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COVID-19: Estupidez, incompetencia, deshonestidad, evasión

El Dr. Peter Attia, un médico especializado en el estudio de la longevidad, escribió el 20 de abril: “La buena noticia es que el COVID-19 no parece ser tan catastrófico como parecía a mediados de marzo… El número de nuevos casos y nuevas muertes parece estar estancado e incluso en declive. Sospecho que las muertes de ciudadanos americanos por el COVID-19 estarán más en línea con una época de gripe muy mala, quizás la peor de todas (la década pasada hubo muertes por gripe en los EE. UU. que pueden haber sido de 12.000 a 61.000)”.

El Dr. John Ioannidis, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, es un investigador brillante y escrupuloso que ha descubierto que “…el COVID-19 es mucho menos mortal de lo que suponían los modeladores; la tasa de mortalidad en los EE. UU. podría ser tan baja como de 0,025% a 0,625%, con un límite superior de 0,05% a 1%, comparable al de la gripe estacional”.

Afirmar de forma ignorante o negligente que el COVID-19 es la causa de la muerte es muy malo. Falsificar deliberadamente esa información es criminal. Manipular el número de muertes para hacer que la situación parezca peor de lo que es, y continuar con la histeria con fines políticos, es imperdonable.

Y: “Si esa es la tasa real, confinar al mundo con consecuencias sociales y financieras potencialmente tremendas puede ser totalmente irracional. Es como un elefante que está siendo atacado por un gato casero. Frustrado y tratando de evitar al gato, el elefante salta accidentalmente de un acantilado y muere”. El Dr. Ioannidis describe la pandemia del coronavirus como “la tormenta perfecta de esa búsqueda por resultados muy urgentes, espectaculares, emocionantes y apocalípticos. Y, como podéis ver, aparentemente nuestras primeras estimaciones han sido tremendamente exageradas en muchos frentes”.

Entre esas estimaciones había un estudio realizado por modeladores del Imperial College de Londres, quienes pronosticaron más de 2,2 millones de muertes por coronavirus en los EE. UU. a falta de “algunas medidas de control o cambios espontáneos en el comportamiento individual”. Ioannidis se ha visto ridiculizado porque ha examinado los datos y encontrado buenas noticias. A los medios de comunicación no les cae bien él porque ellos han “generado un tipo de situación muy orientada al pánico, al horror, y al reality show de la muerte». Él afirma que “hay algún tipo de mentalidad tribal operando aquí, de gente que no deja de insistir en que esto tiene que ser el fin del mundo”. Él cree que “los confinamientos pueden resultar en que mucha, mucha más gente joven se suicide”. Y que si continuamos con el confinamiento, “veremos a muchos jóvenes suicidarse… sólo porque estamos difundiendo historias de terror con el COVID-19”.

El Dr. Sandeep Jauhar, un cardiólogo de Stanford, escribió el 17 de abril: “A juzgar por las epidemias anteriores, podemos ver un aumento vertiginoso de muertes que no son por coronavirus en los próximos meses. Muchas de ellas estarán relacionadas con la salud; otras, como los suicidios o las sobredosis de opioides, ocurrirán debido a trastornos económicos y psicológicos”.

El columnista del Wall Street Journal Holman W. Jenkins, Jr., dice que el confinamiento es un problema mayor que el virus. Él escribe: “La Universidad de Columbia encontró una vez que sólo el 20% de los enfermos de gripe y sólo el 5% de los enfermos de resfriados se molestaron en consultar a un médico. Con el miedo al virus y la histeria, los enfermos de resfriados y de gripe sospecharán con razón que tienen el virus e inundarán los centros de emergencias hasta abrumarlos”.

Él se pregunta si podemos estar “evitando una enfermedad que puede no ser mucho más mortal para la persona normal que la gripe…”. También desprecia a los medios de comunicación por “confundir la ‘tasa de mortalidad por infección’ con la ‘tasa de letalidad’, grotescamente engañando al público sobre la verdadera tasa de mortalidad”.

Creo que ahora hay considerable evidencia de que el número de muertes se ha exagerado mucho. Es casi como si algunas personas estuvieran deseando que hubiera un aumento de la cantidad de muertes, lo que hará que ellas tenga razón, y justificará el confinamiento draconiano, increíblemente dañino y desastroso. Muchas muertes se atribuyen al virus únicamente en función de los síntomas (y el resfriado, la gripe y la neumonía pueden tener síntomas casi indistinguibles de los del COVID-19). En algunos casos, la causa de la muerte no es determinada objetivamente, sino basada en opinión o presunción. Eso es increíble.

