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La consciencia como poseyendo identidad — OPAR [2-3]

Capítulo 2 – Percepción sensorial y voluntad
La consciencia como poseyendo identidad [2-3]

Objectivism: The Philosophy of Ayn Rand
(«OPAR») por Leonard Peikoff
Traducido por Domingo García
Presidente de Objetivismo Internacional

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Implícito en la discusión anterior hay un principio esencial para la validación de los sentidos y, ciertamente, para toda la epistemología. Me refiero al principio crucial de Ayn Rand de que la consciencia tiene identidad. 4

Todo existente está limitado por las leyes de identidad y causalidad. Esto no sólo se aplica al mundo físico, sino también a la consciencia. La consciencia – cualquier consciencia, de cualquier especie viviente – es lo que es. Es limitada, finita, ordenada.

Es una facultad con una cierta naturaleza, que incluye instrumentos específicos que le permiten conseguir darse cuenta, tener consciencia. Es un algo que tiene que captar sus objetos de alguna manera.

El hecho de que la consciencia tiene identidad es auto-evidente; es un ejemplo de la ley de identidad. Objetivismo, sin embargo, es el único en aceptar el pleno significado y todas las implicaciones de ese hecho. Todos los ataques tradicionales contra los sentidos – y de forma más general: todos los ataques modernos, inspirados por Kant, contra la cognición humana como tal – parten de la premisa opuesta. Empiezan con la premisa de que la consciencia no debería tener identidad, y concluyen que, puesto que la tiene, la consciencia es inválida. (Los realistas ingenuos aceptan la misma premisa, pero sostienen que eso no plantea ningún problema; la consciencia, dicen ellos, es un «espejo» sin carácter, es decir, una cosa sin ninguna identidad.)

Con respecto a los sentidos, el argumento estándar, durante mucho tiempo el argumento básico de los escépticos, ya ha sido indicado: «Un cierto objeto se ve rojo o suena fuerte o se siente sólido, pero eso se debe en parte a la naturaleza de los ojos, de los oídos o del tacto humanos. Por lo tanto, estamos aislados del mundo exterior. No percibimos la realidad como realmente es, sino sólo la realidad como le aparece al hombre». Aquí está el mismo argumento de la forma como lo presentan los kantianos, con respecto a la facultad conceptual: «Ciertas conclusiones abstractas son indiscutibles para nosotros, pero eso es en parte debido a la naturaleza de la mente humana. Si tuviésemos un tipo diferente de mente, con un tipo diferente de equipo conceptual, nuestra idea de la verdad y de la realidad sería diferente. El conocimiento humano, por lo tanto, es sólo humano; es subjetivo; no se aplica a las cosas en sí mismas”. Y aquí tenemos el argumento por tercera vez, tal como es aplicado a la lógica: «Incluso la prueba más meticulosa depende de nuestro sentido de lo que es lógico, el cual debe depender en parte del tipo de constitución mental que tenemos. La verdad real sobre cualquier cuestión, por lo tanto, es incognoscible. Para conocerla, deberíamos tener contacto con la realidad directamente, sin basarnos en nuestra propia estructura lógica. Tendríamos que saltar fuera de nuestra propia naturaleza, lo cual es imposible».

No podemos escapar a las limitaciones de una consciencia humana, observa el argumento. No podemos escapar a nuestra dependencia de los sentidos humanos, de los conceptos humanos, de la lógica humana, del cerebro humano. No podemos despojarnos de la identidad humana. Por lo tanto, concluye el argumento, no podemos obtener conocimiento de la realidad. En otras palabras: nuestra consciencia es algo; tiene formas y medios específicos de cognición; por lo tanto, queda descalificada como facultad de cognición.

Ese argumento no se limita a la consciencia humana. Es un ataque contra toda consciencia, sea humana, animal, o de cualquier otro tipo. No importa lo agudos que sean los sentidos de un animal, el argumento los condena por igual: dado que el animal no puede escapar de sus órganos de percepción, él también debe estar aprisionado por ellos y desconectado de la realidad. Lo mismo se aplicaría a un marciano con sentidos no-terrestres; tal criatura nunca descubriría las cosas como son, sólo las-cosas-como-procesadas-por-el-mecanismo-marciano. Incluso el propio Dios – suponiendo que existiera – sería cognitivamente impotente. Puesto que Él sólo captaría la realidad a través de medios divinos de consciencia, Él, también, sería capaz de conocer sólo la realidad como le apareciese a Su consciencia. (Asumo aquí que Dios tendría que percibir la realidad a través de algún medio; si no lo hiciese, Él no tendría identidad.)

¿Qué clase de consciencia puede percibir la realidad, según el enfoque kantiano, según el enfoque anti-identidad? La respuesta es: una consciencia que no esté limitada por ningún medio de conocimiento; una consciencia que perciba “de ninguna manera”; una consciencia que no sea de este tipo en vez de ser de aquel tipo; una consciencia que sea nada en particular, es decir, que no sea nada, es decir, que no exista. Ese es el ideal del argumento kantiano y el estándar que utiliza para medir la validez cognitiva: el estándar no es la consciencia humana y ni siquiera una consciencia inventada de la cual se diga que es superior al hombre, sino un cero, un vacío, una nulidad: un nada-de-nada cosa.

