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Definiciones

Una definición es una declaración que identifica la naturaleza de las unidades abarcadas por un concepto.

A menudo se dice que las definiciones indican el significado de las palabras. Eso es cierto, pero no es exacto. Una palabra no es más que un símbolo visual-auditivo usado para representar un concepto; una palabra no tiene ningún otro sentido más que el concepto que simboliza, y el significado de un concepto consiste en sus unidades. No son palabras, sino conceptos, lo que el hombre define, y lo hace especificando sus referentes [las cosas en la realidad a las que el concepto se refiere].

El objetivo de una definición es distinguir un concepto de todos los demás conceptos, y así mantener sus unidades diferenciadas de todos los otros existentes [las cosas que existen — «cosas» en el sentido más amplio].

Dado que la definición de un concepto es formulada en términos de otros conceptos, eso le permite al hombre no sólo identificar y *retener* un concepto, sino también establecer las relaciones, la jerarquía y la *integración* de todos sus conceptos, y por lo tanto la integración de su conocimiento. Las definiciones preservan, no el orden cronológico en el que un hombre concreto puede haber aprendido los conceptos, sino el orden *lógico* de la interdependencia jerárquica de éstos.

Con algunas importantes excepciones, cada concepto puede ser definido y comunicado en términos de otros conceptos. Las excepciones son: los conceptos que se refieren a sensaciones, y los axiomas metafísicos.

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Las reglas de una definición correcta se derivan del proceso de formación de conceptos. Las unidades de un concepto han sido diferenciadas – por medio de una o más características distintivas – de otros existentes que poseen una característica conmensurable, un Denominador Común Conceptual. Una definición sigue el mismo principio: especifica la característica distintiva (o características distintivas) de las unidades, e indica la categoría de existentes de los cuales esas unidades han sido diferenciadas.

La característica distintiva de las unidades se convierte en la *differentia* [“diferencia”] de la definición del concepto; los existentes que poseen un Denominador Común Conceptual se convierten en el *genus* [“género”].

Así, una definición cumple con las dos funciones esenciales de la consciencia: la diferenciación y la integración. La differentia aisla a las unidades de un concepto de todos los demás existentes; el genus indica la conexión de las unidades con un grupo más amplio de existentes.

Por ejemplo, en la definición de “mesa” («Un objeto de mobiliario, que consiste en una superficie plana horizontal y soportes, usado para sostener otros objetos más pequeños»), la forma especificada es la differentia, lo que distingue a las mesas de otras entidades que pertenecen al mismo genus: los muebles. En la definición de “hombre” («un animal racional»), «racional» es la differentia, «animal» es el genus.

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Una definición debe identificar la *naturaleza* de las unidades, es decir, las características *esenciales* sin las cuales las unidades no serían el tipo de existentes que son.

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El principio de “economía-unitaria” [basado en el hecho que la consciencia humana es limitada en cuanto a su campo de acción y por lo tanto requiere conceptos que agrupen instancias concretas para así expandir su campo de enfoque] exige que la definición de conceptos se haga en términos de características *esenciales*. Si, en la duda, un hombre recuerda la definición de un concepto, la característica esencial (o características esenciales) le dará una comprensión instantánea del significado del concepto, es decir, de la naturaleza de sus referentes. Por ejemplo, si está considerando alguna teoría social y recuerda que «el hombre es un animal racional», evaluará la validez de la teoría de acuerdo con ello; pero si, en cambio, recuerda que «el hombre es un animal que posee un pulgar», su evaluación y conclusión será muy diferente.

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Ahora observad . . . el proceso para determinar cuál es la característica esencial: la regla de la *fundamentalidad*. Cuando un determinado grupo de existentes tiene más de una característica que lo distingue de otros existentes, el hombre debe observar las relaciones entre esas diversas características y descubrir aquella de la cual todas las otras (o el mayor número de ellas) dependen, es decir, la característica fundamental sin la cual todas las otras no serían posibles. Esta característica fundamental es la característica distintiva *esencial* de los existentes involucrados, y la característica apropiada que *define* el concepto.

Metafísicamente, una característica fundamental es la característica distintiva que hace posible el mayor número de otras características; epistemológicamente, es la que explica el mayor número de las otras.

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*Todas las definiciones son contextuales*, y una definición primitiva *no contradice* una definición más avanzada: la segunda simplemente amplía la primera.

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Como el hombre no es omnisciente, una definición no puede ser inmutable de forma absoluta, porque no puede establecer la relación de un determinado grupo de existentes a todo lo demás en el universo, incluyendo lo que aún no ha sido descubierto y lo desconocido. Y por las mismas razones, una definición es falsa e inútil si no es absoluta contextualmente – si no especifica las relaciones conocidas entre los existentes (en términos de las características *esenciales* conocidas) o si contradice lo conocido (por omisión o evasión).

