Carta al director del New York Herald-Tribune
9 de febrero de 1937
Ninguna tiranía ha sido establecida jamás de un día para otro. El método de los dictadores siempre ha consistido en una serie de medidas lentas, graduales y bien calculadas, cada una de ellas con la suficiente apariencia de inocencia, convincentemente presentada y explicada por el gobernante como una coartada personificando las mejores intenciones del mundo, y ninguna de ellas lo suficientemente clara, directa y flagrante para hacer que el pueblo entero, que cada persona individual en la calle se dé cuenta de que le afecta a ella personalmente.
Cada medida es aprobada sin grandes problemas y sin violenta oposición pública, porque el hombre promedio no ve en ese momento cómo puede afectar a su propia existencia…, que es lo único en lo que él está realmente interesado. Luego, un buen día, él se despierta de repente y se da cuenta de que todos sus derechos y libertades han desaparecido. No sabe decir exactamente cómo o cuándo ocurrió. Ve sólo el efecto acumulativo de medidas aisladas que no le parecieron importantes cuando las aceptó. Él puede estar horrorizado y puede querer gritar en protesta. Pero es demasiado tarde para protestar.
Esos son los primeros párrafos de una carta bastante extensa al director del New York Herald-Tribune enviada por Ayn Rand en respuesta a la legislación propuesta por el presidente Franklin Delano Roosevelt de inundar el Tribunal Supremo de Estados Unidos, aumentando el número de jueces en hasta seis más, en el caso de que algún Juez de más de 70 años se negara a jubilarse.
Obviamente, el tema le pareció lo suficientemente importante a Ayn Rand como para iniciar un movimiento de protesta, incitando a la gente a escribirle a sus representantes en el gobierno. Los últimos párrafos de la carta son:
¿Por qué no enviar un voto no solicitado a Washington en forma de carta de protesta de cada ciudadano individual que no cree en la dictadura? Debería haber suficientes cartas de esas para que el Congreso se lo pensara dos veces, si todos los que se oponen a esa propuesta ´reforma´ se molestaran en escribirle a su congresista sobre el tema. INVIERTE TRES CÉNTIMOS EN UN SELLO Y CINCO MINUTOS DE TU TIEMPO EN ESCRIBIR ESA CARTA…, ANTES DE QUE TODAS TUS POSESIONES Y TU VIDA MISMA TE SEAN ARREBATADAS.
¿“Eso no puede pasar aquí”, crees? Bueno, pues ya ha pasado.
El 1 de marzo de 1937, la propuesta de FDR fue rechazada por el Congreso americano.
Los principios por los que luchaba Ayn Rand son atemporales, e igual de válidos cuando escribió esa carta (antes incluso del inicio de la Segunda Guerra Mundial, cuando Ayn Rand acababa de cumplir 32 años) que hoy, casi 100 años después. Ese mismo tema volvió a surgir recientemente durante la transición del poder ejecutivo en Estados Unidos, con la elección de Joe Biden sustituyendo a Donald Trump como presidente, y sigue siendo una amenaza para la libertad en Estados Unidos y en el mundo.
# # #