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Altruismo contra Google

— Noticia en junio del 2017 —
— Google es multado por la Unión Europea $2.700 millones.
— Su supuesto delito: favorecer a sus patrocinadores en sus motores de búsqueda.

Ayn Rand no tuvo la suerte de conocer a Google, pero perfectamente podría haber estado hablando de esa empresa al escribir estas líneas:

«Cada movimiento que pretende esclavizar a un país, cada dictadura o potencial dictadura, necesita algún grupo minoritario que sirva de chivo expiatorio a quien echarle la culpa por los problemas de la nación y usarlo como excusa para exigir poderes dictatoriales. En la Rusia Soviética, el chivo expiatorio fue la burguesía; en la Alemania nazi fue el pueblo judío; en América, son los empresarios».

«Las leyes antimonopolio son leyes dirigidas contra los miembros más capaces y exitosos de la industria; son el instrumento de control y coerción del gobierno sobre todos los negocios».

«El resultado neto de las leyes antimonopolio ha sido únicamente la protección de la mediocridad, y la destrucción de la habilidad y el éxito».

«Lo que no puede ser formulado como una ley objetiva no puede ser objeto de legislación, no en un país libre, no si queremos tener “un gobierno de leyes y no de hombres”».

Las leyes antimonopolio que están siendo aplicadas son totalmente arbitrarias, y su objetivo es destruir al bien por ser el bien. En una economía libre, los competidores de Google podrían montar su propia empresa y mejorar la oferta de servicios. El gobierno no intervendría para nada en la economía, ni tendría la vergüenza de multar a una empresa que regala sus productos al mercado y que ha mejorado la productividad de todos los individuos.

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El ensayo abajo fue publicado 6 años atrás, pero sus argumentos siguen siendo totalmente válidos hoy.
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Parece increíble, pero ha sido iniciada una acción antimonopolio contra Google. ¡Contra Google, que regala sus servicios!

Los motores de búsqueda, encabezados por Google, han revolucionado nuestras vidas. Comenté este fenómeno años atrás, en 2003. Hace tan sólo 8 años, pero parece una época diferente, porque lo que estaba intuyendo era el alba de una nueva era, una era de acceso ilimitado al conocimiento acumulado en el mundo. Aquí está la parte relevante de mi mensaje de febrero del 2003.

Lo que el automóvil hizo para el transporte, la Web lo ha hecho para la información. El automóvil le abrió un amplio campo de movimiento al hombre medio; la web le abre todo el conocimiento guardado en el planeta.

Ambos hacen sus maravillas simplemente ahorrando tiempo. No es que antes del automóvil no pudieras ir casi a cualquier lugar que quisieras, sino que te llevaría una enorme cantidad de tiempo, de molestias y de gastos. Del mismo modo, no es que antes de la web no pudieras ir a una biblioteca y extraer la información, o hacer veinte llamadas telefónicas para conseguirla; es sólo que puedes conseguir la información quizás diez mil veces más rápido en la web, y sin costo.

Y, está claro, es mucho más probable que vayas a buscar información que, aunque estaba ahí antes de la web, no te habrías molestado en conseguir – de hecho, habría sido irracional el dedicarle a ello el tiempo necesario. Por ejemplo, hace un par de días le comenté a un amigo que yo pensaba que un junquillo era lo mismo que un narciso; fue a la web y lo comprobó allí (resulta que un junquillo es un tipo de narciso).

O: ¿cuál es la fuente de esa cita de la cual recuerdas sólo un fragmento? Olvídate del libro de citas, puedes ir a Google.com y teclearlo allí. O: ¿cuál es la verdadera posición filosófica de algún escritor a quien no conoces, que dice que es “prácticamente” un Objetivista? Vas a la web y ves lo que de hecho ha escrito o enseñado. ¿Quieres saber qué ponen en la tele esta noche, pero no tienes la guía de TV? Vete a www.tvguide.com. Los ejemplos son interminables, y muy probablemente en estos momentos debe haber algún sitio web que esté compilando una lista de ellos.