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Una definición objetiva, válida para todos los hombres, es la que designa la característica distintiva (o características distintivas) *esencial*, y el genus de los existentes incluidos en un determinado concepto, de acuerdo con todo el conocimiento relevante disponible en esa etapa del desarrollo de la humanidad.

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La verdad es el resultado del reconocimiento (o sea, la identificación) de los hechos de la realidad. El hombre identifica e integra los hechos de la realidad por medio de conceptos. Él retiene conceptos en su mente por medio de definiciones. Él organiza los conceptos en proposiciones, y la verdad o falsedad de sus proposiciones se basa, no sólo en su relación con los hechos que afirma, sino también de la verdad o falsedad de las definiciones de los conceptos que utiliza para afirmarlos, que a su vez se basa en la verdad o falsedad de lo que haya designado como sus características *esenciales*.

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*La verdad o falsedad de todas las conclusiones del hombre, de sus inferencias, pensamientos y conocimientos dependen de la verdad o falsedad de sus definiciones*.

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Las definiciones son los guardianes de la racionalidad, la primera línea de defensa contra el caos de la desintegración mental.

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Para conocer el significado exacto de los conceptos que uno está usando, uno tiene que conocer sus definiciones correctas, uno debe ser capaz de volver a trazar los pasos concretos (los pasos lógicos, no cronológicos) a través de los cuales se formaron esas definiciones, y uno debe ser capaz de demostrar la conexión que éstas tienen con su base en la realidad perceptual.

En caso de duda sobre el significado o la definición de un concepto, el mejor método para clarificarlos es buscar sus referentes, es decir, preguntarse: ¿Qué hecho o hechos de la realidad dieron origen a este concepto? ¿Qué lo distingue de todos los otros conceptos?

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Tengamos en cuenta, en este punto, la diferencia radical que hay entre el punto de vista aristotélico de los conceptos y el punto de vista Objetivista, sobre todo en lo que respecta a la cuestión de las características esenciales.

Aristóteles fue quien formuló por primera vez los principios de una definición correcta. Fue él quien identificó el hecho de que sólo las cosas concretas existen. Aristóteles pensaba que las definiciones se refieren a *esencias* metafísicas, las cuales existen *en* las cosas concretas en forma de un elemento o poder formativo especial, y sostenía que el proceso de formación de conceptos depende de algún tipo de intuición directa por la cual la mente del hombre capta esas esencias, formando conceptos de acuerdo con ello.

Para Aristóteles, la «esencia» es algo metafísico; para Objetivismo es algo epistemológico.

Objetivismo sostiene que la esencia de un concepto es la característica fundamental (o características fundamentales) de sus unidades de las que el mayor número de otras características dependen, la cual distingue a esas unidades de todos los otros existentes en el campo del conocimiento de un hombre. Por lo tanto, la esencia de un concepto está determinada *contextualmente* y puede ser alterada al expandirse el conocimiento humano. El referente metafísico de los conceptos del hombre no es una esencia especial, diferente metafísicamente, sino la *totalidad* de los hechos de la realidad que él ha observado, y esa totalidad determina qué características de un determinado grupo de existentes él designa como *esenciales*. Una característica esencial es real [metafísica] en el sentido de que existe, determina otras características y distingue un grupo de existentes de todos los demás; y es *epistemológica* en el sentido de que la clasificación de las «características esenciales» es un aspecto del método cognitivo del hombre – una forma de clasificar, condensar e integrar un cuerpo de conocimientos cada vez mayor.

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Es importante recordar que una definición implica *todas* las características de sus unidades, puesto que identifica las características *esenciales* de éstas y no sus características exhaustivas; puesto que designa a los *existentes* y no aspectos aislados de éstos; y puesto que es una condensación (no un sustituto) de un conocimiento más amplio sobre esos existentes.

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Cuando se escoge «animal racional» como la definición de «hombre», eso no significa que el concepto «hombre» se haya convertido en una abreviatura para «cualquier cosa que tenga racionalidad y animalidad». Eso no significa que el concepto «hombre» sea intercambiable por la expresión «animal racional», y que todas las otras características del hombre hayan sido excluidas de ese concepto. Lo que significa es: un cierto tipo de entidad, incluyendo todas sus características, es, en el contexto actual de conocimiento, más fundamentalmente distinguida de todas las otras entidades por el hecho de ser un animal racional. Todo el conocimiento actualmente disponible sobre las *otras* características del hombre es necesario para validar esa definición, y está implícito en ella. Todas esas otras características siguen siendo parte del contenido del concepto «hombre».

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Fuentes:

– Introducción a la Epistemología Objetivista

– Arte y Cognición, «El Manifiesto Romántico”

– Leonard Peikoff: «La Dicotomía Analítico-Sintética», publicado en Introducción a la Epistemología Objetivista

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[Nota del Traductor: Por el contenido técnico de esta página, breves explicaciones de algunos términos [siempre entre paréntesis] han sido añadidas al original].

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