Normalmente no pensamos en el Día de San Valentín como siendo algo subversivo, pero lo es. Al ser una celebración del amor romántico, es una amenaza contra cualquiera que abogue por la subordinación de la felicidad individual a las exigencias de la moral tradicional, desde los fundamentalistas hindúes en la India, a los nacionalistas chinos, a la policía religiosa de Arabia e Irán. El imperio cultural de San Valentín es uno de los bordes de ataque de la moralidad individualista.
Una de las razones que debilita a las dictaduras es que éstas se posicionan directamente contra las exigencias fundamentales de la naturaleza humana. El handicap específico de la dictadura comunista fue oponerse a las exigencias de la producción material, garantizando así una pobreza extrema. El handicap específico de las dictaduras religiosas es oponerse a las exigencias del disfrute de la vida en este mundo, garantizando así el que sus regímenes se conviertan en el epítome de una miseria sombría y gris.
De ahí la guerra de Irán contra el Día de San Valentín, descrita abajo, que le garantiza al régimen la eterna enemistad de la gran población de hombres y mujeres jóvenes de Irán (sus «baby boomers»).
«Irán prohíbe el Día de San Valentín», Melik Kaylan, Wall Street Journal, 12 de febrero del 2011:
«En otra señal de su actitud cada vez más improvisada hacia gobernar, el régimen iraní ha prohibido el Día de San Valentín. «Símbolos de corazones, medios corazones, rosas rojas, y cualquier actividad que promueva este día, quedan prohibidos», anunció la prensa estatal el mes pasado. «Las autoridades tomarán acción legal contra quienes ignoren esta prohibición».
Alrededor del 70% de la población de Irán supuestamente tiene menos de 30 años de edad, por lo que parece natural que el Día de San Valentín haya prendido en un país en el que los jóvenes siguen intentando encontrar sus propios rituales, no los ordenados por el Estado. El Estado, por su parte, continúa respondiendo con su actitud de aplastar cualquier ondulación social con la que no haya soñado su filosofía. . . .
La postura del régimen convierte el gesto más inocente en un alarmante acto de subversión. Darle una tarjeta de San Valentín a tu novia adquiere el significado de samizdat [publicar sin permiso del gobierno]; cualquier petardo detonado durante Nowrooz [Año Nuevo persa] disminuye la impresión que tiene el Estado Policial de ser omnisciente. Los mulás se han auto-constituído en los enemigos de la diversión. . . .
El régimen pretende, más que nada, acabar completamente con la alegría, dondequiera que esta pueda surgir; es una lucha amarga y paranoica contra las incontenibles fuerzas de la naturaleza, del cambio, las estaciones, la música, el romance, la risa.
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(Comentarios de Robert Tracinski, publicados en su Newsletter TIA Daily).
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«El Renacimiento fue específicamente el renacimiento de la razón, la liberación de la mente del hombre, el triunfo de la racionalidad sobre el misticismo: un triunfo incierto e incompleto, pero apasionado, que llevó al nacimiento de la ciencia, del individualismo y de la libertad». — Ayn Rand
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