En vez de enseñarle al niño respeto mutuo por la individualidad, los logros y los derechos de otros, la educación progresista le da un sello oficial de rectitud moral a la tendencia de unos salvajes asustados organizándose unos contra otros, formando “pandillas” y atacando a los de fuera. Cuando, además de eso, el forastero es castigado o recriminado por su incapacidad para “llevarse bien con la gente”, entonces la regla de la mediocridad es elevada a un sistema. (“Mediocridad” no significa una inteligencia promedio; significa una inteligencia promedio que tiene resentimiento y envidia de las que son mejores.) La educación progresista ha institucionalizado el Establishment de la Envidia.
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Fuente:
Los Comprachicos
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