Para aprovechar las ventajas del automóvil había que tener un automóvil (o vivir en una ciudad como Nueva York, donde siempre hay taxis por la calle); no sería suficiente vivir cerca de un amigo que te prestara su coche (gratis o a un costo nominal) cuando lo necesitaras. Igualmente, para aprovechar las ventajas de la red, necesitas una conexión permanente de banda ancha; y nunca apagas el ordenador, porque así podrás ir a la web para las cosas pequeñas – para preguntas como la del narciso o la de la televisión – que hacen que sea tan útil.

Sí, puedes dejar el ordenador encendido todo el tiempo, eso no afecta sustancialmente lo que vaya a durar (hay quien dice que es mejor dejarlo encendido que apagarlo y encenderlo – y seguro que puedes encontrar este debate en la web –). Y, no, ya no es necesario el protector de pantalla, eso fue en la década de los 80. Simplemente déjalo con el navegador de Google (Google es mi página principal); así, la próxima vez que te veas pensando: «Me pregunto …» sólo tienes que teclear un número razonable de caracteres y no tienes que preguntarte más.

Una advertencia: existe, está claro, información errónea en la web, además de información verdadera. Yo siempre sopeso la fiabilidad de la fuente: ¿estoy buscando en la web del Departamento de Biología de Harvard o en la página web de PeskyMaiden en AOL?

Y ahora el mensaje moral. La web es el resultado combinado de millones de individuos libres y de empresas con ánimo de lucro, cada uno de ellos actuando de forma independiente y por iniciativa propia. Sí, hay sitios de agencias gubernamentales también, que yo prácticamente nunca visito. Pero imaginemos, por un breve y horrible momento, que la web hubiera sido planeada y ejecutada por el gobierno… Tendríamos en estos momentos tal vez 200 sitios anticuados y en su mayoría inservibles, siendo visitados con la misma regularidad que lo son las bibliotecas públicas, o probablemente menos.

La web es un monumento a la benevolencia de individuos con fuertes valores personales que quieren poner sus recursos a disposición del mundo, y un monumento a la benevolencia del afán de lucro que induce a las empresas a dar tanta información gratis, sabiendo que van a crear más ingresos a largo plazo.

El internet fue creado hace décadas por el Departamento de Defensa, pero la web es el producto de individuos particulares y de empresas privadas actuando en su propio interés. No pudo haber sido producto de un “plan” del gobierno, ni siquiera de uno de Al Gore. No podría haber tenido éxito sin la base tecnológica proporcionada por el afán de lucro de las industrias de hardware y de software.

¿Cuál es el crimen de Google? Acusan a Google de «dominación» – por enriquecer nuestras vidas de forma gratuita. Aquí tenemos la totalidad de la fea historia, resumida en una sola frase publicada en un artículo del Wall Street Journal el 22 de septiembre del 2011:

«Al tener control de la gran mayoría de las búsquedas, Google puede conducir a los usuarios hacia sus propios servicios, a expensas de sus rivales, potencialmente dejándolos morir de hambre sin ningún tráfico vital de internet, dicen los competidores».

Mirad el escandaloso mal uso de los conceptos.

1. «control«. Google no controla las búsquedas, las ofrece. Controla el método – cómo las búsquedas obtienen los resultados – pero eres tú, el usuario, quien decide ir a Google en vez de a Yahoo, o lo que sea. Así que Google «controla» la naturaleza del regalo que te da. Igual que tú controlas la naturaleza del regalo que le das a tu madre el día de la Madre. ¿Debería el destinatario controlar lo que el donante ofrece? Eso significaría que no es un regalo, sino una devolución de la propiedad de otro. Si puedes obligarme a que te dé algo, o era tuyo desde el inicio o soy tu esclavo. Lo que el uso de la palabra «control» significa aquí es que las mentes de los hombres de Google pertenecen a «la sociedad». A esos hombres no les corresponde razonar por qué hacen algo, sino simplemente hacerlo y morir.

