En nuestro foro de miembros hemos estado discutiendo las ideas de Thomas Szasz, autor de The Myth of Mental Illness. Szasz afirma (equivocadamente) que los problemas psicológicos que no son neurales son «conductuales». Hay una conexión interesante de esta noción con los temas políticos que también hemos estado discutiendo en HBL. Muchos de los involucrados en movimientos políticos erróneos (como por ejemplo, anarquismo, populismo y marxismo) están impulsados por la idea de que las ideas – especialmente las ideas filosóficas – son irrelevantes para el comportamiento. . . y para la historia.
De los muchísimos ejemplos que podemos encontrar en política, eligiré el caso del anarquismo libertario. Hace décadas, esos anarquistas argumentaban que el anarquismo era necesario si hemos de tomar en serio la prohibición de iniciar la fuerza física. Su argumento era que el monopolio del gobierno sobre la fuerza es de por sí iniciar la fuerza contra posibles «gobiernos» competidores.
Pero ese ya no es el principal argumento que ven los anarquistas – quizás por haber sido refutado por Robert Nozick y por Harry Binswanger. O tal vez se deba a la progresiva idiotización de la población a lo largo del tiempo. Pero sea cual sea la causa, hoy día el principal argumento a favor del anarquismo parece ser este: «Los gobiernos siempre acaban mal».
Mira la historia de los Estados Unidos, dicen, empezó en una situación muy parecida al ideal libertario, pero luego empezó a echarse a perder. Y lo normal aquí es que citen a Lord Acton sobre cómo el poder corrompe.
Ellos no comprenden, y parecen ser incapaces de comprender, que la decadencia de Estados Unidos no fue causada por la «corrupción», sino por la filosofía. Hacen oídos sordos a la afirmación de Ayn Rand en Para el Nuevo Intelectual:
Fue la moralidad del altruismo lo que socavó a Estados Unidos y ahora lo está destruyendo. Desde sus comienzos, Estados Unidos se vio desgarrado por el choque de su sistema político con la moralidad altruista. Capitalismo y altruismo son incompatibles; son opuestos filosóficos; no pueden coexistir ni en el mismo hombre ni en la misma sociedad.
Mi hipótesis es que lo que separa a un Objetivista serio del resto de la gente es una comprensión del papel fundamental que desempeñan las ideas en la vida de las personas, y en la historia. Ese punto parece ser el más difícil de entender para la gente en general.
Y eso también explica el caso tan común de quienes responden positivamente a La Rebelión de Atlas pero fracasan al ponerla en práctica: fallan al profundizar en la filosofía (si llegan a saber que hay una filosofía detrás de la novela) o incluso a aplicarla a sus propias vidas.
Un ejemplo es el dermatólogo que me dijo que estaba leyendo Atlas por segunda vez y había quedado muy impresionado por cómo Ayn Rand consiguió prever los acontecimientos de hoy. Le pregunté de qué pensaba él que se trataba Atlas. Respondió: «Algunas personas manipulan el sistema». Otra historia es la del contable que le dijo a un amigo mío que Atlas era sobre «un hombre que es dueño de su propio valle».
¡Y luego acusan a Ayn Rand de pegarle al lector en la cabeza con su filosofía!
Sospecho que lo que ocurre en tales casos – que es la regla más que la excepción – es que esas personas ven las ideas de los buenos y las ideas de los malos como siendo meras palabras que usan para justificarse a sí mismos. No se dan cuenta de que tanto héroes como villanos viven y actúan de acuerdo con las ideas que adoptaron. Y eso sólo puede ser porque esas personas no son conscientes del poder que sus propias ideas tienen sobre sus propias vidas y acciones.
Hay una explicación relativamente inocente: esas personas no reconocen que tienen premisas. Para ellas, sus premisas filosóficas no son conclusiones, son sólo evidencias axiomáticas. Como he dicho antes, es como la actitud común, que incluso yo compartí en mi juventud, de decir que tener un «acento» es la forma como otras personas hablan, cuando lo que decían sonaba diferente. «Yo no tengo acento, yo simplemente hablo como se debe hablar».
Del mismo modo, los periodistas que están metidos en un mundo de colegas y amigos con ideas afines no piensan estar influenciando las noticias. Ellos no son «ideólogos», ideólogos son sus oponentes. Ellos simplemente reportan los hechos, «llamando a las cosas por su nombre»: es evidente que tenemos una crisis si hay gente sin seguro de salud; es evidente que el gobierno debe proporcionar fondos de ayuda si hay un huracán.
Filosóficamente, esa actitud representa intrinsicismo – creer que incluso las conclusiones más abstractas son hechos de la realidad abiertos a la percepción directa. Cuando otro no está de acuerdo con lo que uno considera la «auto-evidencia», eso simplemente demuestra que él o es tonto o es un degenerado. “Si consiguiese abandonar sus prejuicios, vería claramente la obvia verdad de. . . [insertar idea errónea aquí].
Coloquialmente, esa actitud es parroquial. ¿Qué piensan esas personas sobre las creencias de la gente en la Edad Oscura o en el Antiguo Egipto o en la Antigua Grecia? El hecho de que prácticamente toda la población de otras culturas tenga diferentes perspectivas básicas sobre la vida – o sea, diferentes premisas filosóficas – es algo totalmente irreal para ese tipo de persona.
Pero puedes ver las diferentes filosofías plasmadas – concretizadas – en el arte. El arte es la expresión de la filosofía de vida del artista, y como la gran mayoría de los artistas comparte la filosofía de su cultura, el arte de las diferentes culturas expresa, en forma concreta, las diferentes filosofías. Basta con pensar en la diferencia dramática que existe entre la escultura centrada en la muerte del Antiguo Egipto, y la escultura que afirma la vida de la antigua Grecia.
Como nota personal, lo que realmente cementó mi adhesión a Objetivismo fue asistir, en un viaje a Nueva York, a una conferencia de Mary Ann Sures sobre la historia del arte. (Es la conferencia que fue publicada más tarde como «Metafísica en mármol» en febrero y marzo de 1969 en The Objectivist, la cual recomiendo encarecidamente, y que puedes leer aquí.) La conferencia incluye diapositivas mostrando diferentes obras de arte de diferentes culturas.
Pensé: «¡Dios mío! Esto no es sólo teoría. Es verdad que la filosofía gobierna la historia. Estas ideas importan. Objetivismo es realmente, poderosamente cierto«.
Gracias, Mary Ann.
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Por Harry Binswanger, publicado en octubre del 2016 en su lista de miembros The Harry Binswanger Letter
Traducido, editado y publicado con permiso del autor por Objetivismo.org
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A todos nos ha pasado, al menos a los que reconocemos la importancia de las ideas. Esta parte me arranco una sonrisa»Pensé: “¡Dios mío! Esto no es sólo teoría. Es verdad que la filosofía gobierna la historia. Estas ideas importan.… Leer más »