Nadie debe pensar que lo hicieron a propósito: que el último día de la conferencia internacional del clima cayera en “viernes y 13” (día internacional de la mala suerte, excepto en países de habla hispana y en Grecia, que es “martes y 13”).
Aunque no seas supersticioso, si tienes una mente activa debes tener algún tipo de opinión sobre el tema de la conferencia: qué hacer con el “problema” del cambio climático. Cualquiera que sea tu opinión, tendrás que aceptar los datos básicos de la así llamada COP25: Más de 20.000 participantes de 200 países, un coste estimado de 60 millones de euros, y una huella de CO2 de 65.000 toneladas.
A partir de hoy y en los próximos días, cada uno de esos 20.000+ visitantes volverá a su país en avión (si no aprovecha para tomarse unas vacaciones por Europa antes), y al llegar a casa tomará una ducha de agua caliente, encenderá la calefacción (o el aire acondicionado si está en el hemisferio sur), y disfrutará de todas las comodidades de la vida moderna sin pensarlo dos veces. La “Persona del año” de la revista Time, Greta Thunberg, que previamente había viajado en avión de Lisboa a Londres, y de Londres a Nueva York, sin problemas, luego nos dio “ejemplo” de buena conducta ecologista volviendo de Nueva York a Lisboa en un velero de altísima tecnología y llegando a Madrid en tren para ser recibida de una forma que nos recuerda la llegada de Jesús a Jerusalén en burro.
Pero en este escrito no vamos a criticar a los participantes por su hipocresía. Vamos a decir que harán muy bien en usar combustibles fósiles, que esa es la forma racional de actuar. Vamos a citar una posición muy original de una de las mentes racionales que defienden el uso de ese tipo de energía, Alex Epstein, respondiendo a la pregunta: “¿Qué dices de la hipocresía de las personas que se oponen a los combustibles fósiles mientras los usan a diario, sea para volar, para conducir, o en Internet?”.
Es muy tentador criticar a la gente por usar combustibles fósiles y a la vez criticarlos. Pero en parte eso es un fallo de la industria. La industria nunca explicó el valor de la energía, y por qué los combustibles fósiles son unas fuentes superiores de energía. De hecho, la industria está constantemente diciendo: “No estamos en contra de las energías eólica y solar, estamos a favor de ellas, estamos pasando por una transición energética”, etc.
Por eso yo siempre enfatizo cuando hablo con la gente (a) que una energía confiable y de bajo costo es indispensable para el progreso humano, y (b) que la industria de los combustibles fósiles es excepcionalmente buena para crear esa energía. La gente necesita entender esas dos ideas.
Yo uso la hipocresía principalmente para ilustrar esos puntos. Le digo a la gente: “Tú crees que los odias, pero en realidad adoras los combustibles fósiles”.
Si recuerdas las protestas de la Rebelión contra la Extinción, los manifestantes fueron sorprendidos usando generadores diésel para mantenerse calientes durante las protestas. Así que yo simplemente twitteé: “La Rebelión contra la Extinción adora los combustibles fósiles”.
Observa que eso no es lo mismo que decir que los combustibles fósiles son un mal necesario y que todos somos pecadores, que a menudo es como suena señalar la hipocresía. Quiero mostrar que el hecho de que usen combustibles fósiles es algo positivo.
Ellos usan combustibles fósiles porque los combustibles fósiles son increíbles: algunas personas se pasaron los últimos 200 años intentando descubrir cómo convertir de forma rentable plantas muertas antiguas en energía mecánica, y usamos eso para crear nuestro increíble mundo moderno.
Nunca señalo la hipocresía para criticar el carácter moral de las personas. ¿Por qué no? Porque mi problema con Al Gore, por ejemplo, no es que él vuele en jets privados. Si yo lo hiciera, eso implicaría que a mí no me importaría que él actuara de acuerdo a sus ideales. Pero nadie debería actuar de acuerdo a esos ideales, porque ellos son maldades, no ideales. No, mi problema con Al Gore es que él quiere impedir que otras personas usen combustibles fósiles.
No caigas en la trampa de atacar a las personas individualmente. Muéstrales el enorme valor que ellos están obteniendo de la energía de bajo costo, y luego puedes decirles: “La verdad es que te encantan los combustibles fósiles”.
El tema de la conferencia ha sido el mismo que el de otros años. El ser humano ha generado una crisis inminente: o actuamos de forma drástica e inmediata, o en pocos años destruiremos el planeta. Necesitamos “voluntad política”, o sea, queremos que los gobiernos fuercen a individuos y a empresas a consumir y a producir menos, que les obliguen a actuar como nosotros queremos que deben actuar, por su propio bien.
A pesar de todo el bombo y platillo que ha recibido la Cumbre del Clima, parece que podemos ser optimistas en cuanto al futuro. Por un lado, cada día hay más gente que está pensando por sí misma y finalmente ha llegado a la conclusión que lo que anhelan los ecologistas es una dictadura global. Hay grupos que se reúnen para hablar y defender el libre mercado como solución a cualquier problema ecológico. Hay montones de vídeos que se harán virales ridiculizando a la nueva diosa del movimiento ecologista (que se rían del cambio climático no es nada nuevo). Hay personas muy populares que explican por qué critican el movimiento (y son criticadas por decir la verdad).
Y por otro lado, la Cumbre del Clima acabará sus 12 días de reuniones lanzando a la atmósfera 65.000 toneladas de CO2, pero sin llegar a ninguna conclusión que puedan imponerle por la fuerza a la humanidad. Menos mal. Sus llamadas a la “voluntad política” no van a frenar el desarrollo significativamente, por lo menos por ahora. No van a conseguirlo, porque lo que proponen es irracional e inmoral.
Así que la Cumbre del Clima acabará, como en años anteriores, en un gran anti-clímax. Y eso tiene otra ventaja: se demostrará una vez más (para quien tenga la honestidad de reconocerlo) que las previsiones de que el mundo acabe en el año 2030 estarán tan erradas como todas las previsiones anteriores.
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por J. L. Navarro Schmidt, colaborador de Objetivismo Internacional
Citas de Alex Epstein traducidas por Objetivismo.org, con permiso del autor.
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