2. «conducir«. Los coches son conducidos. La gente decide. El periodista podría haber dicho: «Google es parcial en sus resultados». (No hay evidencia de que Google lo sea, eso es sólo una afirmación injusta y arbitraria, pero al menos no implica determinismo psicológico.) Pero decir «parcial» puede haber sido un término demasiado comprometedor para ser usado por un periódico. Bajo Rupert Murdoch, el Journal ha ido mejorando, pero tradicionalmente su cobertura de noticias ha sido tan rojo como se encuentran en este país. Hasta hace poco, el New York Times se veía notablemente menos inclinado hacia la izquierda en sus informes de prensa que el Wall Street Journal.

Por supuesto, todos los incentivos monetarios están a favor de que Google sea totalmente *imparcial*. El darles resultados que no son los ótimos a los que buscan sería una receta para la destrucción de Google. Los periódicos, como el Wall Street Journal, podían permitirse ser parciales mientras no hubiera una forma fácil de verificar sus resultados (y el Journal tuvo la mejor cobertura de las actividades de negocios básicas y de los datos del mercado de valores, por lo que fue insustituible en los viejos tiempos). Pero ahora, con los motores de búsqueda existentes y un click del mouse, los usuarios pueden comprobar la validez de los «hits» que sus búsquedas han producido.

3. «a expensas de«. Si Google decidiera, de forma auto-destructiva, ser parcial en sus resultados, no sería «a expensas» de nadie. Ninguna empresa tiene derecho a ventas, ni sufre un costo cuando alguien se va a comprar a otra parte. La ausencia de una venta es una ausencia, no un costo; el que no te den un valor no es lo mismo que te quiten un valor.

4. «potencialmente«. En otras palabras, este espectro horrible – el que *no* se le diga a la gente dónde están las mejores ofertas – existe en el reino de las posibilidades, de lo que podría ser, de lo que tal vez pueda ocurrir algún día. Si Google pusiera sus propios servicios delante de los de los competidores (que es, por cierto, la idea y el objetivo de toda publicidad), ¿eso sería un crimen contra la humanidad? ¿Eso justificaría maniatar o desmembrar a Google? Aquí está lo equivalente: «Tú eres un potencial transgresor de la ley, así que quedas detenido». El uso de «potencial» aquí es una admisión tácita de que los enemigos de Google no tienen ninguna evidencia que respalde sus acusaciones de parcialidad. Sus incriminaciones son arbitrarias. Y un hombre racional descarta lo arbitrario sin contemplaciones.

5. «morir de hambre«. Aquí tenemos el peor de los muchos equívocos entre el no ayudar y el positivamente dañar a alguien: es decir, entre nada y algo. Por esta perversión de la lógica, cada vez que una empresa pone un anuncio en la televisión, pagando por tu programa gratuito, está “matando de hambre” a sus competidores. Extendiendo esta metáfora del periodista, Google está dando comida gratis, pero «potencialmente» la comida podría ser seleccionada entre los restaurantes que tienen lazos con Google, motivando a la gente a patrocinarlos y beneficiando a Google en ese proceso. *Tal vez* la comida está envuelta en anuncios de esos restaurantes. Y esto, quieren hacernos creer, está matando a los restaurantes rivales. Tal publicidad “potencial» es tan horrible de imaginar que tenemos que impedir que Google nos dé comida gratis.

6. «dicen los competidores«. Este no es ni siquiera un concepto mal usado, sino que revela lo que realmente está pasando aquí. El Presidente Ejecutivo de Google, Eric Schmidt, da en el clavo con este comentario:

El Sr. Schmidt dijo que no es posible que todos los sitios web puedan figurar al principio de la lista, y Google tiene que poner los intereses de los usuarios en primer lugar. «Desde luego que hay quejas de empresas que quieren ser las primeras en el ranking aun sin ser las más idóneas para la búsqueda», dijo.

