Muchos psicólogos tienen envidia del prestigio —y de los logros— de las ciencias físicas, las cuales ellos no intentan emular, sino imitar. El señor B. F. Skinner es arquetípico en cuanto a eso: está apasionadamente decidido a ser aceptado como un «científico», y se queja de que sólo el «Hombre Autónomo» obstaculiza esa aceptación (lo cual, estoy segura, es cierto). El señor Skinner señala desdeñosamente que los hombres primitivos, que eran incapaces de ver la diferencia entre seres vivos y objetos inanimados, atribuyeron los movimientos de los objetos a dioses o a demonios conscientes, y también señala que la ciencia no pudo empezar hasta que esa creencia fue descartada. En nombre de la ciencia, el señor Skinner salta, desafiante, a la otra cara de la misma moneda básica: aceptando la creencia de que la consciencia es sobrenatural, él se niega a aceptar la existencia de la mente del hombre.
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Aparentemente para apaciguar a los defensores del hombre, el señor Skinner ofrece lo siguiente: «Al transferir el control del Hombre Autónomo al entorno observable, no dejamos un organismo vacío. Siguen ocurriendo muchas cosas debajo de la piel, y la fisiología con el tiempo nos dirá más sobre eso» (p. 195). Eso significa: No, el hombre no está vacío, es un trozo macizo de carne. [Más allá de la libertad y la dignidad, p. 195].
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Los conductistas definen la psicología como el estudio de la “conducta observable” (su término para la acción) y afirman que la conducta del hombre está controlada por el medio ambiente. En Más allá de la libertad y la dignidad, Skinner dice que “una persona no actúa sobre el mundo, el mundo actúa sobre ella”. Los pensamientos no causan acciones, según Skinner, sino que son simplemente un tipo de comportamiento diferente: “Conducta encubierta”. El aprendizaje no se define cognitivamente (como la adquisición de conocimiento), sino como un cambio en el comportamiento, causado por el medio ambiente. El conductismo prescinde de conceptos tales como ego, personalidad, emoción, y enfermedad mental, y los reemplaza con nociones definidas por el comportamiento, tales como repertorio de respuesta, reacción corporal, y comportamiento anormal.
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El sustituto del conductismo para la mente son ciertas entidades en el entorno llamadas “reforzadores”. Un “reforzador”, dicen los conductistas, es un evento que sigue a una respuesta y hace que las respuestas posteriores del mismo tipo sean más probables. “¿Qué tipo de eventos cambiar la probabilidad de responder?”, preguntamos. “Eventos reforzados”, nos dicen. “¿Qué es un evento reforzado?”, preguntamos. “Uno que modifica la probabilidad de respuesta”, responden. “¿Por qué refuerza un reforzador?”, preguntamos. “Esa pregunta no es relevante”, responden. . . Para entender por qué un “reforzador” refuerza, los conductistas tendrían que hacer referencia a los contenidos y los procesos mentales del individuo, o sea, tendrían que abandonar el conductismo.
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Fuentes:
“El estímulo y la respuesta”, Filosofía: Quién la necesita
Edwin Locke, “Conductismo y psicoanálisis”, The Objectivist Forum, Feb. 1980
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