Según esa visión, la identidad – la esencia de la existencia – invalida la consciencia, todo tipo de consciencia. O: el tener medios de conocimiento hacen imposible el conocimiento. Como Ayn Rand observa en una formulación clave, ese enfoque implica que «el hombre es ciego, porque tiene ojos; sordo, porque tiene oídos; iluso, porque tiene mente; y las cosas que percibe no existen, porque él las percibe”. 5

El sistema de Ayn Rand rechaza todos los aspectos de ese descarado ataque contra el hombre, incluyendo todas sus formulaciones y consecuencias epistemológicas.

Los Objetivistas descartan la expresión «la realidad como realmente es». Esa frase es una redundancia; no existe una «realidad como realmente no es». El mundo que los hombres perciben no es meramente «la realidad tal y como aparece». No hay ninguna diferencia, en este contexto, entre lo que parece y lo que es real. Es una realidad que le aparece a cualquier consciencia – a través del uso de los medios de cognición de esa consciencia. Negar eso es sucumbir a la noción de que captar un objeto de alguna manera significa no captarlo.

Los Objetivistas tampoco hablan de «cosas en sí mismas», expresión que los kantianos contrastan con «cosas en relación a la consciencia». La propia terminología insinúa la noción de que la consciencia, por el mero hecho de existir, es un agente de distorsión.

Por la misma razón, los Objetivistas rechazan la afirmación clave de los escépticos: que el hombre percibe, no la realidad, sino sólo los efectos que ella tiene sobre la facultad cognitiva del hombre. El hombre percibe la realidad directamente, no algún tipo de efectos diferentes de ella. Percibe la realidad a través de los efectos que ésta tiene sobre los órganos de percepción del hombre. Y tampoco se puede replicar que la percepción de la realidad que tiene el hombre, puesto que está mediada por los sentidos, es sólo «indirecta». ¿Qué denotaría, pues, una » percepción directa”? Tendría que denotar, entonces, un captar la realidad obtenido sin el beneficio de usar ningún medio.

Ayn Rand rechaza todos estos errores, porque rechaza sus raíces: ella empieza, no lamentando la naturaleza de la consciencia humana, sino insistiendo en ella. El hecho de que las facultades cognitivas del hombre tengan una naturaleza no las invalida; es lo que las hace posibles. La identidad no es lo que descalifica a la consciencia, sino su precondición. Esa es la base a partir de la cual la epistemología debe proceder; es el principio en referencia al cual todos los estándares de cognición deben ser definidos.

Todo proceso de conocimiento implica dos elementos fundamentales: el objeto de la cognición y los medios de cognición, o: ¿Qué sé yo? y ¿Cómo lo sé? 6 El objeto (que es estudiado por las ciencias especiales) siempre es algún aspecto de la realidad; no hay nada más que conocer. Los medios (que son estudiados por la epistemología) tienen que ver con el tipo de consciencia y determinan la forma de cognición.

El inicio de una epistemología correcta está basado en reconocer que no puede haber conflicto entre esos dos elementos.

Contrariamente a los escépticos de la historia, el hecho de que haya unos medios no puede ser usado para negar que el objeto de cognición es la realidad. Contrariamente a los místicos, el hecho que el objeto sea la realidad no puede ser usado para negar que conocemos a través de medios humanos específicos.

El «cómo» no puede ser usado para invalidar el «qué», o el «qué» para invalidar el «cómo». No puede, si uno entiende que A es A, y que la consciencia es la consciencia.

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Referencias

Obras de Ayn Rand en versión original: Ayn Rand Institute
Obras de Ayn Rand traducidas al castellano: https://objetivismo.org/ebooks/

Al referirnos a los libros más frecuentemente citados estamos usando las mismas abreviaturas que en la edición original en inglés: 

AS     (Atlas Shrugged) – La Rebelión de Atlas
CUI    (Capitalism: The Unknown Ideal) – Capitalismo: El Ideal Desconocido
ITOE (Introduction to Objectivist Epistemology) – Introducción a la Epistemología Objetivista
RM    (The Romantic Manifesto) – El Manifiesto Romántico
VOS   (The Virtue of Selfishness) – La Virtud del Egoísmo

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Notas de pie de página

Las notas de pie de página no han sido traducidas al castellano a propósito, pues apuntan a las versiones de los libros originales en inglés (tanto de Ayn Rand como de otros autores), algunos de los cuales ni siquiera han sido traducidos, y creemos que algunos lectores pueden querer consultar la fuente original. Los números de las páginas son de la edición del libro de bolsillo correspondiente en la versión original.

Capítulo 2 [2-3]

  1.   See ibid., ch. 8.
  2.  For the New Intellectual, title essay, p. 32.
  3.   See Introduction to Objectivist Epistemology,pp. 78-79.

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