Y, como prueba de la mejora del Wall Street Journal, aquí tenemos este párrafo:

«Sin embargo, algunos observadores legales han dicho que los rivales hasta ahora no han logrado establecer que Google haya dañado a la competencia en vez de simplemente a los competidores».

El ataque a Google es la “reductio ad absurdum” de la ley antimonopolio. En vez de luchar contra «los precios de monopolio» (en sí mismo un concepto inválido) que implican una oferta artificialmente restringida, las leyes antimonopolio han degenerado en una lucha contra la prestación de un servicio valiosísimo que es regalado en cantidades ilimitadas de forma gratuita.

¿Qué puede explicar esta falta de lógica? El código corrupto de moralidad que es el altruismo. Bajo el altruismo, lo que justifica la existencia de un individuo o de una empresa es el servicio desinteresado a los demás. Google, como pasa en realidad, se está beneficiando al regalar los servicios de búsqueda, y eso «mancha» sus actividades con el «pecado» del egoísmo.

Como demuestra el asalto a Google, el objetivo real del altruismo no es la mejora de quien recibe los sacrificios, sino el sufrimiento del que los da. Todos estamos inmensamente mejor gracias a Google; pero Google está prosperando, no sufriendo, y eso no se puede permitir.

A los altruistas les da igual que los usuarios de Google se beneficien. Lo único que importa es que Google se está beneficiando: eso es lo que debe ser detenido, dicen ellos, el arma del gobierno debe ser apuntada a cualquiera que no esté sufriendo. El hecho de que eso sería cortar el chorro de beneficios gratis para todos es irrelevante. El hecho de que Google llegó a “dominar” en virtud de la libre elección de los usuarios de la web es irrelevante. Google es grande y exitoso: eso es lo único relevante.

Altruismo significa sacrificio. Aunque la totalidad de La Rebelión de Atlas es la dramatización de ese hecho, de su significado y de sus consecuencias, este párrafo del discurso de Galt capta mejor que nada por qué Google está siendo atacado:

«Un sacrifico es la sumisión de un valor. Un sacrificio completo es la completa sumisión de todos los valores. Si quieres alcanzar la virtud total, no debes buscar ninguna gratitud a cambio de tu sacrificio, ni adulación, ni amor, ni admiración, ni autoestima, ni siquiera el orgullo de ser virtuoso; la menor traza de cualquier beneficio diluye tu virtud. Si persigues un curso de acción que no mancha tu vida con ninguna alegría, que no te aporta ningún valor en materia, ningún valor en espíritu, ninguna ganancia, ningún beneficio, ninguna recompensa – si alcanzas ese estado de cero absoluto, entonces has alcanzado el ideal de perfección moral».

Los demoledores antimonopolistas del gobierno pretenden remediar la imperfección moral de Google.

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Por Harry Binswanger  — Publicado el 23 de septiembre de 2011 en www.hbletter.com

Editado, traducido y publicado con permiso del autor.

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ALPHA1776COLUMBIA
ALPHA1776COLUMBIA

Roobin Hood, Las empresas de informacion no trabajan para ti. No las puedes obligar a que digan la verdad o no, que pasa si mañana sale una noticia de un periodico que afirmando que la tierra es plana ? Un… Leer más »

ALPHA1776COLUMBIA
ALPHA1776COLUMBIA

jajajajajajajajajjaja me imagina a McDonalds interponiendo una queja contra caritas por dar comida gratis

Roobin Hood
Roobin Hood

Yo creo que en el caso de los medios de comunicación es distinto. Visto que la auto-censura o la selección de las noticias no es algo moralmente cuestionable, debe existir una amplia gama de intereses detras de los medios. Eso… Leer más »

Pablo
Pablo

Creo que algo parecido pasa también en Argentina con la lucha del gobierno contra «monopolios» de los medios. Me parece que el concepto de monopolio que se maneja es más que errado.

Ayn Rand

No consideres nuestros intereses o deseos. No tienes ningún deber para con nadie más que con ti misma. (La Rebelión de Atlas)

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