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The Martian (Película)

En la película «The Martian»,  Mark Watney es un astronauta de la tercera de una serie de misiones tripuladas a Marte, donde es dado por muerto por sus compañeros durante una tormenta que obliga a su equipo a abandonar precipitadamente el planeta rojo. El personaje, interpretado por Matt Damon, se despierta herido, dándose cuenta de la ausencia de sus compañeros. El módulo donde vivían está diseñado para una estancia de sólo treinta días, y la próxima misión tripulada no llegará a Marte hasta dentro de cuatro años, con un aterrizaje (más bien llamémoslo un «amartizaje») previsto a más de tres mil kilómetros de donde él se encuentra.

Es entonces cuando Watney, después de curar sus heridas y reflexionar sobre su situación, se dice a sí mismo que no va a morir allí. Decide poner su mente a trabajar de inmediato, trazando un plan que le permita sobrevivir. La trama muestra cómo Watney aplica la razón y la creatividad a todo, desde cómo conseguir bebida y alimentos, a cómo contactar con la NASA, superando todo tipo de problemas.

Aquí no hay posibilidad de ayuda de terceros. No hay nadie a quien consultar, ni subsidios del gobierno que pedir, ni dioses a los que rezar. Eres tú y tu circunstancia. Es la relación pura y directa entre tu mente y la realidad.

Y es exclusivamente la eficiencia de la mente de Watney la que le permite sobrevivir en las precarias condiciones en las que se encuentra. Si lo dudas, ponte en su lugar y pregúntate: ¿Qué habría hecho yo? ¿Cómo saldría de esa situación?

La preparación mental de Watney es evidente – es lo que le permite mantenerse cuerdo – y él lo sabe. Él es perfectamente consciente de sus necesidades, incluso de sus necesidades psicológicas; a lo largo de la película se le ve manteniendo el buen humor en constantes salidas de tono, tanto consigo mismo como con sus compañeros lejanos (en la Tierra lo daban por muerto, pero finalmente consigue contacto con ellos).

La situación de Watney revela enfoques conflictivos en la base terrestre, donde algunos de sus colegas usan la razón y la lógica para tratar de resolver la situación, enfrentándose a la autoridad y el protocolo, mientras que otros caen en la sinrazón, poniendo en peligro la vida del astronauta. The Martian crea una serie de escenas que concretizan los principios que debe seguir el hombre para sobrevivir, los principios epistemológicos y morales que debe aplicar el hombre si quiere triunfar, vivir, y ser feliz, tanto en la Tierra como en el espacio.

El valor de esta película es haber sentido, junto con el protagonista, el imperativo vital de pensar, y de actuar en consecuencia. Es haber experimentado durante 150 minutos una muestra contundente de la disyuntiva básica que Ayn Rand tan brillantemente resume así:

Psicológicamente, la elección de “pensar o no” es la elección de “enfocar o no”. Existencialmente, la elección de “enfocar o no” es la elección de “ser consciente o no”. Metafísicamente, la elección de “ser consciente o no” es la elección entre vida o muerte.

Mark Watney eligió la vida, y su presentación final resume la actitud que, precisamente, le permitió poder hacer esa presentación final:

«Ahora escuchadme bien, porque esto puede salvaros la vida. Creedme, sé muy bien de lo que estoy hablando. . . En algún momento, todo te va a salir mal… todo va a dejar de funcionar; y vas a decir: se acabó. Me llegó la hora. Pues bien, puedes aceptarlo, o puedes ponerte a trabajar. Es sólo eso. Es cuestión de empezar. Haces los cálculos. Resuelves un problema… y luego vas y resuelves otro… y otro. Y si resuelves suficientes problemas, consigues volver a casa. Eso es todo. ¿Alguna pregunta?»

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Iván Mejía Pulido contribuyó a esta reseña original.

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Ayn Rand

*Juzgar* significa: evaluar un existente o una situación específica en referencia a un principio o criterio abstracto.

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