Capítulo 3- Formación de conceptos
Diferenciación e integración como medios para conseguir una perspectiva de unidad [3-1]
Objectivism: The Philosophy of Ayn Rand
(«OPAR») por Leonard Peikoff
Traducido por Domingo García
Presidente de Objetivismo Internacional
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En primer lugar, obtengamos una visión general de la naturaleza de una consciencia conceptual. Siguiendo a la Sra. Rand, empecemos por trazar el desarrollo en la mente del hombre del concepto «existente».
«El concepto (implícito) de “existente» [en español: “algo que existe»] pasa por tres etapas de desarrollo en la mente del hombre». 1 La primera etapa es cuando un niño se da cuenta de cosas u objetos; eso representa el concepto (implícito) de «entidad». La segunda etapa ocurre cuando el niño, aunque aún esté a nivel perceptual, distingue a unas entidades específicas de otras; al ver el mismo objeto en momentos diferentes, ahora reconoce que es el mismo objeto. Esto representa el concepto implícito de «identidad».
Esas dos etapas tienen contrapartidas en el mundo animal. Los animales no tienen conceptos, ni siquiera implícitos. Pero los animales superiores pueden percibir entidades y aprender a reconocer objetos específicos entre ellas. Es la tercera etapa la que constituye la gran división cognitiva.
Después de haber captado las identidades de entidades concretas, los seres humanos pueden pasar a una nueva etapa. En palabras de Ayn Rand, pueden captar «relaciones entre esas entidades, al captar las semejanzas y las diferencias de sus identidades». 2 Un niño puede entender que ciertos objetos (por ejemplo, dos mesas) se asemejan entre sí pero difieren de otros objetos (como sillas o camas), y él puede decidir considerar los objetos similares en conjunto, como un grupo separado. En este momento, él ya no ve los objetos como lo hacen los animales: meramente como existentes distintos, cada uno diferente de los otros. Ahora también ve los objetos como estando relacionados por sus semejanzas. Para cambiar de ejemplo: cuando tú, lector, diriges tu atención, digamos, a una persona sentada a tu lado, no estás captando solamente “entidad», y no sólo “esta» entidad en vez de aquella de allí, sino: este hombre, es decir, esta entidad en relación a todas las otras como él y en contraste a los otros tipos de entidades que conoces. Captas esa entidad como siendo un miembro de un grupo de miembros similares.
El concepto implícito representado por esta etapa de desarrollo es: «unidad». “Una unidad», define Ayn Rand, “es un existente visto como un miembro único, separado de un grupo de dos o más miembros similares».
«Esa es la clave, la entrada al nivel conceptual de la consciencia del hombre. El poder considerar a las entidades como unidades es el método diferenciado de cognición del hombre, que otras especies vivientes son incapaces de seguir». 3
Un animal no puede organizar su campo perceptual. Observa objetos y reacciona a ellos en cualquier orden que por azar lleguen a su consciencia. Pero el hombre puede romper el caos perceptual clasificando los concretos de acuerdo a sus similitudes. Aunque personas, gatos, árboles y automóviles están completamente mezclados en la realidad, un hombre puede decir, en efecto: «Las semejanzas entre las personas son tan grandes, y sus diferencias con los gatos y con todas las demás cosas son tan obvias, que voy a separar mentalmente a las personas del resto. Continuaré considerando a cada persona como una entidad separada, pero no como una entidad no relacionada. Consideraré a cada una de ellas como siendo miembro de un grupo de similares, o sea, como una unidad».
El resultado es un nuevo nivel de capacidad cognitiva. Dada la perspectiva de unidad, el hombre puede buscar el conocimiento deliberadamente. Puede ignorar perceptos [objetos concretos] que no están relacionados con un esfuerzo cognitivo en particular, y concentrarse en los que son relevantes; es capaz de especializarse intelectualmente. Además, puesto que trata a los objetos en el grupo separado como unidades de un único concepto, puede aplicarles a todos ellos el conocimiento que obtiene mientras estudia solamente un grupo relativamente pequeño (asumiendo que haya formado sus conceptos correctamente); es capaz de inducir. Y esas valiosas capacidades son sólo algunas de las consecuencias de la perspectiva de unidad; su función cognitiva primaria la trataremos al final de este capítulo.
Al estudiar la perspectiva de unidad, es esencial comprender que en el mundo, fuera del hombre, no hay unidades; sólo hay existentes: cosas individuales, separadas, cada una con sus propiedades y acciones. Ver las cosas como unidades significa adoptar una perspectiva humana sobre las cosas, lo cual no quiere decir que sea una perspectiva «subjetiva».
