Objetivismo.org

El único camino al mañana – por Ayn Rand

La mayor amenaza para la humanidad y la civilización es la difusión de la filosofía totalitaria. Su mejor aliado no es la devoción de sus seguidores, sino la confusión de sus enemigos. Para luchar contra ella, debemos entenderla.

Totalitarismo es colectivismo. Colectivismo significa el sometimiento del individuo a un grupo, da igual que sea una raza, una clase o un estado. El colectivismo proclama que el hombre debe ser encadenado a la acción colectiva y al pensamiento colectivo en aras de lo que llaman «el bien común».

A lo largo de la historia ningún tirano jamás llegó al poder, a menos que lo hiciera afirmando que él era quien representaba «el bien común». Horrores que ningún hombre se atrevería a considerar para su propio beneficio egoísta son perpetrados con la conciencia tranquila por «altruistas» que se justifican a sí mismos por… el bien común.

Ningún tirano ha durado mucho tiempo usando exclusivamente la fuerza de las armas. Los hombres han sido esclavizados principalmente por armas espirituales. Y la mayor de ellas es la doctrina colectivista de la supremacía del bien común sobre el individuo. Ningún dictador podría surgir si los hombres mantuvieran como una fe sagrada la convicción de que ellos tienen derechos inalienables de los cuales no pueden ser desposeídos por causa alguna, ni por ningún hombre, malhechor o benefactor; que ninguna causa es superior a esos derechos.

El individualismo sostiene que el hombre es una entidad independiente con un derecho inalienable a la búsqueda de su propia felicidad en una sociedad donde los hombres tratan unos con otros como iguales, a través de intercambios voluntarios no regulados.

El sistema estadounidense está basado en el individualismo. Si ha de sobrevivir, debemos entender los principios del individualismo y mantenerlos como nuestro estándar en cualquier cuestión pública, en todos los temas a los que nos enfrentamos. Debemos tener un credo positivo, una fe clara y coherente.

Tenemos que aprender a rechazar como absolutamente malvada la concepción de que el “bien común” es superior a los derechos individuales. La felicidad general no puede ser creada a partir de un sufrimiento y una auto-inmolación general. La única sociedad feliz es aquella formada por individuos felices. No puedes tener un bosque sano formado por árboles podridos.

El poder de la sociedad debe estar siempre limitado por los derechos básicos e inalienables del individuo. Tal fue la concepción de los fundadores de Estados Unidos, que colocaron los derechos individuales por encima de cualquiera y de todas las demandas colectivas.

El derecho a la libertad significa el derecho del hombre a su acción individual, elección individual, iniciativa individual y propiedad individual. Sin el derecho a la propiedad privada ninguna acción independiente es posible.

El derecho a la búsqueda de la felicidad significa el derecho del hombre a vivir para sí mismo, a decidir qué constituye su propia y privada felicidad personal, y a trabajar para conseguirla. Cada individuo es el único y definitivo juez de sus decisiones. La felicidad de un hombre no puede ser prescrita para él por otro hombre o por cualquier número de otros hombres.

Estos derechos son una posesión incondicional, personal, privada e individual de cada hombre, otorgada a él por el hecho de haber nacido, y no requiere ninguna otra sanción.

Desde el comienzo de la historia, dos antagonistas se han enfrentado, dos tipos opuestos de hombres: el Activo y el Pasivo. El Hombre Activo es el productor, el creador, el promotor, el individualista. Su necesidad básica es la independencia, y lo es para que él pueda pensar y trabajar. Él no necesita ni busca poder sobre otros hombres, y tampoco puede ser obligado a trabajar bajo alguna forma de compulsión. Todas las formas de trabajo bueno – desde poner ladrillos a componer una sinfonía – son hechas por el Hombre Activo. Los grados de habilidad humana varían, pero el principio básico sigue siendo el mismo; el grado de independencia y de iniciativa de un hombre determina su talento como trabajador y su valía como hombre.

El Hombre Pasivo lo encontramos en todos los niveles de la sociedad, en mansiones y en chabolas, y su marca de identificación es su temor a la independencia. Él es un parásito que espera ser atendido por otros, que desea que le den instrucciones, desea obedecer, ser subyugado, ser regulado, que le digan qué hacer. Él recibe encantado al colectivismo, porque éste elimina cualquier posibilidad que él podría tener que pensar o actuar por iniciativa propia.

