Objetivismo.org

El arma secreta de tu enemigo

Vale la pena analizar paso a paso una reciente carta al director publicada en The Wall Street Journal. [El arma secreta de tu enemigo]

“El Papa Francisco usa la oratoria para provocar a la audiencia, y eso es lo que está haciendo en este momento con los empresarios”.

El autor intenta defender a la Santa Sede… insinuando que Francisco sólo está interesado en hacer teatro, que simplemente está jugando con nosotros. Y el verdadero mensaje es que los empresarios no tienen por qué sentirse realmente amenazados por los discursos del Papa, puesto que, al mismo tiempo que los condena, el Papa está guiñándoles un ojo.

“Los Papas no crean doctrina (Jesucristo era quien lo hacía)”

Eso es falso. En primer lugar, no hubo ningún Jesucristo (no hay evidencia contemporánea de la existencia de tal persona). En segundo lugar, la doctrina actual fue elaborada a lo largo de varios siglos por Papas (o sus equivalentes), o sea, por personas mezquinas que odian la vida y son expertos en hacer política, ganar seguidores, y triunfar en las variadas confabulaciones para hacer doctrinas, como hicieron en los Concilios de Nicea (año 325), Constantinopla (381), Éfeso (431), Calcedonia (451), el Segundo de Constantinopla (553), el Segundo de Nicea (787), y muchos más que son demasiados para mencionar. ¿Qué sucedió en estos concilios? Wikipedia nos lo resume así:

En su Carta de Pascua en el año 367, Atanasio, Obispo de Alejandría, dio la lista exacta de los libros que acabarían convirtiéndose en el Nuevo Testamento, y usó la palabra “canonizados” (kanonizomena) para referirse a ellos. El Sínodo Africano de Hipona en el año 393 aprobó el Nuevo Testamento, el actual, junto con los libros de la Septuaginta, una decisión repetida por los Consejos de Cartago en los años 397 y 419.

Ahí lo tienes. Eso acaba con la idea de que fue “Jesucristo” quien creó la doctrina de la Iglesia.

La carta continúa: “…pero los Papas pueden decidir enfatizar diversos aspectos de esa doctrina. Y en este momento el Papa Francisco está clamando que no podemos ignorar a los marginados sociales [¿“marginados”? ¿cómo? ¿por quién?] que están convirtiéndose en objetos de nuestra cultura de usar-y-tirar”.

Piensa en los 50 años de “guerra contra la pobreza”. Piensa en todos los programas de subsidios del “bienestar” social que nos están arruinando. Piensa en todas las personas marginales subsidiadas, o en las madres solteras que reciben ayudas y que a pesar de eso, se están “convirtiendo en objetos de nuestra cultura de usar y tirar”. Y luego pregúntate en qué planeta vive el Papa Francisco (una pista: no es la Tierra).

¿Qué significa todo esto para los empresarios? “Para un empresario eso significa que necesitamos profundizar en nuestro entendimiento de que una empresa existe para mejorar la dignidad de la gente a la que afecta”. ¿A qué huele eso? Altruismo, altruismo y altruismo.

“Esa es la base de la doctrina social católica.” Ciertamente, lo es. [Y el arma secreta de tu enemigo]

 “Las empresas no pueden centrarse sólo en su beneficio financiero, e ignorar a la gente”. Puesto que todas las ganancias financieras las recibe la gente, lo que significa es que no debemos fijarnos en quiénes ganan esos beneficios, sino en quiénes no.

 “Despidos para salvar a una empresa son una cosa, pero despidos para aumentar el beneficio de los activos netos son otra.» Sí, es cierto: reducir pérdidas y aumentar ganancias son dos cosas diferentes. Esto último es lo que beneficia no sólo a quienes logran esos beneficios sobre el capital que han invertido, sino también a la economía del mundo entero, y principalmente a todos aquellos que si no fuera por eso quedarían «marginados». ¿Cuál es el destino de todos ellos en sociedades como las de Corea del Norte y Cuba, en las que no hay ningún aumento en inversión de capital…? Evaden la respuesta.

 «El capitalismo ha sido aceptado por la Iglesia como siendo superior a cualquier otro sistema económico, siempre y cuando se centre en servir a la gente.» Pero, de dos empresas, una centrada en beneficios y la otra en «servir» a los necesitados, es obvio cuál de ellas tendrá éxito y cuál fracasará. El capitalismo, por su propia naturaleza, es radicalmente incompatible con gastar recursos en cualquier cosa que no sean las actividades más rentables. Beneficio y sacrificio son opuestos.

La carta acaba diciendo: “Un capitalismo centrado exclusivamente en el dinero es deforme.» Lo que significa: «Un capitalismo centrado exclusivamente en la creación de valores es deforme.» Así que centrémonos también en la destrucción de valores.

Esa carta es una prueba elocuente de lo que escribió Ayn Rand en “Para el Nuevo Intelectual”:

«Capitalismo y altruismo son incompatibles; son opuestos filosóficos; no pueden coexistir ni en el mismo hombre ni en la misma sociedad. Hoy el conflicto ha alcanzado su clímax final. La alternativa es clara: o una nueva moralidad de interés propio racional, con sus consecuencias de libertad, justicia, progreso y la felicidad del hombre en la tierra –- o la moralidad primitiva del altruismo, con sus consecuencias de esclavitud, fuerza bruta, terror latente y piras de sacrificio.»

# # #

Publicado por Harry Binswanger en su Lista www.hbletter.com con el título «Know your enemy´s enabler» en julio de 2014. Traducido y publicado con permiso del autor.

# # #

0 0 votes
Article Rating
Suscríbete
Informarme de
guest
2 Comments
más votados
más recientes más antiguos
Inline Feedbacks
View all comments
Santiago
Santiago

¡Denle un honoris causa porque esta lumbrera decifró en un parrafo lo que era oculto y equívoco en la respetada realiadad!… aquí no la infiere la superstición popular, si no la historia, contrario a su excelentisimo escrito!!

juan manuel pineda moran
juan manuel pineda moran

La iglesia es una de las principales trincheras de los enemigos de la LIBERTAD.

Ayn Rand

Hay más de una forma de aceptar y de divulgar una teoría filosófica. El grupo más culpable de todos, el que más ha contribuido a la victoria del kantianismo, es el grupo que profesa despreciarlo: los científicos.

Glosario

Objetivismo por temas

La maldad del altruismo — por Ayn Rand

Objetivismo explicado en 2 minutos