Así como proclaman su derecho a consumir lo no ganado, y evaden la cuestión de quién lo ha de producir, así también proclaman que no existe la ley de identidad, que nada existe salvo el cambio, y evaden el hecho de que cambio presupone los conceptos de qué cambia, de qué a qué, y que sin la ley de identidad ningún concepto como “cambio” es posible.
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Fuentes:
“Discurso de Galt”, La rebelión de Atlas
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