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Los Axiomas Básicos de Objetivismo [1/2]

Toda filosofía ha de formarse desde unos puntos de partida. ¿Dónde, pues, empezamos? ¿Qué ideas pueden ser consideradas primarias?

Objetivismo empieza nombrando y validando sus puntos de partida. Ayn Rand empieza deliberadamente por el principio, por lo que puede demostrar que es el principio, por la raíz de todo lo demás.

Cuando los hombres empiezan a filosofar, ya son adultos que han adquirido un complejo conjunto de conceptos. La primera tarea del filósofo consiste en separar los elementos fundamentales del resto; él tiene que determinar qué conceptos están en la base del conocimiento humano y cuáles están más arriba en la estructura; cuáles son los principios irreductibles de la cognición y cuáles los secundarios.

Objetivismo empieza nombrando y validando sus puntos de partida. Ayn Rand no elige preguntas al azar, no empieza donde caprichosamente se le ocurre. Ella empieza deliberadamente por el principio, por lo que puede demostrar que es el principio, y la raíz de todo lo demás.

Existencia, Consciencia e Identidad como Axiomas Básicos

Empezamos como filósofos igual que empezamos como bebés, en el único lugar donde se puede empezar: mirando al mundo. Como filósofos, sin embargo, sabemos lo suficiente como para afirmar, cuando miramos a algo: existe, es. Esto (estoy señalando una mesa) es. Eso (señalando a una persona sentada) es. Estas cosas (moviendo el brazo para indicar el contenido de toda la sala) son. Algo existe.

Comenzamos con el hecho irreducible que es el concepto de “existencia”: lo que existe.

Lo primero que se puede decir acerca de lo que es, es simplemente: es. Igual que Parménides en la antigua Grecia formuló el principio: lo que es, es. O, en palabras de Ayn Rand: la existencia existe. (“Existencia” aquí es un nombre colectivo, que denota la totalidad de los existentes.) Este axioma no nos dice nada sobre la naturaleza de los existentes, sino simplemente subraya el hecho de que existen.

Este axioma ha de ser el fundamento de todo lo demás. Antes de que alguien pueda considerar cualquier otra cuestión – antes de que uno pueda preguntar qué cosas existen o a qué problemas se enfrentan los hombres al intentar aprender sobre ellas, antes de que uno pueda hablar lo que uno sabe o cómo lo sabe – antes debe haber algo, y uno tiene que comprender que existe. Si no es así, no hay nada que considerar o que conocer.

El concepto de “existencia” es el más amplio de todos los conceptos. Lo incluye todo – cada entidad, acción, atributo, relación (incluyendo todos los estados de consciencia) – todo lo que es, fue o será. El concepto no especifica que existe un mundo físico. Como el primer concepto en la base del conocimiento, cubre sólo lo que se sabe, de forma implícita o explícitamente, por toda la gama de la raza humana, desde el recién nacido o el salvaje más primitivo hasta el mayor científico o el sabio más erudito. Todos ellos saben igualmente el hecho fundamental de que existe algo, algo a diferencia de nada.

Tú, el lector, ya has captado el primer axioma de la filosofía. Ese acto implica un segundo axioma: que existes y tienes consciencia, consciencia siendo la facultad de percibir lo que existe. La consciencia no es inherente en el hecho de la existencia como tal; un mundo sin organismos conscientes es posible. Pero la consciencia es inherente en tu darte cuenta de la existencia. Inherente en decir: “Hay algo de lo que me doy cuenta” es: “Hay algo de lo que me doy cuenta“.

El hecho de la consciencia es también un punto de partida fundamental. Aunque los biólogos o los físicos puedan darnos algún día un análisis científico de las condiciones de la consciencia (en términos de estructuras físicas, o tipos de energía, o algo que ahora se desconoce), eso no alteraría el hecho de que la consciencia es un axioma. Antes de poder plantear cualquier cuestión relativa al conocimiento, sea de contenido o de método (incluyendo la cuestión de las condiciones de la consciencia), primero hay que ser consciente de algo y reconocer que uno lo es. Todas las preguntas presuponen que uno tiene una facultad de conocimiento, es decir, el atributo de la consciencia. Quien ignora este atributo debe forzosamente ignorar todo el campo de la cognición (y de la filosofía).

La consciencia, repitiendo, es la facultad de percibir lo que existe. (“Percibir” se utiliza aquí en su sentido más amplio, equivalente a “darse cuenta de”). Ser consciente es ser consciente de algo.