Cuando una sociedad está basada en las necesidades del Hombre Pasivo, esa sociedad destruye al Activo; pero cuando el Activo es destruído, el Pasivo no puede sobrevivir. Cuando una sociedad está basada en las necesidades del Hombre Activo, él lleva a cuestas a los pasivos con su energía y los eleva al elevarse él, al elevarse toda la sociedad. Este ha sido el esquema de cualquier progreso humano.

Algunos humanitaristas exigen un estado colectivista basados en su compasión por el incompetente, por el Hombre Pasivo. Por el bien de éste quieren subyugar al Activo. Pero el Hombre Activo no puede funcionar bajo yugo. Y una vez que ha sido destruído, la destrucción del Hombre Pasivo sigue automáticamente. Así que, si compasión es la primera consideración para los humanitaristas, entonces, aunque sólo sea por compasión, deberían dejar al Hombre Activo libre para funcionar, para así poder ayudar al Pasivo. No hay otra manera de ayudarle a éste. Los Activos, sin embargo, son exterminados en una sociedad colectivista.

La historia de la humanidad es la historia de la lucha entre el Hombre Activo y el Pasivo, entre el individuo y el colectivo. Los países que han producido los hombres más felices, los niveles de vida más altos, y los mayores avances culturales, han sido los países donde el poder del colectivo – del gobierno, del estado – ha sido limitado, y donde se le ha dado al individuo libertad de acción independiente. Como ejemplos: el ascenso de Roma, con su concepción de una ley basada en los derechos de un ciudadano, por encima de la barbarie colectivista de su tiempo. El ascenso de Inglaterra, con su sistema de gobierno basado en la Carta Magna, por encima de la barbarie colectivista de su tiempo. El ascenso de los Estados Unidos de América a un nivel de logro sin igual en la historia, gracias a la libertad individual y a la independencia que su Constitución le dio a cada ciudadano contra el colectivo.

Mientras los hombres siguen analizando las causas del alza y la baja de las civilizaciones, cada una de las páginas de la historia nos dice a gritos que sólo existe una fuente de progreso: El Hombre Individual y su acción independiente. El colectivismo es el antiguo principio de salvajismo. Toda la existencia del salvaje es pública, regida por las leyes de su tribu. La civilización es el proceso de liberar al hombre de los hombres.

Ahora nos enfrentamos a una elección: seguir adelante o volver atrás. El colectivismo no es “el Nuevo Orden del Mañana”. Es el orden de un ayer muy oscuro. Pero sí hay un camino al mañana, un Nuevo Orden del Mañana. Le pertenece al Hombre Individual, al único creador de todas las mañanas que en algún momento le hayan sido concedidas a la humanidad.

# # #

Fuente:

The Only Path to Tomorrow”, The Ayn Rand Column

Una versión editada de este artículo fue publicada en The Reader´s Digest en enero de 1944.

# # #

5 1 vote
Article Rating
Suscríbete
Informarme de
guest
21 Comments
más votados
más recientes más antiguos
Inline Feedbacks
View all comments
Zebra
Zebra

Esta conversacion ha sido penosa, por parte de todos. Si Ramiro no comparte vuestras opiniones que se vaya de esta pagina y deje de molestar, pero eso no justifica que le expulseis y le insulteis. Yo tambien hace unos pocos… Leer más »

trackback

[…] de Ayn Rand Una versión editada de este artículo fue publicada en Selecciones en enero de 1944. https://objetivismo.org/el-unico-camino-al-manana-por…/ es decir que, nadie, ni siquiera un gobierno, son inalienables, te los podrán quitar […]

El Osito Teddy
El Osito Teddy

Bueno, Omingod, creo que Juan Antonio lo nombra porque ha fallecido recientemente.

JUAN ANTONIO
JUAN ANTONIO

Me gustaría conocer las razones de la expulsión en el mundo objetivista del señor Branden y otros. Tal vez alguno de Uds. me lo podría sintetizar. Soy asiduo lector de la página. Muchas gracias.

Ayn Rand

No construyo para poder tener clientes. Tengo clientes para poder construir.

Glosario

Objetivismo por temas

La maldad del altruismo — por Ayn Rand

Objetivismo explicado en 2 minutos