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La riqueza es producto de la mente [6-7] — por Leonard Peikoff

La riqueza es producto de la mente [6-7]

Ensayo publicado en el libro
Por qué los empresarios necesitan filosofía
— Por Leonard Peikoff

 Guía del capitalista a las ideas presentadas en
La rebelión de Atlas, de Ayn Rand

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La tercera cuestión filosófica es la validez de la razón. La razón es la facultad humana que forma conceptos mediante un proceso de lógica basado en la evidencia de los sentidos: la razón es nuestro medio de adquirir conocimiento de este mundo y de guiar nuestras acciones en él. Por la naturaleza de su campo de acción, los empresarios deben estar comprometidos con la razón, al menos en sus vidas profesionales. Tú no tomas decisiones de negocios consultando hojas de té, la “Red de Amigos Psíquicos”, el Libro del Génesis, o cualquier otro tipo de revelación mística. Si trataras de hacerlo, entonces, te pasaría lo mismo que a todos los jugadores que apuestan basados en la intuición ciega: te arruinarías.

Para tener éxito, los empresarios tienen que ser hombres del intelecto. Mucha gente cree que la riqueza es un producto de factores puramente físicos, tales como recursos naturales y mano de obra. Pero esas dos cosas han sido abundantes durante toda la historia y siguen siéndolo hoy en países afectadas por la pobreza, como India, Rusia y en la mayor parte de África.

Antes que nada. la riqueza es un producto, no de factores físicos, sino de la mente humana, de la facultad intelectual, de la facultad racional y pensante. Me refiero aquí a la mente no sólo de científicos e ingenieros, sino también a la mente de los hombres y mujeres – los empresarios – que organizan el conocimiento y los recursos para construir empresas industriales. Principalmente, es la razón y la inteligencia de los grandes industrialistas lo que hace posible los generadores eléctricos, los ordenadores, los instrumentos quirúrgicos para realizar operaciones de corazón, y las naves espaciales.

Si quieres triunfar en los negocios, tienes que tomar decisiones usando la lógica. Tienes que lidiar con realidades objetivas, te guste o no. Tu vida está llena de números, de balances, de una eficiencia impecable y de una organización racional. Tienes que ser lógico para tus empleados, para tus clientes y para ti mismo. No puedes dirigir un negocio como un jugador apuesta a los caballos, o como un bobo que se lamenta diciendo: “¿Quién soy yo para saber? Mi mente es impotente. Necesito un mensaje de Dios, o un astrólogo de Nancy Reagan o el alma de Eleanor Roosevelt”. Para dirigir un negocio tienes que pensar.

Los proponentes de un reino sobrenatural nunca intentaron probar la existencia de éste a través de la razón. Alegan que ellos tienen medios de conocimiento superiores a la razón, tales como intuición, corazonadas, fe, emociones subjetivas, o “lo que les sale”. La razón es su enemigo, porque es la herramienta que va a revelar su estafa, y por eso la condenan a ella y a los que la defienden como siendo algo frío, analítico, sin sentimientos, como siendo una camisa de fuerza, estrecha, limitada. Según su criterio, cualquiera que se guíe por la razón tiene una mentalidad inferior y sólo sirve para ser gobernado por aquellos dotados de una visión mística superior. Este argumento se originó con Platón en el mundo antiguo y sigue manteniendo su fuerza hoy día. Es otro elemento esencial en la filosofía anti-empresarial.

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Fuente:

Ensayo publicado en el libro “Por qué los empresarios necesitan filosofía
Traducido y editado por Objetivismo.org con permiso del autor

Guía del capitalista a las ideas presentadas en
La rebelión de Atlas, de Ayn Rand

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Ayn Rand

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