Observad que el concepto “unidad» [escribe Ayn Rand] implica un acto de consciencia (un enfoque selectivo, una cierta forma de ver las cosas), pero no es una creación arbitraria de la consciencia: es un método de identificación o de clasificación de acuerdo con los atributos que una consciencia observa en la realidad. Ese método permite cualquier cantidad de clasificaciones y contra-clasificaciones: uno puede clasificar las cosas según su forma o su color o su peso o su tamaño o su estructura atómica; pero el criterio de clasificación no es algo inventado, es algo percibido en la realidad. Así, el concepto «unidad» es un puente entre metafísica y epistemología: las unidades no existen como unidades, lo que existen son cosas, pero unidades son cosas vistas por una consciencia en base a ciertas relaciones que de hecho existen. 4
Sin el concepto implícito de «unidad», el hombre no podría alcanzar el método conceptual de conocimiento. Sin el mismo concepto implícito, hay otra cosa que no podría hacer: no podría contar, medir o identificar relaciones cuantitativas; no podría entrar en el campo de las matemáticas. Por lo tanto, el mismo concepto (implícito) es la base y el inicio de dos campos: el conceptual y el matemático. Esto apunta a una conexión esencial entre los dos campos. Sugiere que la formación de conceptos es en cierta forma un proceso matemático.
Antes de expandir ese punto, sin embargo, quiero dar una descripción ordenada de los procesos conscientes que los hombres deben realizar para ser capaces de considerar las entidades como unidades. Quiero sistematizar los aspectos de formación de conceptos a los que ya hemos aludido.
Hay dos procesos principales involucrados aquí, los dos que también son esenciales para la consciencia a nivel perceptual: descomponer y componer, o análisis y síntesis, o diferenciación e integración. 5 “Diferenciación» es el proceso de captar diferencias, es decir, de distinguir uno o más objetos de otros de los que uno es consciente. “Integración» es el proceso de unir los elementos en un todo inseparable.
Para poder pasar de la etapa de sensación a la de percepción, primero tenemos que discriminar ciertas cualidades sensoriales y separarlas del caos inicial. Luego nuestro cerebro integra esas cualidades en entidades, permitiéndonos así captar, en un único marco de consciencia, un complejo conjunto de datos que nos fue dado inicialmente como una serie de unidades separadas, a lo largo de un cierto periodo de tiempo.
Esos mismos dos procesos ocurren al pasar de perceptos a conceptos. En este caso, sin embargo, los procesos difieren en la forma, y no son realizados para nosotros automáticamente por nuestro cerebro.
Comenzamos la formación de un concepto aislando un grupo de concretos. Hacemos eso en base a similitudes observadas que distinguen a estos concretos del resto de nuestro campo perceptual. Las similitudes que hacen posible nuestra primera diferenciación, repito, son observadas; están disponibles para nuestros sentidos sin necesidad de conocimiento conceptual. En una etapa superior de desarrollo, a menudo los conceptos son necesarios para identificar similitudes, por ejemplo, entre dos filosofías o dos sistemas políticos; pero las similitudes iniciales son dadas perceptualmente, tanto para algunos animales como para los hombres.
El elemento señaladamente humano en lo anterior es nuestra capacidad de abstraer tales similitudes, de abstraerlas de las diferencias en que están inmersas. Un ejemplo es nuestra capacidad de extraer y considerar por separado la forma similar que tienen una serie de mesas, dejando de lado sus muchas diferencias de tamaño, color, peso, etc. “Abstracción» es el poder de enfocar y tratar selectivamente; es el poder de separar mentalmente y hacer uso cognitivo de un aspecto de la realidad que no puede existir aisladamente. Es un poder que los animales no poseen. Un animal percibe al objeto entero, incluyendo algunas similitudes con otras cosas y algunas diferencias con ellas; puede incluso, en ciertas instancias, ser capaz de un rudimentario enfoque selectivo. Pero no puede aislar o unir ningún grupo de concretos de acuerdo con ello; no puede hacer nada cognitivamente con las relaciones que percibe. Para su consciencia, observar las similitudes no conduce a nada más. El hombre sí puede hacer algo: consigue que esos datos formen la base de un método de organización cognitiva. El primer paso del método consiste en el aislamiento mental de un grupo de similares.
