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La verdadera amenaza del cambio climático

El clima en la Tierra ha estado cambiando constantemente desde que el planeta se formó hace 4.500 millones de años.

A lo largo de la historia, la gente ha anunciado catástrofes globales relacionadas con el clima, incluso «documentándolas»: el Diluvio Universal fue un castigo a los hombres que no se comportaban “como Dios manda”.

A finales del Siglo XVIII, Thomas Malthus predijo una enorme crisis mundial, y lo hizo desde bases totalmente «científicas», plasmando su previsión en un gráfico que sería imposible de malinterpretar incluso para los más ignorantes de su época: si la población aumenta en progresión geométrica y los recursos aumentan en progresión aritmética, dentro de poco no habrá más recursos… ni más población. Será el fin del mundo.

Aquí estamos, poco más de dos siglos después, y la población ha crecido de mil millones de personas mal alimentadas en el año 1800, nada menos que a siete mil millones de personas muchísimo mejor alimentadas, vestidas y cuidadas. La visión «científica» de Malthus no estuvo muy acertada que digamos, porque dejó de tener en cuenta muchísimos factores, entre ellos la libertad y la creatividad humana.

Seguro que la mayoría de los jóvenes que se manifiestan por las calles «contra el cambio climático» nunca han oído hablar de Malthus y de sus fallidas predicciones. Seguro que tampoco han oído hablar de las predicciones de otros ecologistas desde mediados del siglo pasado. Para esos jóvenes, la noticia del día es: «El tiempo se acaba. Hay que actuar AHORA. Hay que evitar el fin del mundo. Únete al movimiento para rescatar el planeta».

Si esos jóvenes realmente prestaran atención, se darían cuenta de que absolutamente ninguna de las predicciones anteriores sobre el desastre se ha materializado. Y no es que esas predicciones no hayan dado en el clavo por poco, es que han sido tan ridículamente erradas como fueron las de Malthus, o más. Y aún hay quien piensa: «OK, antes fallamos, pero esta vez sí que va en serio». No es así.

La imagen del “timeline” no es una parodia, es un fiel resumen de las muchas y fallidas predicciones de las últimas décadas: (Hambrunas generalizadas en 1975; una nueva Edad del Hielo; lluvia ácida mata los lagos; océanos muertos para 1980; calentamiento global; Nueva York inundada en el 2019; Maldivas desaparecen en el 2018; más huracanes; cambio climático; conmoción climática; sólo quedan 12 años; sólo danos tu dinero o haremos que la niña llore de nuevo).

Ninguna de esas predicciones tuvo ni tiene una base científica, pero todas ellas fueron presentadas en su día como un ultimátum para el hombre: sacrifícate o muere. Esta vez el castigo puede no provenir de Dios, sino de la Naturaleza, pero el culpable es siempre el mismo: el hombre; y la urgencia es siempre la misma: en su día, cada una de esas predicciones fallidas fue presentada con la misma agresividad que es presentada hoy.

¿Qué proponen los Malthuses modernos? Con la excusa del «cambio climático», quieren destruir los dos elementos que han permitido que la humanidad progrese: la libertad y la creatividad. Quieren obligar a todo el mundo a dejar de consumir, a dejar de producir, a dejar de pensar. Quieren acabar con el uso de combustibles fósiles, que son un bien necesario y que han sido esenciales para permitirle al hombre mejorar su nivel de vida, su calidad de vida, su esperanza de vida. Quieren impedir, por la fuerza, que sigamos descubriendo y creando soluciones para lidiar con el clima, con las enfermedades, con cualquier problema que los humanos tengan que enfrentar. Esa es la amenaza: su ansia de poder. Quieren controlarnos.

Recordemos lo que Ayn Rand ya nos advirtió hace medio siglo sobre la motivación del movimiento ecologista:

«Quieren destruir lo que queda de capitalismo en las economías mixtas de hoy, y establecer una dictadura global… Ese objetivo no tiene por qué ser inferido: muchos discursos y libros sobre el tema dicen de forma explícita que la cruzada ecológica es un medio para ese fin».

No nos engañemos: El desastre que se cierne sobre nosotros no es que el clima siga cambiando (como siempre ha hecho), sino que pseudo-científicos y políticos fanáticos consigan lavarles el cerebro a millones de jóvenes, y entre todos nos lleven de vuelta a una era pre-Malthusiana.

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por Domingo García, presidente de Objetivismo Internacional

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Ayn Rand

El dinero es sólo un instrumento. Te llevará donde desees, pero no te sustituirá como conductor. Te dará los medios para la satisfacción de tus deseos, pero no te proveerá con deseos. El dinero es la plaga de los hombres que intentan revertir la ley de causalidad – los hombres que buscan reemplazar la mente adueñándose de los productos de la mente.

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