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Ahorro

La agricultura es el primer paso hacia la civilización, porque requiere un avance significativo en el desarrollo conceptual de los hombres; requiere que capten dos conceptos cardinales que la mentalidad perceptiva y limitada a lo concreto no conseguiría captar del todo: tiempo y ahorro. Una vez que captas esos conceptos, has captado los tres elementos esenciales de la supervivencia humana: tiempo – ahorro – producción. Has captado el hecho de que la producción no es una cuestión limitada al momento inmediato, sino que es un proceso continuo, y que la producción se nutre de otra producción anterior. El concepto de «reserva de semillas» combina los tres elementos esenciales, y es aplicable no sólo a la agricultura, sino de forma mucho, pero mucho más amplia, a todas las formas de trabajo productivo. Cualquier cosa que esté por encima del nivel de existencia precario de un salvaje que sobrevive en el día a día, requiere ahorro. El ahorro compra tiempo.

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El consumo es la causa final, no la causa eficiente, de la producción. La causa eficiente de la producción es el ahorro

El consumo diferido (o sea, el ahorro) es necesario en una enorme escala para mantener funcionando la producción industrial. Los ahorros pagan por máquinas que les permiten a los hombres producir en un día una cantidad de bienes que no serían capaces de producir a mano en un año entero (y ni eso). Eso les permite a los trabajadores a su vez diferir el consumo y ahorrar parte de sus ingresos para dedicarlos a necesidades o metas futuras. El sello distintivo de una sociedad industrial es la distancia que tienen sus miembros de un modo de vida de subsistencia diaria; cuanto mayor es esa distancia, mayor es el progreso de los hombres.

La mayor parte de la reserva de semillas de este país no está en la fortuna de los ricos (que son una pequeña minoría), sino en los ahorros de la clase media, es decir, en los ahorros de hombres responsables que son capaces de captar el concepto de «futuro», y que depositan un dólar (o más) en una cuenta bancaria. Un hombre que actúa así ahorra dinero para su propio futuro, pero el banco invierte ese dinero en empresas productivas; por lo tanto, los productos que ese hombre no consumió hoy, están disponibles para él cuando los necesite mañana. Y, mientras tanto, esos productos sirven de combustible para el proceso productivo del país.

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El consumo es la causa final, no la causa eficiente, de la producción. La causa eficiente de la producción es el ahorro, del cual puede decirse que representa lo contrario al consumo: el ahorro representa bienes no-consumidos. El consumo es la meta de la producción, pero es un callejón sin salida en cuanto al proceso productivo se refiere. El trabajador que produce tan poco que consume todo lo que gana, carga su propio peso económico, pero no contribuye en nada a la producción futura. El trabajador que tiene una modesta cuenta de ahorros, y el millonario que invierte una fortuna (y todos los hombres que hay entre ellos), son quienes financian el futuro.

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Traducción: * * * Objetivismo.org * * *

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Fuente:

“Igualitarismo e inflación”, Filosofía: Quién la Necesita

“The Inverted Moral Priorities”, The Ayn Rand Letter

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