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Vitus (Película)

«Tenemos un verdadero niño prodigio», dicen los padres de Vitus.

Pero acaban dándose cuenta de que ellos realmente no tienen un niño prodigio: Vitus se tiene a sí mismo, y sólo vuela por su propio beneficio.

En su novela La Rebelión de Atlas (Parte 3, Capítulo VI), y en su ensayo Los Comprachicos, la novelista y filósofa Ayn Rand describe brillantemente la escena de un joven que ha sido intelectual y emocionalmente perjudicado por una educación moderna y progresista.

«Los hombres se estremecerían, pensó, si vieran a una madre pájaro arrancarle las plumas a las alas de sus crías, y sin embargo era eso lo que ellos hacían con sus hijos. Armado con nada más que frases sin sentido, este muchacho había sido arrojado a la lucha por la existencia, se había tambaleado y esforzado en un breve e inútil esfuerzo, había gritado en indignada y aturdida protesta, y había perecido en su primer intento de volar con sus destrozadas alas».

Vitus von Holzen, el personaje principal de la elocuente y brillante película VITUS, no es este muchacho. Es un muchacho que realmente vuela, literal y figurativamente, y que demuestra la plena capacidad de la mente y el espíritu humanos, así como los resultados de una educación racional.

Sus padres reconocen su genio de inmediato – un prodigio del piano a los seis años y un virtuoso de nivel mundial a los doce –, el genio de un muchacho serio y centrado que también ama la alegría. A Vitus le encanta el piano, su abuelo, jugar al ajedrez, invertir en acciones, pilotar un avión, y le encanta una combativa chica mayor que él, de 19 años, a quien audazmente corteja. La escuela le aburre y no parece necesitar amigos; su única satisfacción es hacer que los maestros parezcan unos pobres ineptos.

La película empieza con Vitus «robando» un avión – pero nos damos cuenta de que esto está ocurriendo realmente al final de la película. Le vemos cerrar la portezuela del reluciente mono-motor y rodando hacia el despegue mientras los adultos le persiguen. Le vemos dejar atrás la pista y alzarse volando hacia el cielo abierto.

Pero la trama central de la película se centra en el deseo de Vitus ser otra persona. ¿Y por qué demonios querría un ser humano con tanto talento ser otra persona? Porque está siendo bombardeado constantemente – por sus padres, sus maestros, sus mentores – con demandas altruistas; todos quieren que él actúe como ellos creen que debe actuar. La única excepción es su abuelo, dulce pero sabio, en quien Vitus encuentra un santuario privado y racional donde confiar durante las visitas que le hace a su casa.

El altruismo destruye la vida y la grandeza incluso antes de que pueda comenzar. El altruismo es la depravada doctrina de que el sacrificio debe ser considerado una virtud. Exige que los hombres sean iguales, y que los sacrificios sean a costa del bien y en beneficio del mal. En el caso de Vitus, el altruismo tiene por objeto convertirlo a él en dominio y propiedad de otros: martirizar su individualidad a favor de un público indigno. Las ambiciones de los demás es lo que quieren que él logre, y que viva para eso, para que ellos se sientan validados, ricos y felices.

Vitus parece sentir todo eso, pero no puede ponerlo en palabras, así que se retrae hasta el punto que su brillante talento y su impresionante inteligencia parecen de repente haberse esfumado. Se «encoge de hombros», exactamente de la misma forma que hacen los héroes de La Rebelión de Atlas, y retira su talento del mundo. Ya no es capaz de tocar ni siquiera las piezas más sencillas al piano, pierde una partida de ajedrez con su abuelo, y en la escuela se convierte en un simple alumno «promedio», todo eso para consternación y horror de sus padres, pero sin que su abuelo se inmute en lo más mínimo.

Pero cuando su abuelo empieza a tener problemas financieros, Vitus, de 12 años, secretamente vuelve a poner su brillante talento en acción y consigue invertir los últimos ahorros de su abuelo hasta convertirlos en poco tiempo en una riqueza considerable.

¿Por qué parar ahí? Vitus alquila unas oficinas y monta un negocio de inversiones altamente rentable (y recordemos que sólo tiene 12 años). Las preocupaciones financieras de su abuelo han terminado y ahora puede incluso comprarse un nuevo avión y lograr su sueño de ser piloto.

Y ahora, finalmente, nos damos cuenta de que Vitus realmente entendía la naturaleza y el origen del altruismo que estaba amenazando su vida, y que todo este tiempo se había mantenido firme con su intención de ser quien él es, en sus propios términos y condiciones. Cuando su abuelo se da cuenta del secreto que Vitus estaba ocultando, Vitus se ríe y dice:

«¡Lo más difícil de todo fue perder esa partida de ajedrez!»

Ayn Rand fue un paladín de la razón y del individualismo, un paladín brillante y sin igual. En sus escritos descubrimos los males que les son impuestos a niños de mentes tiernas, inquietas y maleables. Vemos cómo su facultad racional y su capacidad son atrofiadas y frustradas, y cómo se espera que ellos vivan su vida en la tierra sin ellas. Vemos cómo se les niega la privacidad y se viola su individualidad, y cómo se les dice que tienen que aceptar derechos y obligaciones que no han elegido. Ayn Rand me salvó la mente de estos males – y supongo que Vitus descubrió todo esto por sí mismo.

Vitus es una de mis películas favoritas de todos los tiempos por la sensación de alegría que me da al ver el valor, la sabiduría y el esplendor de la inteligencia de un niño que se libera de los grilletes de aquellos que quieren que les pertenezca. Sus padres acaban dándose cuenta de que ellos realmente no tienen un niño prodigio: Vitus se tiene a sí mismo, y sólo vuela por su propio beneficio.

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Ayn Rand

El problema de la producción, te dicen, ha sido resuelto y no merece más estudio ni atención; el único problema que queda para que tus “reflejos” lo resuelvan es ahora el problema de la distribución. ¿Quién resolvió el problema de la producción? La humanidad, responden. ¿Cuál fue la solución? Los bienes están aquí. ¿Cómo llegaron hasta aquí? De alguna forma. ¿Qué lo causó? Nada tiene causas.

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