Se ha causado un mal grave contra cada hombre, mujer y niño en este país. Se han perdido cantidades incalculables de riqueza; mucha gente estará desempleada durante años; muchas pequeñas empresas se han arruinado; mucha gente se desesperará y quedará sin hogar. Habrá un aumento de suicidios. La devastación es incalculable.

Un resfriado para ti o para mí no es más que un resfriado. Pero para alguien que tiene problemas de salud o es asmático, puede ser una amenaza mortal. La gripe es peligrosa y mortal (algunas cepas son 10 veces más mortales que el COVID-19). Para alguien que tiene una enfermedad cardíaca, o para alguien con cáncer que está recibiendo quimioterapia, esas dos enfermedades comunes son potencialmente mortales. Entonces, cuando alguien tiene asma y contrae un resfriado o una gripe y muere, muere por ambas causas; una sin la otra casi seguro que no habría sido fatal.

Si alguien que tiene una enfermedad cardíaca grave y se resfría, o tiene la gripe, o el COVID-19 se muere, ¿se ha muerto por el resfriado, por la gripe, por el COVID-19, o por la enfermedad cardíaca? Y la misma pregunta debería hacerse de los pacientes con cáncer.

Afirmar de forma ignorante o negligente que el COVID-19 es la causa de la muerte es muy malo. Falsificar deliberadamente esa información es criminal. Manipular el número de muertes para hacer que la situación parezca peor de lo que es, y continuar con la histeria con fines políticos, es imperdonable. Ayer me enteré de que los médicos en California habían sido presionados para declarar en los certificados de defunción que la causa era el COVID-19.

Todo eso, junto con la postura política y moral que nos ordena proteger la salud y las vidas mientras que al mismo tiempo cometemos un suicidio económico, eso no se puede justificar, y es algo malvado.

Si no fuera por la ciudad de Nueva York (no por todo el Estado), el número total de muertes en los EE.UU. por este virus probablemente sería tan letal como la gripe anual promedio. Gerard Baker, editor del Wall Street Journal, escribió que “La ciudad de Nueva York por sí sola… hace que esta pandemia… sea una pandemia”.

Hay algo extraño con los números en la ciudad de Nueva York. Es posible que ellos también estén siendo manipulados, o que tal vez estén involuntariamente juntando resfriados, gripe y neumonía con el COVID-19. Es cierto que en Nueva York la densidad de población es alta. Hay pobreza, y mucha gente depende de los sistemas de transporte público. Sin embargo, cuando comparas Nueva York con otras ciudades densamente pobladas, como Londres, San Francisco y Los Ángeles, todo eso no tiene sentido. ¿Qué está pasando?

Cuando todo esto termine, algunos políticos proclamarán a gritos el maravilloso trabajo que ellos han hecho, diciendo que han salvado la salud de la gente y han evitado decenas de miles de muertes. Espero que la gente recupere su tranquilidad y su sentido común, y que se informe lo suficiente de la verdad para no dejar que ellos se salgan con la suya.

Se ha causado un mal grave contra cada hombre, mujer y niño en este país. Se han perdido cantidades incalculables de riqueza; mucha gente estará desempleada durante años; muchas pequeñas empresas se han arruinado; mucha gente se desesperará y quedará sin hogar. Habrá un aumento de suicidios. La devastación es incalculable.

Es difícil pensar en alguna buena noticia a esta altura. Sin embargo, simplemente diré que los Estados Unidos y los estadounidenses tienen una gran fuerza, que esto también pasará, y que floreceremos y prosperaremos una vez más.

# # #

por Carl Barney, publicado el 1 de mayo del 2020.
Carl Barney es Objetivista, y es fundador y presidente de la Prometheus Foundation.

Traducido y publicado por Objetivismo.org con permiso del autor.

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Oscar
Oscar

El Covid ha sido un experimento social de las élites y les ha salido de maravilla. Un poco de terror bien sazonado con predicciones apocalípticas y hemos permitido la demolición de nuestros derechos fundamentales. Y además, han observado que una… Leer más »

Beti ona
Beti ona

Nada que añadir, excelente articulo

Ayn Rand

El *naturalismo* [en arte] rechazó el concepto de voluntad y retornó a una visión del hombre como criatura indefensa determinada por fuerzas fuera de su control. . . manteniendo que los valores no tienen poder ni papel ninguno, ni en la vida humana ni en la literatura, que los escritores deben presentar a los hombres «como son», lo que significa: debe grabar cualquier cosa que vean a su alrededor.

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