Intelectuales que se auto-califican de ignorantes sin principios proponen diálogo y compromiso como solución a todos los males.
El impasse político en España permite entrever sus causas, al permitir que intelectuales modernos se abran el kimono y propongan un remedio peor que la enfermedad.
Escribiendo para ABC, el jurista Garrigues Walker afirma que el diálogo, el consenso y el compromiso son un fin en sí mismos; que hay que abandonar las ideologías, la «radicalización» y los «extremismos»; que se necesitan «fórmulas flexibles»; y que lo que necesitan hacer los políticos es abandonar «sus pretendidas convicciones dogmáticas» y obedecer su obligación de pactar.
¿Cómo justifica esos consejos? Porque tiene la certidumbre de que hemos llegado al «fin de las certidumbres». Porque está intelectualmente seguro que a partir de ahora «vamos a tener que acostumbrarnos a sobrevivir con muy pocas seguridades intelectuales», y porque no tiene duda alguna que vamos a tener que «convivir con la duda como asidua y leal compañera y con lo imprevisible como algo natural y necesario».
Quien lea su escrito de forma crítica y con la mente enfocada se dará cuenta de las decenas de conceptos robados, contradicciones, «paquetes-oferta» y «non-sequiturs» que contiene. Esas son las ideas de los intelectuales modernos, que son los culpables de la deplorable situación en la que nos encontramos — y de la que se nos viene encima.
«La propagación del mal es síntoma de un vacío. Siempre que el mal gana, lo hace sólo por defecto: por el fracaso moral de quienes evaden el hecho de que no puede haber concesiones en principios básicos». — Ayn Rand
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Nuestra situación política actual, lamentablemente, va de mal en peor. Y eso se produce por una falta total de convicciones, tanto en la sociedad, como en los políticos que emanan de ella. Aquí, desde hace mucho tiempo, lo único que… Leer más »