A principios del siglo XX aparecen en Estados Unidos las radios AM (Amplitud Modulada), cuya tecnología es rápidamente adoptada para retransmitir eventos en directo y programas de entretenimiento. Pero las señales transmitidas tienen un inconveniente: sufren interferencias con demasiada facilidad.
En 1933, un prolífico inventor llamado Edwin Amstrong patenta la FM (Frecuencia Modulada), solucionando los inconvenientes de la tecnología AM, y consiguiendo que los receptores que la usan generen un sonido más claro y libre de ruido. Para demostrar el valor de su invento, Amstrong consigue que la Federal Communications Comission (FCC) habilite una banda de frecuencias de radio para FM.
A principios de los años 40, Amstrong continúa su progreso instalando la “Red Yankee”, una serie de estaciones de radio FM en los estados de New England. Pero hacia 1945 la Radio Corporacion of America (RCA, dirigida por David Sarnoff) presiona a la FCC para que cambie las frecuencias asignadas a la FM, con el pretexto de darle esa banda de frecuencias a la incipiente tecnología de la televisión. Con esa maniobra política, Sarnoff consigue proteger el imperio de la AM, de la cual había sido pionero y empresario destacado, dejando obsoletos a los sistemas FM y haciéndole perder a Armstrong todo el dinero invertido en sus redes (porque cambiar el rango de frecuencias supuso cambiar antenas y receptores, o sea, torres y aparatos de radio).
Poco después, la RCA exige y consigue del gobierno su propia patente para la FM, dejando a Amstrong sin posibilidad de reclamar sus derechos por las radios vendidas, y llevándole a la ruina. Emocionalmente exhausto, en enero de 1954 Amstrong se suicida saltando desde la ventana de su apartamento en el piso 13.
Hoy, tras décadas de atraso gracias a las decisiones monopolizadoras de la FCC, la FM en los Estados Unidos y en el resto del mundo supera con creces a la AM.
¿Pensabas que James Taggart, Orren Boyle, Wesley Mouch (personajes de La Rebelión de Atlas) y sus intrigas eran sólo ficción? Piensa de nuevo.
“Mi lealtad a todos los creadores que existieron y tuvieron que sufrir . . . a cada tortuosa hora de soledad, de negación, de frustración y de abuso que tuvieron que soportar, y a las batallas que ganaron. A cada creador cuyo nombre es reconocido, y a cada creador que vivió, luchó y pereció sin ser reconocido antes de triunfar. A cada creador que fue destruido en cuerpo o en espíritu” – Howard Roark, en El Manantial
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Por Iván Mejía, colaborador de Objetivismo Internacional
En honor de Edwin Amstrong
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excelente articulo, gracias por compartirlo