Aquí está la cita crucial de Ayn Rand en relación a lo anterior:

La existencia existe – y el acto de comprender esa afirmación implica dos axiomas corolarios: que algo existe que uno percibe, y que uno existe poseyendo consciencia, consciencia siendo la facultad de percibir lo que existe.

Si nada existe no puede haber consciencia: una consciencia sin nada de lo que ser consciente es una contradicción. Una consciencia consciente sólo de ella misma es una contradicción: antes de poder identificarse como consciencia, tuvo que ser consciente de algo. Si lo que alegas percibir no existe, lo que posees no es consciencia.

Sea cual sea el grado de tu conocimiento, estos dos – existencia y consciencia – son axiomas que no puedes escapar, estos dos son los puntos de partida irreducibles en cualquier acción que emprendas, en cualquier parte de tu conocimiento y en su totalidad, desde el primer rayo de luz que percibes al inicio de tu vida a la más vasta erudición que puedas adquirir a su término. Conozcas la forma de una piedra o la estructura de un sistema solar, los axiomas permanecen los mismos: que ello existe y que tú lo sabes.

Un tercer y último axioma básico está implícito en los dos primeros. Es la ley de identidad: ser es ser algo, tener una naturaleza, poseer identidad. Una cosa es ella misma, o bien, en la fórmula clásica: “A es A”. La “identidad” de algo que existe significa lo que es, la totalidad de sus atributos o características.

Independientemente de lo que decidas considerar, sea un objeto, un atributo o una acción, la ley de identidad sigue siendo la misma. Una hoja no puede ser una piedra al mismo tiempo, no puede ser toda roja y toda verde al mismo tiempo, no puede congelarse y arder al mismo tiempo. A es A. O, si deseas que sea formulado en un lenguaje más simple: No puedes quedarte con tu pastel y comértelo al mismo tiempo.

Ayn Rand ofrece una nueva formulación de este axioma: existencia es identidad. Ella no dice “la existencia tiene identidad”, lo que podría sugerir que la identidad es un elemento separable de la existencia (como una capa de pintura es separable de la casa que la tiene). La idea es que ser es ser algo. Existencia e identidad son indivisibles, cada una implica la otra. Si algo existe, entonces algo existe; y si hay un algo, entonces hay un algo. El hecho fundamental no puede ser partido en dos.

¿Por qué usar – podríamos preguntarnos – dos conceptos para identificar un solo hecho? Este procedimiento es normal en filosofía y en otros campos también. Cuando los hombres tienen varias perspectivas sobre un solo hecho, cuando lo consideran desde diferentes aspectos o en contextos diferentes, a menudo es esencial el formar conceptos que identifican las diferentes perspectivas.

“Existencia” diferencia una cosa de la nada, de la ausencia de la cosa. Esta es la identificación primaria, de la que todas las demás dependen; es el reconocimiento, en términos conceptuales, de que una cosa existe. “Identidad” indica, no que existe, sino que ella existe. Esto distingue una cosa de otra, lo cual es un paso diferente en la cognición. La perspectiva aquí no es: existe (vs. no existe), sino: es esto (vs. es aquello). Así, el contexto y el objetivo de los dos conceptos es diferente, aunque el hecho que ambos conceptos nombran es indivisible.

Al igual que existencia y consciencia, identidad es también un punto de partida fundamental para el conocimiento. Antes de que uno pueda preguntar qué es cualquier existente, debe ser algo, y uno debe saberlo. Si no, entonces no hay nada que investigar, o nada que exista.

Inherente en que un hombre capte cualquier objeto está el que reconozca, de alguna forma, que: existe algo de lo que soy consciente. Existe (existencia) algo (identidad) de lo que soy consciente (consciencia). Estos tres son los conceptos axiomáticos básicos de la filosofía de Objetivismo.

Un concepto axiomático, escribe Ayn Rand, es

“la identificación de un hecho primario de la realidad, que no puede ser analizado, es decir, reducido a otros hechos o desmenuzado en sus componentes. Está implícito en todos los hechos y en todo el conocimiento. Es lo fundamentalmente dado, y lo directamente percibido o experimentado, que no requiere ninguna prueba ni explicación, sino en lo que todas las pruebas y explicaciones descansan”. 

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Del libro: Objetivismo: La Filosofía de Ayn Rand, por Leonard Peikoff, 1991.               Segunda parte

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