Pero un grupo perceptual aislado aún no es un concepto. Si nos limitásemos a aislar, podríamos hacer poca cosa o nada cognitivamente con ese grupo, y ni siquiera podríamos mantener a ese grupo aislado. Para llegar a un resultado cognitivo, debemos proceder a integrar. «Integrar» perceptos es el proceso de combinar todos aquellos que son relevantes (por ejemplo, nuestros perceptos de mesas) en un todo inseparable. Este todo es una nueva entidad, una entidad mental (el concepto «mesa»), que funciona en nuestra consciencia a partir de ese instante como una unidad única y permanente. Esa entidad representa un número ilimitado de concretos, incluyendo una infinidad de casos no observados. Subsume todos los casos que pertenecen al grupo, sea en el pasado, en el presente o en el futuro. He aquí otro paralelismo con las matemáticas.
Un concepto [escribe Ayn Rand] es como una secuencia aritmética de unidades específicamente definidas, yendo en ambas direcciones, abierta en ambos extremos e incluyendo todas las unidades de ese tipo específico. Por ejemplo, el concepto «hombre» incluye todos los hombres que viven en la actualidad, los que han vivido en algún momento o los que alguna vez vivirán. Una secuencia aritmética se extiende hasta el infinito, sin que ello implique que el infinito realmente exista; esa extensión significa solamente que sea cual sea el número de unidades que realmente existe, han de ser incluidas en la misma secuencia. El mismo principio se aplica a los conceptos: el concepto «hombre» no especifica (y no necesita hacerlo) la cantidad de hombres que, en última instancia, habrán existido; especifica solamente las características del hombre, y significa que sea cual sea el número de entidades que posean esas características, han de ser identificadas como «hombres». 6
La herramienta que hace posible este tipo de integración es el lenguaje. Una palabra es la única forma en la que la mente humana es capaz de retener tan vasta cantidad de concretos.
Si un hombre, privado del uso de las palabras, tuviese que realizar aunque sólo fueran los pasos indicados hasta ahora, tendría frente a su mente un complejo y complicadísimo fenómeno: una cantidad de objetos similares junto con su decisión de considerar a esos objetos y a cualquier otra cosa parecida, considerarlos de la misma manera. Eso no sería una entidad mental, ni un estado mental que pudiese retener. Cada vez que el hombre quisiese usar su concepto, tendría que empezar todo de nuevo, recordando o proyectando algunas similitudes relevantes, y realizando de nuevo todo el proceso de abstracción.
Una palabra cambia drásticamente la situación. Una palabra (aparte de los nombres propios) es un símbolo que denota un concepto; es un concreto, un símbolo que puede ser captado perceptualmente. Ese símbolo convierte a la totalidad de los similares y a la decisión de tratarlos como un todo, la convierte en un único concreto (mental).
Sólo los concretos existen. Para que un concepto exista, por lo tanto, debe existir de algún modo como un concreto. Esa es la función del lenguaje. “El lenguaje», escribe Ayn Rand, “es un código de símbolos auditivo-visuales que tiene la función de convertir a los conceptos en el equivalente mental de unos concretos». 7
No es cierto que las palabras son necesarias principalmente para la comunicarse. Las palabras son esenciales para el proceso de conceptualización, y por lo tanto, para cualquier pensamiento. Son tan necesarias en la intimidad de la mente del hombre como en cualquier foro público; son tan necesarias en una isla desierta como en una sociedad. La palabra constituye el colofón de la etapa de integración; es la forma en la que el concepto existe. Usando la terminología cuerpo-espíritu, podemos decir que la palabra es el cuerpo, mientras que la perspectiva consciente involucrada es el espíritu: las dos forman una unidad que no puede ser dividida. Un concepto sin una palabra es, en el mejor de los casos, una situación efímera; una palabra sin un concepto al que se refiere es mero ruido. «Las palabras convierten a los conceptos en entidades (mentales)», escribe Ayn Rand; «las definiciones les proporcionan identidad«. 8 (Hablaremos de definiciones más adelante).
Ahora identifiquemos un problema con relación a los conceptos, un problema que ha intrigado a los filósofos desde Grecia hasta el presente: ¿Cuál es la relación entre conceptos y existentes? ¿A qué exactamente se refieren los conceptos en la realidad?
No hay ningún problema de ese tipo cuando hablamos de perceptos; un percepto es un darse cuenta directamente de una entidad que existe. Pero un concepto implica un proceso de abstracción, y no hay abstracciones en la realidad. Entonces, ¿a qué se refiere, de hecho, un concepto? La mejor de las respuestas tradicionales, de Aristóteles, es que un concepto se refiere a lo que todos los concretos de una clase determinada poseen en común. Según él, «hombresía» (o sea, la «humanidad» de cada hombre) se refiere al atributo o a los atributos que son idénticos en todos los casos de la especie. El problema es: ¿qué es ese atributo, y cómo lo descubre uno?
