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USA 2012: “no-entidad” contra “anti-entidad”

Por qué votaré a Romney — por Leonard Peikoff

Obama es, para los Estados Unidos, una amenaza sin precedentes. Romney es una amenaza con precedentes.

Como he explicado en mi libro The DIM Hypothesis, Obama es en esencia un destructor que destruye por destruir, un nihilista, el primero de ellos en llegar a la Casa Blanca. El objeto a ser destruido es nuestro país, los Estados Unidos de América. Con el apoyo académico y popular que ha recibido, Obama ha sido capaz de lograr su objetivo paulatinamente y, para muchos observadores, con un éxito espectacular.

Muchos males nos esperan si Obama gana un segundo mandato, que van desde impuestos paralizadores y Obamacare (su medicina socializada) hasta la guerra contra la energía y un inminente colapso económico. Estas son sin duda preocupaciones legítimas, pero en mi opinión lo que es aún más asustador es la práctica de Obama de gobernar por orden ejecutiva, es decir, metiéndose en el ámbito legislativo y estableciendo políticas federales que él mismo aprueba, independientemente de lo que piense el Congreso, e incluso en contradicción con la ley establecida (como ejemplo, su último decreto sobre inmigración). Hasta ahora, la mayoría de estos mandatos legales no han sido cuestionados por los políticos indiferentes de Capitol Hill. Si esta tendencia continúa, sólo podrá llevarnos en última instancia a que se acabe para siempre el poder legislativo. Si añadimos a eso un par de jueces de la Corte Suprema escogidos a dedo por Obama, que de hecho anulen a la Corte como fuerza que limite al Presidente, ¿qué queda de los controles objetivos (“checks and balances”) entre los tres elementos de nuestro gobierno, cuando dos de ellos dejan de ser funcionales? Un poder ejecutivo con un poder ilimitado es la definición de un líder totalitario.

Por el contrario, como candidato, Romney no está motivado por pasión de ningún tipo, ni buena ni mala. Él parece no tener ninguna convicción política, parece ser el ejemplo clásico de un republicano «moderado»: pragmático, apaciguador, a la deriva, y por lo tanto dejándose arrastrar por la corriente y la inercia del consenso. Así que él también llevaría al país en la dirección de un estatismo cada vez mayor, como siempre han hecho las administraciones republicanas. (Y aunque yo apruebo la selección de Ryan como vicepresidente, no creo que un subordinado aislado pueda cambiar la naturaleza o los resultados de una administración.)

Aunque ambos Obama y Romney van a acercarnos cada vez más a una dictadura, hay una diferencia fundamental: el tiempo. Obama no está dando tropezones, sino que está corriendo a toda velocidad hacia su objetivo, y su ritmo sólo puede aumentar en un segundo mandato, cuando mantener al público contento ya no sea una preocupación importante para él. Por el contrario, aunque esté siguiendo el mismo camino que Obama, Romney el pragmático no puede correr hacia ningún lugar; como él se mueve a trompicones  y haciendo concesiones a diestro y siniestro, lo único que puede hacer, tal vez sin darse cuenta, es llevarnos de la mano poco a poco hasta el acantilado (por supuesto, con algunos acelerones ocasionales).

Esta diferencia de ritmo tiene profundas implicaciones prácticas. En una década o menos, por ejemplo, es muy posible que un asalto nihilista sobre la libertad de expresión, que ya es visible, gane bastante respeto e impulso, y de esa forma empiece a intimidar y a silenciar a cualquier oposición. Mientras que los Romneys no tendrán tiempo de atacar la Primera Enmienda por lo menos durante una generación, lo que nos da un margen de tiempo para intentar educar al país.

La opción política en noviembre es: “no-entidad” contra “anti-entidad”. O: un hombre que no es nada contra un hombre que quiere producir “nadas” de forma masiva. Esto, a mi juicio, es una razón incontestable para votar por Romney, no importa cuál sea la naturaleza o la cantidad de sus defectos. Un hombre como nuestro presidente actual es mucho más peligroso para la supervivencia de los Estados Unidos que cualquier terrorista de Oriente Medio.

P.S. Por la misma razón, tengo intención de votar por cualquier republicano en mi distrito que esté candidatándose a la Cámara de Representantes o al Senado. Un control republicano de al menos uno de estos cuerpos, por muy debilitado que quede, supondrá al menos un cierto freno para Obama si gana.

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Publicado en la página web del Dr. Leonard Peikoff

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[…] [4] Esta reflexión con connotaciones metafísicas me la inspiró un artículo de Leonard Peikoff, “Por qué votaré a Romney”, en el cual analiza en modo similar a los candidatos a las elecciones presidenciales de 2012 en Estados Unidos, Mitt… Leer más »

Guido
Guido

Peikoff debería haber votado a Gary Johnson. Un objetivista no puede votar a un candidato que no avanza contra la salud pública.

Guido
Guido

Alguien que financia escuelas públicas y hospitales públicos, está en contra del capitalismo. Tanto los republicanos como los demócratas están en contra del capitalismo.

nice mending

Creo que yo no votaría por ninguno de los dos. Los Republicanos probablemente establecerian algunos cambios de pequeño calado, pero la política en EE.UU está tan dañada por el colectivismo, que solo gentes como Ron Paul podrían cambiar algo las… Leer más »

Ayn Rand

Causada por una duda profunda, por autocondena y miedo, la hostilidad es un tipo de proyección que dirige hacia otros el odio que la persona hostil siente hacia sí misma. Culpando la maldad de otros por los propios defectos, siente una necesidad crónica de justificarse a sí misma demostrando la maldad que hay en ellos, buscándola, escarbándola… e inventándola.

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