Como los Objetivistas estamos acostumbrados a oír cosas así de vez en cuando, no me sorprendió leer esto en el artículo de un colega conservador:
El número de individualistas de verdad es todavía relativamente pequeño… Si compras o vendes cosas, consumes cultura popular, o tienes a alguien en tu vida a quien decirle “Te quiero”, entonces no eres un individualista de verdad.
Responder a eso es fácil si tienes un conocimiento básico de Objetivismo, y seguro que a esta altura ya tienes la réplica apropiada en tu cabeza. Individualismo no significa ser un ermitaño. Vivir para ti mismo no es lo mismo que vivir por ti mismo. Vaya, esto podría ser incluso una variante de la falacia del escocés auténtico.
Pero, reflexionando sobre el asunto, pensé que la respuesta es aún más profunda. Un ermitaño, o alguien varado en una isla desierta, alguien sin contacto con otras personas, no necesitaría el concepto de individualismo. No tendría nada con lo que contrastarlo. Él haría cosas por sí mismo y para sí mismo, porque no habría más opciones. El concepto de individualismo es necesario y significativo sólo para quien vive en sociedad, para alguien que compra y vende, alguien con relaciones románticas y familiares, alguien que está integrado en la cultura que le rodea (aunque francamente, eso de “consumir cultura popular” es bastante opcional).
Sólo alguien que vive en sociedad se enfrenta a la tentación (o a la presión, dependiendo de su psicología) de subordinar su propio juicio a los criterios de otros, o de sacrificar sus propios intereses a los de otros. O, presentando el tema en términos más positivos, sólo cuando las personas viven juntas es cuando tienen que encontrar una forma de perseguir sus intereses en armonía, reconociendo la libertad que tiene el individuo de llegar a sus propias conclusiones y elegir sus propios objetivos.
Por lo que, pensando sobre esto, me pregunté de dónde venían los términos “individualista” e “individualismo”. Tuve la sensación de que son términos modernos. No los encuentras en la filosofía clásica, ni siquiera entre los grandes pensadores del Renacimiento y la Ilustración. Los Padres Fundadores de los Estados Unidos fueron algunos de los más importantes defensores de los derechos individuales, y sin embargo nunca se describieron a sí mismos como “individualistas”. Así que supuse que “individualismo” fue un término que surgió únicamente en respuesta a esa otra invención moderna, “colectivismo”. Las ideas colectivistas tienen una larga historia – véase La República, de Platón – pero el colectivismo no existió como una reputada y explícita filosofía hasta hace relativamente poco tiempo.
Un rápido vistazo a la etimología de “individualismo” lo confirma. Al igual que “capitalismo”, es un término acuñado por sus enemigos: por los mismos enemigos, en realidad. Individualismo fue usado por primera vez por los primeros socialistas, específicamente por los “Owenitas” (los seguidores de un socialista utópico llamado Robert Owen), quien hizo fortuna en la industria textil en Bretaña, para luego fundirla financiando una comunidad utópica en New Harmony, Indiana. Tendemos a pensar que el siglo XX fue el mayor experimento del mundo con el socialismo, pero a lo largo del siglo XIX, Bretaña y los Estados Unidos tuvieron varios experimentos voluntarios con el socialismo, normalmente basados en algún plan grandioso ideado por algún teórico carismático. Lo que casi siempre tienen en común esos planes es que se auto-destruyen a los pocos años, normalmente una vez que su pudiente patrón – quien ganó su dinero en la creciente economía industrial del capitalismo – agota su fortuna o se muere. Esa es la tragedia del socialismo del siglo XX: fue un experimento totalmente innecesario, pues el concepto básico ya había fracasado durante más de un siglo en repetidos ensayos a pequeña escala.
De todos modos, fue durante esos primeros experimentos del siglo XIX, a finales de la década de 1820 y de 1830 (fuentes diferentes sugieren fechas distintas) cuando la palabra “socialismo” inicialmente se vuelve de uso común. (La variante “comunismo” llega un poco más tarde, en la década de 1840). Al mismo tiempo, “individualismo” se usa por primera vez (la mayoría de las fuentes dicen que en 1827) como un término peyorativo para describir a lo que los socialistas se oponían. La entrada en Wikipedia señala que uno de los Owenitas desencantados pasó a reconocer la propiedad privada y empezó a usar el concepto de “individualismo” en un sentido positivo, estableciendo la tendencia de cómo vendría a ser usado el término por muchos de sus famosos defensores posteriores.
Por lo tanto, en los orígenes mismos de la palabra hay una refutación de la burda falsedad sobre lo que es el individualismo. El concepto mismo de individualismo no podría haber sido formado fuera de la sociedad. Surge, no de un deseo de evitar relaciones con otras personas, sino de la necesidad de describir esas relaciones de una manera que reconozca el valor del individuo y su necesidad de libertad, en contraposición a una nueva y creciente filosofía que buscaba subordinar el individuo a la sociedad y al Estado.
El hecho de que el término para un concepto tan valioso fuese acuñado por sus enemigos, como también ocurrió con el término “capitalismo”, es algo irónico. Y esa es otra lección que podemos extraer de esta historia: la necesidad de encontrar y definir los conceptos importantes que necesitamos para defender la libertad y la civilización, aunque tengamos que arrebatarles esos conceptos a la gente misma que los originó.
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por Robert Tracinski, artículo publicado en el 2015 en The Tracinski Letter
Traducido, editado y publicado por Objetivismo.org con permiso del autor
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