En lo que a consciencia perceptual se refiere, puede que no haya nada que sea idéntico en los concretos de un determinado concepto. Cada individuo, por ejemplo, varía o puede variar en todos y cada uno de los aspectos que se nos ocurran: altura, peso, color, huellas digitales, inteligencia, etc. Percibimos muchas similitudes entre los hombres, pero nada que sea idéntico en todos los casos. Y sin embargo, cuando llegamos al concepto «hombre», estamos tratando a los hombres, no como siendo más o menos similares, sino en cierta forma como siendo idénticos: como miembros de un grupo, iguales e intercambiables. Esto es inherente en la creación de una única unidad para referirse a todos los miembros de la especie. ¿Cómo es esto posible? Exactamente, ¿qué es y dónde está la «hombresía» que supuestamente es inherente a todos nosotros?
El lo que respecta a cualquier concepto, ¿qué es lo que nos permite tratar como iguales a una serie de existentes que, hasta donde podemos percibir, no tienen nada que sea igual en ellos?
Para poder validar el uso de conceptos por el hombre, un filósofo debe responder a estas preguntas. Si no lo hace, está dejando las conclusiones racionales del hombre – sobre cualquier asunto – sin ninguna relación con la realidad, y por lo tanto las deja vulnerables a todo tipo de ataques, tanto de místicos como de escépticos. Los místicos dicen que los referentes de los conceptos no existen en este mundo, sino en un cielo platónico; afirman, por lo tanto, que la revelación es superior a la ciencia. Los escépticos dicen que los conceptos no tienen ningún fundamento objetivo en ningún mundo, sino que son invenciones arbitrarias, lo que hace que la totalidad de la cognición humana se torne arbitraria y subjetiva. Los seguidores de estas escuelas, que son legión, no dudan en expresar su desdén por el proceso de pensamiento. Me refiero a las mentalidades que oyen un argumento racional, para encogerse de hombros como respuesta: «Eso son sólo abstracciones; pon los pies en la tierra», o: «Eso es sólo semántica, depende de cómo las personas usen las palabras». La primera de esas frases trilladas implica que las abstracciones son entidades sobrenaturales. La segunda implica que las palabras, es decir, los conceptos, son cuestión de capricho social. Ambos divorcian los conceptos de los concretos.
Hasta ahora hemos estado usando conceptos para llegar a la verdad. Ahora debemos centrarnos en la condición previa a ese uso, y enfrentar el problema fundamental en epistemología: debemos justificar los propios conceptos basándonos en la naturaleza de la realidad.
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Referencias
Obras de Ayn Rand en versión original: Ayn Rand Institute
Obras de Ayn Rand traducidas al castellano: https://objetivismo.org/ebooks/
Al referirnos a los libros más frecuentemente citados estamos usando las mismas abreviaturas que en la edición original en inglés:
AS (Atlas Shrugged) – La Rebelión de Atlas
CUI (Capitalism: The Unknown Ideal) – Capitalismo: El Ideal Desconocido
ITOE (Introduction to Objectivist Epistemology) – Introducción a la Epistemología Objetivista
RM (The Romantic Manifesto) – El Manifiesto Romántico
VOS (The Virtue of Selfishness) – La Virtud del Egoísmo
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Notas de pie de página
Las notas de pie de página no han sido traducidas al castellano a propósito, pues apuntan a las versiones de los libros originales en inglés (tanto de Ayn Rand como de otros autores), algunos de los cuales ni siquiera han sido traducidos, y creemos que algunos lectores pueden querer consultar la fuente original. Los números de las páginas son de la edición del libro de bolsillo correspondiente en la versión original.
Capítulo 3 [3-1]
- 1. Introduction to Objectivist Epistemology, p. 6.
- Ibid.
- Ibid.
- Ibid., pp. 6-7.
- Ibid., p. 5.
- Ibid., pp. 17-18.
- Ibid., p. 10.
- Ibid., p. 11.
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Perdonen por esta pregunta, tal vez es un poco tonta.
¿La abstracción es un paso previo o posterior a la diferenciación? ¿La abstracción es la base de la diferenciación o es al reves?
Alba, thanks for the article post.Really thank you! Great.