamentarse que la vida es ininteligible. Lo que un hombre hace, ella decía, es el producto de lo que piensa. Para ser entendidas, por lo tanto, las acciones de un hombre tienen que ser consideradas en relación a sus ideas. Ya fuese leyendo una inspiradora novela de Victor Hugo, o algún horror procedente de la educación progresiva, o la emocionante aventura de los Estados Unidos en el espacio, o la más reciente catástrofe procedente de Washington, o el comportamiento aparentemente incomprensible de un amigo en el que ella había confiado. . . fuese lo que fuese, ella siempre buscaba su explicación identificando las ideas en su raíz.
Dado que las abstracciones, según su filosofía, son el medio que tiene el hombre para comprender y lidiar con cosas concretas, ella de hecho las usaba para ese fin. Nunca se contentó ni con teorías flotantes ni con noticias puntuales e ininteligibles; siempre exigió una unidad crucial: de teoría y realidad, o de ideas y hechos, o de conceptos y perceptos.
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Presentación realizada por el Dr. Peikoff en el Ford Hall Forum de Boston el día 12 de abril de 1987, y publicada en The Objectivist Forum en junio de 1987.
<<< Traducción y comentarios: Objetivismo.org >>>
Completamente de acuerdo con Miguel. Por ejemplo, hasta hace nada uno no podía disfrutar de «El hombre, la economía y el Estado» de Rothbard en castellano. Vamos, que es urgente que este país se deje influir por las ideas de… Leer más »
Decir que realmente no se ha leido la novela de Ayn Rand si sólo se lee en castellano es una afirmación que me apena en cierta medida, poruqe la verdad yo sí la he disfrutado y sí me he dado… Leer más »
Habrían de vertirse al español dos libros: Paralelismos Ominosos de Leonard Peikoff, Objetivismo: La Filosofía de Ayn Rand de Leonard Peikoff y publicarse en España, Introducción a la epistemología objetivista, o plantearse Grito Sagrado en vender internacionalmente a distancia.
Es una pena que Ayn Rand fundamemtalmente en vida sólo estuvo interesada en expandir su pensamiento por Estados Unidos de Norteamérica, y que en tantísimos años desde que empezase a publicar sus obras, no estuviesen disponibles en España, hasta el… Leer más »