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Aborto

Un embrión no tiene derechos. Los derechos no pertenecen a un ser potencial, sino sólo a un ser real. Un bebé no puede adquirir ningún derecho hasta que nace. Los que viven tienen precedencia sobre los que aún no viven (o los no nacidos).

oír a Ayn Rand hablar sobre el aborto

El aborto es un derecho moral – que debe dejarse a criterio exclusivo de la mujer afectada; moralmente, no hay nada fuera de su deseo en este asunto que deba ser considerado. ¿Quién podría razonablemente tener derecho a imponerle lo que debe hacer con las funciones de su propio cuerpo?

No importa la ridiculez malvada de afirmar que un embrión tiene un «derecho a la vida». Un pedazo de protoplasma no tiene derechos – y no tiene vida en el sentido humano de la palabra. Uno puede discutir sobre las avanzadas etapas del embarazo, pero la cuestión esencial atañe sólo a los tres primeros meses. Equiparar algo potencial con algo real es malvado; abogar por el sacrificio del segundo al primero, es abominable. . . . Observad que al atribuirle derechos a los no nacidos, es decir, a los no-vivos, los antiabortistas destruyen los derechos de los vivos: el derecho de los jóvenes a determinar el curso de sus propias vidas. La tarea de criar un hijo es una enorme responsabilidad que dura toda la vida, y que nadie debe emprender de forma irresponsable o contra su voluntad. La procreación no es un deber: los seres humanos no son animales de cría en una granja. Para las personas responsables, un embarazo indeseado es un desastre; el oponerse a terminarlo es propugnar el sacrificio, no en beneficio de nadie, sino por la miseria como fin en sí misma, por el objetivo de prohibirles la felicidad y la realización a seres humanos vivos.

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La capacidad de procrear no es más que un potencial, que el hombre no está obligado a realizar. La decisión de tener o no tener hijos es moralmente opcional. La naturaleza dota al hombre con una gama de posibilidades – y es su mente la que debe decidir qué capacidades él opta por ejercer

Si alguno de vosotros está confundido o seducido por el argumento de que las células de un embrión son células humanas vivas, recordad que también lo son todas las otras células de tu cuerpo, incluyendo las células de tu piel, tus amígdalas, o tu apéndice infectado – y que cortarlos es un asesinato, de acuerdo con las nociones de esa ley propuesta. Recordad también que una potencialidad que no es lo mismo que una realidad – y que la vida de un ser humano comienza cuando nace.

La cuestión del aborto implica mucho más que la terminación de un embarazo: es una cuestión de la vida entera de los padres. Como he dicho antes, la paternidad es una enorme responsabilidad; es una responsabilidad imposible para jóvenes que son ambiciosos y están luchando, pero que son pobres; sobre todo si son inteligentes y suficientemente responsables como para no abandonar a su hijo en algún umbral ni darlo a la adopción. Para estos jóvenes, el embarazo es una sentencia de muerte: la paternidad les obligaría a renunciar a su futuro, y los condenaría a una vida de trabajo penoso y desolador, de esclavitud a las necesidades físicas y financieras de un niño. La situación de una madre soltera, abandonada por su amante, es aún peor.

No consigo realmente imaginar el estado mental de una persona que deseara condenar a otro ser humano a dicho horror. No puedo concebir el grado de odio que es necesario para hacer que esas mujeres vayan por ahí haciendo cruzadas contra el aborto. Odio es lo que revelan, desde luego, no amor por los embriones, que es algo absurdo que nadie podría sentir, sino odio, un odio virulento por un objeto sin nombre. A juzgar por el grado de intensidad de esas mujeres, yo diría que es cuestión de autoestima y que su miedo es metafísico. Su odio está dirigido contra seres humanos como tales, contra la mente, contra la razón, contra la ambición, contra el éxito, contra del amor, contra cualquier valor que le traiga felicidad a la vida humana. Y para reflejar la deshonestidad que domina el campo intelectual de hoy, se auto-denominan «pro-vida.»

¿Con qué derecho puede alguien proclamar el poder disponer de las vidas de otros y de decretar sus decisiones personales?

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Una definición apropiada, filosóficamente válida, de hombre como «un animal racional», no permitiría que nadie le atribuyera la condición de «persona» a unas pocas células humanas.

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La capacidad de procrear no es más que un potencial, que el hombre no está obligado a realizar. La decisión de tener o no tener hijos es moralmente opcional. La naturaleza dota al hombre con una gama de posibilidades – y es su mente la que debe decidir qué capacidades él opta por ejercer, de acuerdo con su propia jerarquía de objetivos y valores racionales.

El mero hecho de que el hombre tenga la capacidad de matar no quiere decir que sea su deber convertirse en un asesino; de la misma manera, el mero hecho de que el hombre tenga la capacidad de procrear, no quiere decir que sea su deber cometer suicidio espiritual haciendo que su objetivo principal sea la procreación y convirtiéndose a sí mismo en un animal de cría. . . .

Para un animal, la cría de sus pequeños es cuestión de ciclos temporales. Para el hombre, es una responsabilidad para toda la vida – una seria responsabilidad que no debe asumirse sin causa, sin pensar, o por accidente.

Con relación a los aspectos morales del control de la natalidad, el derecho primario en cuestión no es el «derecho» de un niño aún no-nacido, ni de la familia, ni de la sociedad, ni de Dios. El derecho primario es uno que – en el clamor público de hoy sobre el tema – pocas voces han tenido el valor de defender: el derecho del hombre y la mujer a su propia vida y felicidad – el derecho a no ser tratados como medios para cualquier otro fin.

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Fuentes:

«Of Living Death» The Voice of Reason, 58–59.

«A Last Survey» The Ayn Rand Letter, IV, 2, 3.

«The Age of Mediocrity» The Objectivist Forum, June 1981, 2-3.

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Hedonista

¿ Se justificaría el aborto de un embarazo múltiple por ser un caso de colectivismo ?

César González
César González

Juan, supongo que cuando dices:»todas las lacras que defienden y promueven esa atrocidad» te refieres a las mujeres que, por la razón que a ellas les sea mas conveniente( a mi la verdad no me importa y a nadie debería… Leer más »

Ricardo Arturo
Ricardo Arturo

Un momento ¿en qué momento yo he comentado el 29 de septiembre?, en realidad posiblemente sea otro individuo con el mismo nombre que tengo pero en fin, estas personas no dejan de hablar de la concepción como el mismísimo santo… Leer más »

Oscar
Oscar

Absolutamente en desacuerdo. Se olvida Rand que la libertad tiene una hermana pequeña, pero muy importante, llamada responsabilidad. Antes de mantener relaciones, una pareja debe ser consciente de las consecuencias de sus actos si no adoptan las medidas anticonceptivas necesarias.… Leer más »

Ayn Rand

Oro y libertad económica son inseparables … el patrón oro es un instrumento del laissez faire … y cada uno de ellos implica y requiere al otro.

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