«Hay límites a la libertad de expresión». . . «[…Si alguien insulta] a mi madre, puede esperar en respuesta un puñetazo. Es normal. Es normal. No se debe provocar. No se puede insultar la fe ajena. Uno no se puede burlar de la fe de los demás».
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Aunque el Papa hiciera esas declaraciones en su estilo jocoso y dicharachero, hay que tomárselas muy en serio, porque la libertad de expresión es un asunto de vida o muerte.
Si el Papa fuese una persona cualquiera, no importaría en absoluto lo que pensara o lo que dijera. Pero no lo es. Millones de fieles están pendientes de cada paso que da y de cada palabra que pronuncia, atentos para aceptar sus enseñanzas y entender y aplicar así la doctrina de la Iglesia. Las ideas básicas que un líder espiritual expresa acaban penetrando y formando parte de la cultura de sus seguidores.
¿Cuál es, entonces, la posición del Papa sobre la libertad de expresión? El Papa dice que ni se debe ni se puede ofender a los demás, y que si uno lo hace, es de esperar que le ataquen. No dice abiertamente que es moral iniciar la fuerza contra quienes ofenden (él no podría ser tan burdo), pero de hecho afirma que él sí iniciaría la fuerza si le insultaran, y por lo tanto implica que iniciar la fuerza en esas circunstancias no puede ser malo; es algo, como mínimo, razonable. Una vez que el principio queda establecido – que es aceptado como válido y «normal» el iniciar la fuerza física contra otro por insultarte – el pasar de un puñetazo en la cara a un tiro en la cabeza es cuestión de grado.
¿Qué pasó con Charlie Hebdo? La posición del Papa no deja lugar a dudas: “No se debe provocar. No se puede insultar la fe ajena”. O sea, los editores de Charlie Hebdo no actuaron bien, se pasaron, provocaron, insultaron… y por eso les pasó lo que les pasó. Malos chicos, no deberían haber insultado a los extremistas musulmanes.
Para el Papa: Insultar = MALO. Atacar al insultante = OK.
Eso es estar en contra de la libertad de expresión y a favor del inicio de la fuerza. En un asunto de vida o muerte, el Papa está del lado de la muerte.
Contrastemos la posición del Papa con la posición opuesta. Las palabras, por muy ofensivas que sean, no violan ni pueden violar los derechos individuales. Solamente el inicio del uso de la fuerza – el puñetazo del Papa o las balas de los yihadistas – viola esos derechos. Defender el derecho a la libertad de expresión y condenar el inicio de la fuerza es defender los derechos individuales, es estar del lado de la vida.
Para una persona racional: Insultar = OK. Atacar al insultante = MALO
Hace 400 años el Papa de turno amenazó a Galileo con tortura física por enseñar que la Tierra no era el centro del universo, lo cual era una blasfemia, un insulto, un ataque contra la doctrina de la Iglesia. El conflicto entre razón y fe – entre vida y muerte – continúa. En algunos aspectos no hemos avanzado nada.
Y como prueba de ello es que el Papa y los yihadistas están de acuerdo en dos cosas, por principio: «insultar está mal», y «si te sientes insultado tienes derecho a iniciar la fuerza».
Como dice uno de los héroes en Atlas: «¡Que el Dios que habéis inventado os perdone!»
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Editorial de Objetivismo Internacional.
Las declaraciones del Papa han sido publicadas y extensamente comentadas en la prensa internacional, por ejemplo aquí y aquí, además de en varios otros medios y redes sociales.
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¿que pensais de la apologia al terrorismo? esta claro que es un acto inmoral pero… ¿se deben tomar medidas legales en su contra? ¿que piensan los objetivistas de esto?
A un buen amigo mío le han publicado una carta al director en *The Times* de Londres, el prestigioso diario inglés. Este el contenido: “Búrlate del Islam y recibe un puñetazo, dice el Papa Francisco» (The Times). La libertad de… Leer más »
En USA les enseñan a los niños un dicho que resume muy bien la actitud que deben tener ante las acciones de otros: «Sticks and stones can break my bones, but words will never hurt me». («Palos y piedras pueden… Leer más »
En una sociedad civilizada hasta la libertad de expresión está condicionada trasgredir con el lenguaje o gráficos la línea límite de la comunicación implica necesariamente el riesgo de una reacción no solo a los extremistas Musulmanes.